Edición Internet del
24 de Febrero, 1999
Reunión
Interamericana de Obispos: y los Pastores fueron
al encuentro del Lobo...
Por Armando F. Valladares
El Granma, órgano del Partido
Comunista de Cuba (PCC), muestra sus perfiles en
torno de una mesa de reuniones, en el Palacio de
la Revolución, mientras oyen atentamente
palabras que les dirige un satisfecho dictador,
flanqueado por sonrientes acólitos.
Recién llegado de la Asamblea
del Poder Popular, el dictador cambió a toda
prisa su vestimenta verde oliva por un traje
oscuro para recibirlos. No dudaron en aceptar
unánimemente su convite, en estrechar su mano e
intercambiar sonrisas. No lo dudaron, a pesar de
la infame "Ley de Protección de la
Independencia Nacional" que acababa de ser
votada minutos antes, y que un corresponsal en La
Habana calificó de "portazo" a las
"ilusiones" de aquellos ingenuos que
aún creían en una liberalización del régimen
comunista.
Llegaron cuando ya era noche y se
retiraron cuatro horas después, envueltos en las
tinieblas habaneras, cuando éstas alcanzaban su
auge...
El marco no podría ser más
trágicamente adecuado. Los visitantes eran los 5
Cardenales y los 25 Arzobispos, Obispos y
Sacerdotes procedentes de América Latina,
Canadá y Estados Unidos, participantes de la
27a. Reunión Interamericana de Obispos. Entre
ellos, el Sr. Prefecto de la Congregación para
los Obispos y Presidente del Pontificio Consejo
para América Latina; el Cardenal de La Habana;
el Presidente del Celam; y los Presidentes de las
Conferencias Episcopales de Argentina, Brasil,
Canadá, Colombia, Estados Unidos, México y
República Dominicana.
Sus nombres importan aquí mucho
menos que su gesto: dichos Pastores, yendo esa
noche unánimemente al encuentro del Lobo y
extendiéndole sus manos, en momentos en que
éste acababa de dar uno de sus mayores zarpazos
represivos, dieron las espaldas al rebaño
indefenso... Dieron las espaldas al rebaño
indefenso, sí, pues pocas horas después de
haber dado sus manos al Lobo los Pastores
firmaban una declaración en la cual omitían
cualquier referencia, por más leve que fuese, al
terrible embargo interno que martiriza al pueblo
cubano y que, con la nueva legislación
represiva, torna aún más cruel el via crucis de
nuestros hermanos esclavizados. Al mismo tiempo,
alegando "espíritu de solidaridad"
cristiana, condenaban "las graves
consecuencias del embargo económico en
Cuba".
"Espíritu de
solidaridad"... ¿con quién? Tuvieron la
oportunidad de manifestar espíritu de
solidaridad" con el pueblo cubano,
condenando ese bloqueo interno, e hicieron
silencio. Tuvieron la oportunidad de al menos
mostrar distancia con el tirano, en momentos en
que éste acababa de proponer y votar la nueva
legislación persecutoria, mas aceptaron reunirse
durante largas horas con él y ser fotografiados
en su siniestra compañía. Tuvieron la
oportunidad de demostrar "espíritu de
solidaridad" para con las incontables
familias de desterrados que les enviaron
respetuosos mensajes -adhiriendo a mi carta
abierta a los altos Prelados, implorándoles que
quebraran el embargo interno (DIARIO LAS
AMÉRICAS, 31-enero-99)- e ignoraron glacialmente
estos llamados.
No en vano esas circunstancias
pasarán a la Historia de la Iglesia entre las
más dolorosas para los desdichados católicos de
la isla cárcel, en este final de siglo y de
milenio.
El Sr. Cardenal de La Habana fue
más lejos, mucho más lejos, según versión
trasmitida por la agenci, y publicada en el
DIARIO LAS AMÉRICAS del 18 de febrero.
En efecto, después de manifestar
una tímida "preocupación" con
"el juicio de quien interpreta" la
nueva Ley de Protección de la Independencia
Nacional -como si alguna duda cupiera de cuál
pueda ser ese "juicio", tratándose de
esbirros comunistas'-, el Purpurado llegó a
decir que "no cree que esa nueva
legislación tenga que ver con la Iglesia
católica". Y afirmó a continuación que,
para realizar su misión, la Iglesia cubana
"no se siente bloqueada
internamente"... Con lo cual, dígase de
pasada, parecía querer desmentir nuestra
reciente carta abierta a los participantes de la
Reunión Interamericana de Obispos - suscrita por
emotivos mensajes de incontables familias
desterradas- en la cual denunciábamos el bloqueo
interno contra el pueblo cubano.
Si el Sr. Cardenal alega no
sentirse "bloqueado" ante el gigantesco
aparato represivo del régimen comunista y ante
una legislación que penaliza hasta la más
mínima forma de discrepancia con éste, ¿no
será porque sus palabras, obras y... omisiones
en nada contrarían -ni teme que puedan llegar a
contrariar- al dictador y a su sistema
"intrínsecamente perverso"?
Estas reflexiones son de dolor,
sí; pero de ninguna manera de abatimiento,
desánimo o desesperanza. Es cierto que las
tinieblas continúan cubriendo con su pesado
manto a la isla cárcel. Pero, parafraseando
admirables palabras iniciales del Evangelio de
San Juan, es más cierto aún que la luz de la
verdad resplandecerá en medio de las tinieblas,
y prevalecerá sobre éstas pese a su esfuerzo
para opacar la luz... (cfr. S. Juan 1, 1)
Estas reflexiones son, pues,
fruto de la esperanza de quien tiene fe. Esperar
contra toda esperanza es la enseñanza perenne
del Apóstol San Pablo; y es uno de los sólidos
fundamentos para continuar, cada vez más, la
lucha publicitaria en favor de la libertad del
pueblo cubano. Así como existió y existe en las
mazmorras de la isla un presidio político
"plantado" -que jamás aceptó ni
aceptará vestir el indigno uniforme del preso
común- también existe y existirá un destierro
"plantado", que jamás acallará su
voz, que jamás transigirá con la dictadura
comunista, que jamás se dejará vencer por las
humanas desilusiones, seguro de que -día más,
día menos- la luz de la verdad y la libertad
prevalecerá finalmente en nuestra Patria.
Armando F. Valladares, poeta y ex
preso político cubano, fue embajador de los
Estados Unidos ante la Comisión de Derechos
Humanos de la ONU en las administraciones de los
presidentes Ronald Reagan y George Bush.
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