Nov., 1996: revista TFP, Santiago de Chile
"Cuba comunista:
¡vergüenza de nuestro continente!"
A lo largo de la última década, Gonzalo Guimaraens -- miembro del directorio de la TFP uruguaya -- se especializó en asuntos político-sociales latinoamericanos, con énfasis en el problema de la Cuba castrista; así como también en el análisis de la influencia de los medios de comunicación en los acontecimientos mundiales.
En declaraciones concedidas a la prestigiosa revista Catolicismo, de Brasil, que aquí reproducimos, el entrevistado destaca que tuvo la incomparable oportunidad de profundizar esos y otros temas de la realidad internacional bajo la directa orientación del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, en innúmeras reuniones de análisis y en simposios, durante años.
Investigador asociado en el centro de estudios internacionales que la TFP brasileña posee en la ciudad de Säo Paulo, Brasil, Guimaraens es autor de numerosos estudios, artículos de prensa y monografías sobre el régimen comunista de Cuba. Es también consultor de diversas TFPs y de la organización Cubanos Desterrados, de Miami, sobre asuntos de su especialidad.
Por invitación de entidades de cubanos en el exilio, de los Estados Unidos, Gonzalo Guimaraens estuvo recientemente en Washington y Miami dictando conferencias y concediendo entrevistas a la prensa.
- ¿Cuál es el principal aspecto que debe ser focalizado en el tema de la Cuba castrista?
- Pienso que es la propia y escandalosa continuidad del régimen comunista de Cuba, en el seno de nuestro continente, que ya se prolonga por 37 años. ¡Son casi cuatro décadas! Es un hecho intolerable, que ocurre delante de la indiferencia y, a veces, hasta de la complicidad, de tantos dirigentes de Occidente.
En este mismo instante en que hablamos, 11 millones de cubanos, que son nuestros hermanos, gimen bajo el yugo de una de las más crueles tiranías comunistas de este siglo.
- ¿Podría definir, en una frase, el régimen comunista de Cuba?
- El Cardenal Ratzinger afirmó con toda propiedad que el comunismo es la vergüenza de nuestro tiempo. Yo definiría a Cuba comunista como la vergüenza de nuestro continente.
- ¿Cómo es la vida en la isla-presidio hoy en día?
- Es una vida -- más precisamente, una agonía -- marcada por el terror, por la miseria total y por la negación radical de los principios de la moral cristiana.
- ¿Puede dar ejemplos?
- Comencemos por el clima de terror. Para aplastar la más mínima manifestación de disidencia, el régimen comunista combina hábilmente la violencia física de la policía política y de grupos paramilitares, con sofisticados métodos de control y de presión psicológica. Conceptuados especialistas han mostrado que en Cuba existe la mayor máquina represiva del mundo.
- Es fácil percibir cómo el régimen comunista aplica la violencia física; ¿pero cómo ejerce el control psicológico?
- Entre los muchos instrumentos para ejercer aquello que los sociólogos denominan control social, están los tristemente célebres Comités de Defensa de la Revolución (CDRs).
Fíjese, esos comités controlan los movimientos y conductas de los habitantes de las ciudades manzana por manzana, cuadra por cuadra, edificio de apartamento por edificio de apartamento, etc. Una denuncia proveniente de esos Comités, aún cuando sea por una simple venganza personal y no por razones ideológicas, puede sellar la suerte de una persona. ¿Vd. ya imaginó lo que es vivir en esas condiciones? No es en vano que los CDRs fueron justamente calificados de "engendro satánico".
- ¿Ese control se ejerce también sobre los niños?
- ¡También, y muy especialmente! Porque en esa tierna edad las técnicas de condicionamiento y de control social son más fáciles de aplicar, y más rápidamente asimiladas.
Fue hecho un estudio en 15.000 niños cubanos, que en 1980 huyeron a los Estados Unidos junto con sus padres. El resultado fue pavoroso. Esos niños ya habían adquirido los reflejos de aquello que los psicólogos denominaron "disciplina del terror".
- Vd. mencionó la miseria...
- Sí, como la Historia reciente lo demostró, la miseria es un fruto necesario de todo régimen comunista; y Cuba no es una excepción. Esa miseria no es culpa del embargo comercial norteamericano, y sí del régimen comunista de Cuba, que desperdició la fabulosa suma de 50 mil millones de dólares de ayuda soviética. Es lo que denunció Mons. Alfredo Petit, obispo auxiliar de La Habana, en declaraciones reproducidas por el periódico Eco Católico, de Costa Rica.
- ¿Y qué podría decir sobre la desintegración moral de Cuba, a la que Vd. también se refirió?
- Casi cuarenta años de comunismo no pasaron en vano. El ateísmo militante y el permisivismo sexual de la llamada "moral comunista" han sido los dos pivotes de la destrucción moral de Cuba.
En la isla-cárcel, los elevados índices de prostitución, inclusive infantil, no tienen su raíz en la miseria, sino en ese permisivismo sexual que el comunismo fomenta. Recientemente, conversé con una señora chilena que acababa de visitar Cuba con su familia. Ella me contó horrorizada que en su presencia unas adolescentes casi niñas, que ejercían la prostitución, abordaron a su esposo -- un señor de avanzada edad -- para hacerle propuestas deshonestas.
- Sin embargo, se habla mucho de las "conquistas sociales" del régimen comunista en materia de educación y salud...
- Ese es un enorme mito, un enorme fraude, trompeteado persistentemente por ciertos medios de comunicación. Investigadores imparciales han demostrado cómo el régimen castrista es insuperable en la manipulación de los indicadores sociales y de las estadísticas económicas, obviamente con fines propagandísticos.
Lo verdadero es que la famosa educación cubana no es sino uno de los más eficaces instrumentos de adoctrinamiento comunista; y los llamados médicos de familia, como puede verificarse en los manuales de medicina cubana, están al servicio del Partido Comunista y del control de la población.
- En relación al tema de Cuba, ¿podría hacer un balance de la última reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA) efectuada en Panamá en junio pp.?
- La actitud de los cancilleres latinoamericanos, que en forma unánime criticaron a los Estados Unidos por causa de la ley Helms-Burton, y no dijeron siquiera media palabra de condena contra el dictatorial régimen de La Habana, pasará a la Historia como uno de los hechos de mayor parcialidad, y más escandalosos, en la política interamericana de este fin de siglo.
Similares conceptos pueden aplicarse a la declaración final de la 10a. reunión de los jefes de Estado del Grupo de Rio, efectuada en Cochabamba, Bolivia, en septiembre pp.
Que las izquierdas del continente continúen apoyando ciegamente al castrismo se explica, si bien que no se justifica. Lo que no se explica, y mucho menos se justifica, es el apoyo directo o indirecto, por acción u omisión, de gobiernos latinoamericanos al tirano Castro.
- ¿Qué mensaje enviaría Vd. a los empresarios que hacen negocios con el régimen de La Habana?
- Que consideren que todos los campos de la actividad humana deben estar regidos por principios morales, inclusive la tan importante actividad económica y comercial. Y que es inmoral obtener ventajas económicas a costa de 11 millones de hermanos esclavizados.
- Pero algunos de esos empresarios alegan que ese intercambio comercial contribuye para liberalizar al régimen...
- Ese argumento no corresponde con la realidad. La propia organización internacional Pax Christi demostró en reciente estudio que el comercio de las naciones libres con Cuba sólo ha contribuido para fortalecer el régimen comunista. Recuerde que de acuerdo con el Estatuto de Inversiones Extranjeras las empresas de otros países que se instalan en Cuba ni siquiera pueden pagar directamente los salarios a los obreros cubanos, debiendo hacerlo al gobierno comunista. Éste a su vez cobra en dólares y traspasa una ínfima parte a los obreros. Es propiamente un régimen de trabajo semi-esclavo.
- Vd. tuvo la oportunidad de participar en innumerables simposios y reuniones de estudio hechas por el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira sobre la realidad internacional, incluyendo la temática cubana.
- Sí, es verdad. Fueron tantos y tantos años de convivencia con ese Maestro con M mayúscula que fue el Dr. Plinio. Merecidamente célebre por su ciencia teológica, filosófica y sociológica, según expresión de una congregación vaticana.
El Dr. Plinio fundó una verdadera escuela de pensamiento y acción. Participar en esas reuniones fue una oportunidad para mí inmerecida, que recuerdo con enormes añoranzas. Guardo cuidadosamente en el alma esas enseñanzas y recuerdos como uno de los mayores tesoros. Y espero continuar haciéndolo, con la ayuda de la Santísima Virgen, durante toda mi vida.
- ¿Cómo sintetizaría la actitud del Dr. Plinio en relación al comunismo cubano?
- Como la de un intelectual y hombre de acción que, desde el primer momento de la revolución castrista, en 1959, denunció clarividentemente su carácter marxista, en contraste con las ilusiones y cegueras de muchos líderes mundiales.
El Dr. Plinio es sin lugar a dudas el intelectual católico de Occidente que más empeño puso -- a través de pronunciamientos en la prensa y de escritos -- en la lucha por la liberación de la otrora Perla de las Antillas. Tengo la certeza de que la Historia le reconocerá ese enorme mérito, entre tantos otros de su fructífera vida. Nunca, nunca, el Dr. Plinio dejó pasar una oportunidad siquiera para denunciar a la tiranía castrista.
Por ello, es ampliamente conocido y respetado entre los exiliados cubanos. Inclusive, fue durante décadas colaborador del conceptuado Diario Las Américas, de Miami, hasta su fallecimiento en octubre de 1995.