El montaje con las partes superiores de la portada del Diario Las Américas y del manifiesto publicado el domingo, fue digitalizado por el Dr. José P. Cruz Mesa, Coral Gables, FL
MÚSICA: Secuencia y arreglo musical del Dr. Walter Voigt, Miami, 1998

A lo largo de 1998 los cubanos amantes de la libertad, en la isla y en el exilio, presenciamos una inédita e indignante escalada procastrista, a nivel internacional, en los planos diplomático, político y financiero.

Ya en los primeros días de 1999 esa escalada irrumpe con arrogancia, colocando a la causa de la libertad de Cuba y, en particular, a incontables desterrados cubanos -voz de sus hermanos esclavizados que no tienen voz- ante la mayor encrucijada de su Historia:

¿Cerrar pusilánimemente nuestras bocas, tapar nuestros ojos y oídos, dejar caer los brazos y la pluma, cesar la lucha anticomunista, renegar, en fin, de nuestros más acendrados principios y abrir nuestros brazos al lobo rojo? ¿O, por el contrario, en 1999 multiplicar la denuncia anticastrista con redoblado vigor, decididos a enfrentar las incomprensiones, adversidades y hasta traiciones - por mayores que éstas sean- y dispuestos a no ceder un milímetro ante el implacable flagelo que asola a nuestra Patria?

Los abajo firmantes, desterrados cubanos esparcidos por el mundo, pero hermanados en torno del legítimo anhelo de libertad para nuestra Patria esclavizada, declaran:

1. Transcurridos cuarenta largos años de la nefasta revolución comunista en Cuba y pasado un año del histórico viaje de S.S. Juan Pablo II a la isla cárcel -que tantas expectativas de libertad despertara en millones de cubanos- presenciamos en los Estados Unidos, Canadá, Europa y América Latina una serie de iniciativas diplomáticas, políticas y financieras de público conocimiento que, directa o indirectamente, favorecen la prolongación del régimen comunista. Y contribuyen a preparar el terreno para que, en un eventual escenario post-Castro, sus secuaces hagan pasar de contrabando, rumbo al siglo XXI, los supuestos "logros" del socialismo cubano: por esta vía, se trataría de implantar una especie de castrismo sin Castro que prolongaría aún más la agonía de nuestro querido pueblo.

2. Un aspecto fundamental y decisivo para comprender la actual coyuntura cubana -y las artimañas comunistas intentando la supervivencia del régimen- es la fraudulenta política religiosa castrista, que tiene como objetivo hacer creer a la opinión pública mundial que los católicos cubanos ya no sufren persecución y que no siguen siendo atropellados en sus convicciones religiosas. Uno de los lances más recientes de esa fraudulenta coreografía fue la declaración del Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC), en diciembre pp., en la cual, contra todas las evidencias históricas, se afirma cínicamente que "la Revolución Cubana nunca se caracterizó por un espíritu antirreligioso". Declaración del PCC que fuera refutada con abundantes datos históricos por la Comisión de Estudios Por la Libertad de Cuba, en ensayo titulado "Cuba comunista y los católicos: ¡el PCC miente!" (Miami, Dic. 8, 1998), donde se concluía:

"La declaración del PCC insinúa que Cuba podría ser un laboratorio social en el cual germinase una sui generis convergencia comuno-católica, que haga realidad viejos sueños y utopías de teólogos de la liberación hoy aparentemente derrotados. (...) Se intentaría proyectar, desde los escombros de Cuba marxista, una supuesta alternativa comuno-cristiana rumbo al siglo XXI. En este contexto se explica el enorme interés demostrado por el dictador Castro en una eventual escala en la isla-cárcel del avión que conducirá a S.S. Juan Pablo II de retorno a Roma, procedente de México y Estados Unidos, en enero de 1999".

3. Al mismo tiempo que en cuanto fieles católicos, apostólicos, romanos proclamamos nuestra plena adhesión y veneración al Santo Padre y a la Sede de Pedro -en toda la extensión en que la doctrina de la Iglesia así lo pide- no podemos dejar de manifestar filialmente, como un imperativo de nuestras conciencias, nuestro profundo dolor y perplejidad ante el reciente mensaje papal de congratulación dirigido al tirano del Caribe, donde se alude al aniversario de la revolución cubana como siendo "la Fiesta nacional" de Cuba; mensaje que fuera ampliamente difundido en el mundo entero y, en particular, por la televisión, radios y diarios comunistas de la isla-cárcel (cfr. "Telegramma del Santo Padre al Presidente del Consiglio di Stato e del Governo di Cuba in occasione del riconoscimento ufficiale della Festivita' del Santo Natale e della Festa nazionale di Cuba", Vatican Information Service, Dic. 28, 1998).

4. ¿Cómo podríamos considerar como "Fiesta nacional" una trágica fecha que, al contrario de la liberación del pueblo cubano, marcó el comienzo de una larga opresión comunista de cuatro décadas, de miseria para el pueblo, de persecución y asfixia a los católicos, de exportación de la revolución a América Latina y África, en fin, de genocidio espiritual y material de una nación?

5. Deploramos la actitud de aquellos dirigentes occidentales que, a partir del viaje de S.S. Juan Pablo II a la isla, e interpretando de manera tendenciosa el llamado del Santo Padre para que el mundo se abra a Cuba, se apresuraron a abrir sus brazos al tirano, cerrándoselos al pueblo cubano, mientras el régimen comunista continúa impidiendo que Cuba se abra al mundo.

6. Denunciamos la pertinacia comunista manifestada el 1^o. de enero pp. por el dictador Castro, en discurso en Santiago de Cuba, afirmando que la revolución comunista "apenas comienza" e insistiendo en slogans del más deplorable significado como "socialismo o muerte", "patria o muerte", etc.

7. Este dramático conjunto de circunstancias, que hemos recorrido sumariamente, constituye en muchos aspectos el más grave de la Historia contemporánea de Cuba y del destierro. Y coloca en una ineludible encrucijada a los millones de cubanos que, dentro y fuera de la isla, se oponen al comunismo "intrínsecamente perverso", según certera expresión de S.S. Pio XI, de feliz memoria:

¿Cesar la resistencia doctrinaria anticomunista, cediendo ante la tiranía y abriendo los brazos al lobo rojo? ¿O por el contrario, durante 1999 redoblar la denuncia anticastrista con todo vigor, decididos a enfrentar las incomprensiones, adversidades y hasta traiciones - por mayores que éstas sean- dispuestos a nada ceder ante el implacable flagelo que asola a nuestra Patria?

Nuestra conciencia de fieles católicos y de cubanos nos lleva a rechazar hasta la más mínima forma de aceptación de la nefasta revolución cubana y el más mínimo acercamiento con el régimen, basados en la enseñanza tradicional de la Iglesia que condena al comunismo por ser "intrínsecamente perverso" y considera "inadmisible la colaboración con él en cualquier terreno" (Pío XI, Divini Redemptoris).

Nuestra conciencia de fieles católicos nos impulsa entonces, con fe y confianza en la Divina Providencia, a retomar con redoblado vigor, en este año de 1999, la cruzada publicitaria anticomunista.

Colocamos este firme e inquebrantable propósito a los pies de la Santísima Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba. Y pedimos a nuestra Madre celestial todo el auxilio espiritual para cumplir estas determinaciones con la misma convicción y fuerza de alma que tuvieron nuestros mártires católicos al morir en el "paredón" de fusilamiento proclamando "¡Viva Cristo Rey! ¡Abajo el comunismo!" Porque tenemos la certeza de que la sangre de esos mártires, y la de tantos millares de víctimas del comunismo cubano en nuestra Patria, en América Latina y África, no fue derramada en vano.

Martes 12 de enero de 1999, víspera de la

Conmemoración del Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo

Sergio F. de Paz Dr. Enrique J. Cantón

Coordinadores de la

Ing. Israel Moya Ing. Dennis Albaijes

Director y Subdirector del grupo