Bogotá, Abr. 21 (CubDest)- "La inmensa barbarie a la que fue sometida por la guerrilla la población de San Francisco" -un pueblo en el departamento de Antioquia, al este de Medellín- fue denunciada en enérgico mensaje por Monseñor Flavio Calle, obispo de Sonsón-Rionegro. En una operación conjunta de las FARC y del pro-castrista ELN, los guerrilleros expulsaron del pueblo a todos los habitantes y comenzaron a dinamitar y destruir casas y vías de acceso. Según fuentes citadas por la Agencia Católica de Informaciones (ACI), lo que más provocó el dolor y la indignación de la población fue el ensañamiento de los guerrilleros con el templo católico, donde colocaron dos bombas que destruyeron la mayor parte del edificio, las imágenes y el altar, llegando las explosiones a volar el Sagrario que guardaba el Santísimo Sacramento.

Monseñor Calle deploró la "violencia sacrílega" contra la Iglesia y criticó duramente la contradicción e incoherencia en que incurren las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) al "atentar con tanta violencia contra el pueblo que se dice defender".

Por su parte, el obispo Monseñor Héctor López -quien tiene jurisdicción en cuatro de los cinco municipios que el presidente Pastrana desmilitarizó y entregó a las FARC, en una estratégica región al sur del país- acaba de denunciar, en declaraciones para la revista Semana, que "las FARC se están adueñando de toda la región", que "en esta zona estamos pasando del despeje al despojo", que "la guerrilla está reclutando por la fuerza a niños mayores de 13 años, obliga a los campesinos a pagar impuestos y adiestra a la mayoría de la población, a la que lleva a sus campamentos y somete a rígidos entrenamientos militares".

También, varios sacerdotes de esa región, en entrevistas con medios locales, acusaron a las FARC de "imponer sus leyes y de explotar a la población".

El presidente Pastrana -quien acaba de mantener en República Dominicana una nueva entrevista con el dictador Fidel Castro, mentor de las guerrillas colombianas- insiste en que "la paz no se hará a cualquier costo y que por ningún motivo pondrá en riesgo la unidad nacional". Pero Monseñor López observa que "el gobierno ha cedido mucho sin que la guerrilla haya cedido un palmo"; y, cuestionando las intenciones de paz de las FARC, dice que éstas sólo buscan seguir ampliando su control territorial e imponer allí sus "leyes", con el objetivo de "despedazar el país".

Actualmente las FARC exigen del gobierno que les entregue también el control del municipio de Cartagena del Chaira, con lo cual la guerrilla quedaría con un dominio territorial que se extiende prácticamente desde las afueras de Bogotá hasta una zona cercana a las fronteras con Perú y Ecuador, en la selvas del sur del país.

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