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Frutos amargos de 40 años de comunismo:
la destrucción espiritual, moral
y psicológica de un pueblo
Los frutos amargos del comunismo cubano, y la manipulación de la religiosidad popular por parte del régimen, como una válvula de escape para disminuir las tensiones sociales, son analizados en este capítulo del libro "Cuba comunista: vergüenza de nuestro tiempo", publicado poco antes de la visita papal; un texto que posee enorme actualidad, que todo cubano amante de la libertad debe leer, comentar y difundir
La implacable máquina de persecución montada por el régimen comunista --con sus aspectos jurídicos, políticos, policiales, etc.-- no podía dejar de producir frutos amargos a lo largo de 40 años de revolución. El resultado ha sido la quiebra espiritual, moral y psicológica de los desdichados habitantes de la isla-cárcel.
Es la realidad de un pueblo que está en una "gran soledad", según expresión de Mons. Boza Masvidal, y "se siente abandonado" en su dolor y su tragedia, de acuerdo con lo manifestado por el obispo de Holguín, Mons. Héctor Luis Lucas Peña, y por el secretario adjunto de la Conferencia Episcopal Cubana, P. José Félix Pérez Riera, durante un simposio de la entidad "Ayuda a la Iglesia que sufre", efectuado en Alemania en 1996.
Una realidad que pocos se atreven a denunciar
Una realidad sobre la cual pocos se atreven a mirar de frente y, menos aún, a denunciar. Una realidad cuya causa principal es el sistema comunista imperante en la isla, "intrínsecamente perverso". Una realidad cuyo mayor responsable es el dictador Fidel Castro, quien inclusive después de su entrevista con el Pontífice, en Roma-- continuó reiterando "su fidelidad a los principios marxistas-leninistas", tal como denunció el P. Bernardo Cervellera, director de la agencia vaticana "Fides", en cable desde La Habana, en marzo de 1997. Una realidad cuyo régimen, "en nombre de una dictadura, sólo ha producido fracasos económicos y humanos", según expresión del P. Cervellera en el citado artículo. Una realidad que, según diversos observadores, llevará años y años para ser subsanada --tal vez, generaciones-- después de la liberación de Cuba. Una realidad que llama a no dejarse llevar por excesivos y fáciles optimismos sobre el futuro inmediato de la isla-cárcel. Una realidad que clama al mundo por las aberrantes injusticias que contiene en su seno. Una realidad que lleva implícita una censura y un cuestionamiento a todos aquellos que en Occidente guardan silencio sobre esa "vergüenza de nuestro tiempo" y de nuestro continente...
Transcribiremos a continuación algunos autorizados testimonios que describen esos frutos amargos del comunismo cubano.
"Cultura de la muerte"
Mons. Eduardo Boza Masvidal --ex obispo auxiliar de La Habana, expulsado por el régimen comunista en 1961-- escribió un artículo donde narra aspectos del deterioro moral en la Cuba de hoy, fruto del régimen comunista. Entre otras constataciones, bajo el título "La cultura de la muerte en Cuba", el obispo exiliado afirma:
"La promiscuidad de adolescentes y jóvenes que promueve el gobierno les hace perder el sentido de moralidad y respeto mutuo. El aborto fue legalizado en 1965 y se practica ampliamente con todo el apoyo del gobierno. Un tercio de las muchachas jóvenes entre 15 y 19 años han tenido por lo menos un aborto". Más recientemente, un cable de EFE, desde La Habana, confirmaba ese panorama, atribuyendo "la alta prevalencia de los abortos" a "las crisis de las familias, los altos índices de divorcios, los padres que no se preocupan por los hijos", etc. De acuerdo con estimaciones del ministerio de Salud Pública, alrededor de un 60% de las operaciones ginecológicas corresponden a abortos, correspondiendo un tercio del total a adolescentes.
Mayor proporción de abortos del Hemisferio
Continúa el prelado cubano:
"En total, de cada diez bebitos por nacer, seis son abortados. Esta proporción es la mayor en el hemisferio y quizás sea la mayor en el mundo entero".
"Cuba tiene el menor número de nacimientos entre los países de América Latina. En vista de esto no hay que sorprenderse de que Cuba sea el primer país del mundo que utilizó el tejido cerebral de bebés abortados para hacer trasplantes a enfermos de 'Alzheimer'. Y actualmente decenas de pacientes extranjeros pagan miles de dólares al gobierno cubano para hacerse esos trasplantes".
Prostitución y suicidios
Mons. Boza Masvidal constata también que sólo en La Habana "se calcula que hay alrededor de 35.000 prostitutas", añadiendo que Cuba cuenta con otro triste privilegio: "el más alto nivel de suicidios en el hemisferio". Esta constatación es hoy reconocida por informes de los propios organismos gubernamentales. Es el caso, por ejemplo, de un estudio de la Dra. Teresita García Pérez, publicado en el Boletín del Instituto de Medicina Legal de La Habana, de marzo de 1995, donde se reconoce que la tasa de 22,5 por 100 mil habitantes es la más alta de América, siendo el doble de la del segundo país colocado en el triste ranking.
Todo ello, asevera el obispo, no es sino un "botón de muestra" de la "situación tan dramática que vive Cuba en muchos otros aspectos"; y cita el autorizado testimonio del P. Paul Marx OSB, conocido dirigente del movimiento Human Life International, que visitara la isla-cárcel en fecha reciente.
"Gran soledad" y "desesperación" de un pueblo
Mons. Boza lamenta que, delante de ese cuadro, el pueblo cubano esté en una "gran soledad" en su lucha "por la vida y la libertad". "Parece que es el único pueblo en nuestra América que no tiene derecho a ser libre", añade, manifestando que delante de ese abandono "es difícil entender a los presidentes latinoamericanos por la incoherencia entre lo que dicen y lo que hacen: hablan mucho de democracia y celebran reuniones para promoverla en todo el continente, y a la vez reciben con todos los honores al gobernante del régimen más opresivo y antidemocrático, lo apoyan en todo, lo aplauden estruendosamente cuando habla, y hasta le permiten que les dé consejos sobre cómo erradicar el hambre en el mundo, cuando él tiene a su pueblo sumido en niveles de hambre" y de "desesperación".
Pérdida de la "capacidad de pensar", "quiebra de valores morales" y sentimiento de abandono
"El pueblo cubano ha perdido su capacidad de pensar, capacidad que es la más propiamente humana", afirmaron por su parte el obispo de Holguín, Mons. Héctor Luis Lucas Peña, y el secretario adjunto de la Conferencia Episcopal Cubana, P. José Félix Pérez Riera, en el ya mencionado simposio de la entidad "Ayuda a la Iglesia que sufre", efectuado en Alemania.
Ambos eclesiásticos se refirieron también a "la quiebra del orden de los valores morales que daña el tejido de la misma vida familiar y social" de la isla-cárcel; lamentaron igualmente que "el pueblo cubano se siente abandonado y existe un abismo entre la realidad en que vive y la imagen que sus gobernantes quieren proyectar al mundo".
La alusión de los mencionados eclesiásticos cubanos a la disminución de la capacidad de pensar del pueblo cubano, indica la profundidad del deterioro de las mentes obtenido por el régimen comunista. En este sentido, ya en 1994 el periodista Glenn Albin, durante una visita a la isla-cárcel, había constatado que "la generalidad de la población ha sido reducida a una condición semejante a la de zoombies", y que "en las calles el pueblo parece insensible y mudo..."
"La mentira es totalmente normal"
A mediados de 1997, el Padre Costanzo Donegana --de la revista Mondo e Missione, órgano del Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras (PIME)-- viajó a Cuba para observar la realidad de la isla, antes del viaje papal. Posteriormente, publicó un amplio reportaje sobre lo que había visto y oído en la isla-cárcel.
Entre sus entrevistados, está un sacerdote residente en Cuba que hizo una profunda radiografía de la realidad espiritual y moral del cubano de hoy, de la cual transcribimos algunos trechos.
"En la gente, sobre todo en las generaciones mas jóvenes, ha penetrado la siguiente mentalidad: la mentira es totalmente normal, porque la han visto practicar en casa como un medio de sobrevivencia".
"Entre los jóvenes la alegría es algo desconocido"
"Preocupa constatar que entre los jóvenes de Cuba la alegría es algo desconocido. (...) La juventud ha vivido y vive en una sociedad privada de valores tradicionales. La cubanidad ya no existe más. El respeto por el prójimo es una utopía, porque el sistema está baseado en la intolerancia y en el rechazo de la diversidad. Los jóvenes son obligados a viver dentro de mecanismos que los llevan a la hipocresía, a la duplicidad".
"Todos roban en Cuba"
"De manera análoga, el robo se volvió usual al punto que podemos decir que todos lo practican en Cuba. (...) El gobierno no pone a disposición los bienes necesarios, y entonces la gente roba: en los hoteles, en los negocios para extranjeros, en los hospitales..."
"Una de las mayores pobrezas es el cansancio de las personas. Un cansancio existencial, sin ninguna perspectiva, sin ningún proyecto, sin ninguna claridad de horizontes. (...) Esto empobrece tremendamente, y genera una pasividad y una falta de creatividad enormes".
"Está en curso un extraordinario proceso de empobrecimiento del pueblo, un hecho mucho más profundo y dañino que el empobrecimiento económico".
"Estilo de vida que vulgariza", y lleva a la pérdida de la propia "conciencia del mal"
"Otro aspecto es la falta de espiritualidad, no sólo en el sentido religioso del término. Se trata de un estilo de vida que vulgariza al hombre".
"La situación económica es grave, pero lo es mucho más la situación moral, porque esa pérdida de valores morales y espirituales en general no es percibida por la gente, aún cuando a veces lo sienta. Me preocupan los jóvenes, porque asimilan esta mentalidad. Dado que no hay conciencia del mal, el mal se vuelve justamente la manera normal de comportarse. En esto consiste el empobrecimiento más profundo de nuestra sociedad, que provoca un achatamiento de la persona. Es muy difícil salir de él."
Revolución en las tendencias, la más profunda, la más destructiva
Esas afirmaciones del sacerdote entrevistado por el P. Donegana --haciendo referencia a un "estilo de vida" degradante para la persona humana-- revisten especial importancia.
En efecto, en materia de persecución religiosa los críticos del régimen comunista usualmente muestran la acción destructiva de la propaganda anticatólica declarada, de las leyes inicuas que la respaldan, y de la represión policial, todo lo cual posee indudable gravedad. Pero no consideran suficientemente ese plano a que hace referencia el sacerdote mencionado, que es la creación de un ambiente socio-psicológico en el cual se hace prácticamente imposible el cumplimiento de los Mandamientos de la Ley de Dios. Por esa vía, se provoca una asfixia espiritual de los católicos, preparando las condiciones inclusive para la pérdida de la fe.
Se trata de aquello que el eminente pensador católico brasileño Prof. Plinio Corrêa de Oliveira denomina "revolución en las tendencias", a través de la cual los revolucionarios tienen como objetivo obtener un desarreglo y una exacerbación de las inclinaciones desordenadas del alma humana.
Corrêa de Oliveira distingue tres niveles en todo proceso revolucionario: en las tendencias, en las ideas y en los hechos. Y muestra cómo el primero de ellos --que se opera en las tendencias-- es el más profundo, porque modifica las mentalidades, los modos de ser, las costumbres, etc., sin necesariamente tocar, en su inicio, en las ideas.
En una segunda etapa, el desarreglo de las tendencias profundas prepara al alma para aceptar las doctrinas revolucionarias; y en una tercera, las personas ya aceptan y colaboran en la transformación --por medios cruentos o incruentos-- de las instituciones, las leyes, etc., tanto en la esfera espiritual cuanto en la temporal.
Desde ese punto de vista, la Revolución que se verifica en la Cuba de hoy es mucho más terrible y abarcativa pues utiliza los enormes recursos del Estado totalitario, del Partido Comunista, de los centros de enseñanza, etc., para impulsar la revolución tendencial en cuanto mecanismo profundo de transformación espiritual de un pueblo.
El Profesor Corrêa de Oliveira explica que esos tres niveles del proceso revolucionario son, de algún modo, escalonados. Pero al mismo tiempo aclara que de tal modo dichos niveles se interpenetran en el tiempo, que ellos no pueden ser vistos como unidades cronológicas distintas, y no siempre se diferencian nítidamente unos de otros.
"Escuela, lugar de iniciación al amor libre", "con participación activa de profesores"
Veamos a continuación de qué manera el régimen empuja a los jóvenes cubanos --de manera sistemática-- a violar el 6o. Mandamiento (No pecarás contra la castidad) y el 9o. (No codiciarás la mujer de tu prójimo); con lo cual se opera una profunda deformación moral que contraría los principios de la familia cristiana, del matrimonio indisoluble, de la fidelidad conyugal, etc.
A ese respecto, el P. Donegana señala: "Varias personas me han confirmado el hecho de que la escuela es un lugar de iniciación al amor libre. Esto ocurre sobre todo durante la 'escuela del campo': a partir del séptimo grado (cerca de los 12 años) hasta el pre-universitario completo (duodécimo grado), cada año todos los alumnos son enviados a efectuar trabajos agrícolas por el período de un mes. Trabajan 8 horas por día, y en la noche ocurren las cosas más aberrantes: sexo libre como si fuese la cosa más natural del mundo. Y con la participación activa de los profesores".
Para aquilatar la dimensión de esta situación de corrupción institucionalizada, téngase en cuenta la denuncia hecha por la Junta Patriótica Cubana, de que durante 1996 alrededor de 430.000 estudiantes y profesores fueron enviados por el régimen a trabajar en la agricultura.
¿Puede extrañar que uno de los resultados "más significativos" de todo ello sea --según el reportaje de Mondo e Missione-- "la prostitución femenina y masculina a partir de los 12 años"?
¿Se justifican, delante de ese cuadro, fáciles optimismos?
Pese a lo anterior, algunos observadores de la realidad cubana han demostrado un excesivo optimismo en la interpretación de la vuelta de fieles a las iglesias, la multiplicación de los bautismos, etc., en los últimos años. "Los seminarios vuelven a poblarse, las iglesias están llenas, los bautismos se multiplican", exclama, exultante, Philippe Delaroche, enviado de Le Figaro Magazine.
Sin embargo, como hemos constatado --y como también veremos a continuación-- no todos comparten ese optimismo, el cual corresponde más bien a un "wishful thinking" que a la realidad de los hechos.
El desarraigo de la verdadera Religión en las almas de los cubanos fue obtenido sistemáticamente por el régimen comunista, a través de largas décadas de verdadero genocidio espiritual. Y ese proceso no ha ocurrido en vano.
El caso de Polonia post-comunista
Basta pensar en la profunda crisis espiritual y moral en que quedó sumida la otrora catolicísima Polonia --después de décadas de dominio comunista-- para no alentar expectativas ilusorias sobre la real situación de la sociedad cubana, aún cuando en materia de conversiones a la Religión católica pueda haber síntomas alentadores.
Es conocido el alto grado de permisivismo y degradación moral que afecta a la Polonia post-comunista, fruto del régimen marxista que asoló ese país. Lo que lleva a la mayoría de la población, que se dice católica, a aceptar costumbres y leyes que contradicen las enseñanzas de la Iglesia. Es lo que constatan los periodistas Marco Politi y Carl Bernstein, en biografía sobre S.S. Juan Pablo II, Su Santidad Juan Pablo II y la historia oculta de nuestro tiempo. En ese sentido, ellos comentan que el Pontífice --después de numerosos viajes y Misas multitudinarias-- dejó sentir su consternación ante una situación de disolución de las costumbres. Los referidos periodistas ponen el ejemplo de los debates en torno del aborto. "Sus amonestaciones (del Pontífice) no tuvieron efecto frente a la nueva Polonia, en donde la idea de libre elección en materia sexual ya estaba tan interiorizada que la mayor parte de la gente no veía contradicción alguna en llamarse católica (95%) y oponerse a la prohibición del aborto (65%). (...) Para el Papa, Polonia se había transformado de repente en un ejemplo de derrota".
Polonia "se descubrió profundamente laica después de la caída de la Cortina de Hierro", constata en el mismo sentido un periodista italiano.
Reconstrucción que podrá llevar varias generaciones
¿Cuánto tiempo, y cuántos sacrificios, llevará la reconstrucción moral y espiritual del país, a partir del momento de la liberación de nuestra Patria? Sin duda, cuando caiga el comunismo, comenzará una lucha --toda ella de carácter espiritual-- para la cristianización de Cuba: "Pienso que deberán pasar algunas generaciones antes de llegar a la superación de estos males morales y espirituales del pueblo, que se expresan en comportamientos como la simulación y la doble moral", afirma el ya citado sacerdote que fuera entrevistado por el P. Donegana, de Mondo e Missione. Nótese que él habla, nada más y nada menos, de varias generaciones...
Seminarios
Analicemos --como ejemplos característicos de un superficial optimismo sobre la realidad religiosa cubana-- las tres afirmaciones del enviado de Le Figaro Magazine en el párrafo que transcribimos en el penúltimo item.
Comencemos con la afirmación "los seminarios vuelven a poblarse".
El P. Chasco, misionero franciscano en Cuba, narra que en los primeros seis años de actividades apostólicas en Cuba, 132 jóvenes cubanos le manifestaron algún tipo de inquietud vocacional. Pero, constata a continuación de manera sensata y prudente, "la educación oficial del Estado cubano ha borrado casi del todo, la cultura religiosa, por lo que antes de admitirles a esos aspirantes, es absolutamente necesario un proceso de años de formación religiosa en la Fe y de formación vocacional". Obsérvese bien: el referido misionero prevé largos años de apostolado con esos jóvenes, antes mismo de ser admitidos como seminaristas franciscanos. No es algo, por lo tanto, que pueda darse de la noche a la mañana.
El P. Donegana, por su parte, constata que de hecho "las vocaciones religiosas son más numerosas", y existen reales casos de conversión. "Pero, aclara acto seguido, la perseverancia es pequeña. Entran muchos, sin embargo al final llegan en menor número que los sacerdotes diocesanos. Es difícil hacerle la propuesta vocacional explícita al joven cubano. "Los jóvenes se resisten a aceptar un compromiso por cualquier cosa seria debido a la crisis de la sociedad y de la familia, de las cuales son las mayores víctimas".
También, añade el mencionado sacerdote, "existe el peligro de que un joven busque la vocación sacerdotal y religiosa como una promoción social", "para alcanzar aquello que no tiene (posición social, respeto, instrucción y un relativo bienestar)".
Iglesias
Analicemos la segunda afirmación del enviado de Le Figaro Magazine: "Las iglesias están llenas".
En relación a este aspecto de la realidad religiosa cubana, es preciso considerar una vez más el testimonio aportado por el P. Donegana, quien afirma que de hecho "en los últimos diez años, los católicos habrían pasado del 2 al 12 por ciento de la población". Sin embargo, él reconoce a continuación que en la Iglesia cubana se dio a esa cifra una interpretación excesivamente optimista: "En un primer momento se pensó que hubiese sonado la hora del gran triunfo, del gran cambio. Después se dieron cuenta que no era así, que se encontraban frente a un crecimiento muy significativo para la Iglesia, pero limitado a un porcentaje reducido de la población".
Tampoco se puede olvidar el hecho de que en la población cubana "la mayoría, educada durante treinta años en un ateísmo total, no sabe quién es Dios y mucho menos quién es el Papa", añade el citado sacerdote.
Además, como el periodista de Le Figaro Magazine reconoce en su reportaje, las creencias de muchos católicos están "mezcladas con supersticiones vudús" y "animistas", incompatibles con los principios de la verdadera Religión.
En ese sentido, una enviada del diario La Segunda --citando informaciones recogidas en la isla-- sostiene que el "70% de los isleños practican la santería". La "santería" es la denominación con que se denomina a la religión yoruba, nacida en el África negra y traída a Cuba y a otros países del continente por esclavos. En Brasil se la conoce como "candomblé", y en Haití como "vudú". Para aquilatar la difusión de la "santería" en Cuba, debe tenerse en cuenta algo que el profesor universitario nigeriano Wanda Abímbola, especialista en dicha religión pagana, afirma: "Cuba es la segunda patria yoruba".
Ya en 1986, los obispos católicos de Cuba habían constatado --en el documento final del ENEC-- "un resurgimiento de las supersticiones y de las religiones de corte animista", las cuales "no entrañan grandes compromisos morales ni sociales"; y "cuyas referencias cristianas, cuando las hay, son superficiales". En una palabra, añadían los obispos, se trata de una forma de "neo-paganismo", que en particular arrastra a "alto número de jóvenes".
Es decir, son religiones sin principios --"sin compromisos morales"-- que de ninguna manera representan una oposición o resistencia a las ideas comunistas, como las que provienen de la sana doctrina católica (por tanto, que no esté contaminada por errores como los de la "teología de la liberación" condenada por la Santa Sede).
La confusión espiritual, el error y hasta la blasfemia en que están sumergidas esas religiones sincretistas y neopaganas, queda en evidencia en la siguiente constatación de enviados a La Habana del diario madrileño El País: la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, "en las religiones afro-cubanas se sincretiza con Ochún, 'orisha' (deidad) que simboliza la femineidad, la coquetería y la sexualidad".
Al comentar la proximidad del viaje papal, el mencionado artículo da un dramático ejemplo de la confusión espiritual que ha tomado cuenta de incontables cubanos: "Para muchos, el Pontífice será un símbolo de fe y religión, pero sin duda la Patrona de Cuba seguirá siendo para ellos Ochún, la diosa mulata de la sensualidad".
El propio periodista de Le Figaro Magazine, cuyas afirmaciones estamos analizando, aporta otro lamentable ejemplo de "sincretismo" religioso: "En la figura de San Lázaro, los santeros festejan a Babalu Ayé, el dios de los leprosos".
Religiosidad "neo-pagana", incentivada por el régimen
No puede extrañar entonces que el propio régimen incentive ese tipo de religiosidad "neo-pagana" --que no perjudica su estabilidad-- a la manera de una válvula de escape para las tensiones sociales. De pasada, contribuye a crear una confusión religiosa que sin lugar a dudas perjudica la expansión de la verdadera Religión.
"Lo más perturbador es que la santería no sólo es tolerada, sino incentivada. Son numerosos los funcionarios del gobierno que ostentan brazaletes y collares que son insignias de su pertenencia al culto yoruba", constata un enviado de la revista Le Point, en artículo "Cuba: Le retour des sorciers", quien añade que "esa rehabilitación ha sido inspirada por las más altas instancias del régimen".
"Hay ocasiones en las que pareciera haberse sustituído el ateísmo de Estado por la santería cubana como religión oficial", declara por su parte el Cardenal de La Habana, Mons. Jaime Ortega.
Se afirma inclusive que el propio dictador Castro se ha mostrado simpatizante de la "santería".
"La religión como solución"...
La religión como una "solución" del gobierno comunista para disminuir las tensiones sociales, es uno de los temas abordados por la enviada a La Habana de Le Monde Diplomatique, Janette Habel, que escribe a ese propósito: "En la concepción de los dirigentes, el incentivo de la religiosidad puede permitir la canalización de las tensiones sociales. 'Voy a ver un babalao para que me cambie la vida', canta el grupo 'Palmas y Cañas' en la televisión. Ante las frustraciones y el sentimiento de inseguridad provocados por la crisis, 'la religión puede ser vista como una salida válida', concluye un artículo de la revista del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC)" (cfr. HABEL, Janette, "Miser sur l'Église pour sauver la révolution cubaine?", subtítulo "La religion comme solution", Le Monde Diplomatique, Febr. 22, 1997).
De esa noticia --que se basa en afirmaciones de una revista del Partido Comunista-- se desprende una vez más la constatación a que ya nos hemos referido: ese tipo de religiosidad impregnada de neo-paganismo no incomoda para nada al régimen, pues no se ejerce "contra la existencia y fines del Estado socialista" (art. 62 de la Constitución); más aún, lo favorece en la medida en que sirve como válvula de escape para las presiones sociales.
Mons. Emilio Aranguren Echeverría, secretario de la Conferencia Episcopal Cubana, observó por su parte que, en la actual coyuntura, el régimen ve el factor religioso como un elemento "tranquilizante": "También las dificultades materiales, sobre todo en estos últimos años, han empujado las autoridades a conceder una mayor libertad en materia de religión, considerándola un elemento 'tranquilizante' en medio de las penurias y las dificultades".
Bautismos
"Los bautismos se multiplican", fue el tercer y último elemento resaltado por el periodista de Le Figaro Magazine, para justificar su visión optimista de la realidad religiosa cubana.
De hecho, según el Anuario Pontificio, el número de bautismos pasó de 27.410 en 1986 para 70.081 en 1995. Cifra esperanzadora, por cierto. Pero testimonios recogidos por el P. Donegana muestran una "diversidad de motivaciones que impelen a las personas a acercarse a la Iglesia", y que llaman también a la cautela en materia de interpretaciones.
Así, en el caso de los bautismos, están aquellos que lo hacen por un sincero movimiento de conversión. Pero también "hay quien lo hace por conveniencia, en el momento en que se va del país, pensando que un certificado de bautismo pueda servir como certificado de buena conducta frente a las autoridades norteamericanas". "Otros piden para bautizarse, porque la santería, un culto afro-cubano, lo exige para sus adeptos", etc.
Ejemplo heroico y admirable: católicos anticomunistas que han resistido presiones inimaginables
Hemos visto el estado de postración espiritual y moral en que el comunismo ha dejado al pueblo cubano.
Hemos visto los beneficios que el régimen viene obteniendo con aquellos tipos de práctica religiosa que no cuestionan los fundamentos de la sociedad comunista.
Hemos visto también --al transcribir artículo del ex preso político Armando Valladares, y al dedicar capítulos específicos sobre la persecución contra los católicos-- diversos aspectos de la fraudulenta "política religiosa" castrista; así como actitudes lamentables de eclesiásticos de la isla que han asumido posiciones colaboracionistas en relación al gobierno comunista.
En ese panorama, nos ha faltado decir una palabra sobre aquellos fieles católicos que en Cuba, en nombre de la fe, han permanecido anticomunistas; y se han resistido a aceptar cualquier tipo de entendimiento con Castro.
Fieles católicos que respetuosamente discuerdan de las autoridades eclesiásticas, en la medida en que éstas se han manifestado dispuestas a colaborar con el dictador.
Fieles católicos cuya adhesión a la doctrina tradicional de la Iglesia --que condena la colaboración con el comunismo-- es heroica y admirable; tal vez, tan digna de admiración cuanto la de aquellos jóvenes católicos que en el inicio de la Revolución murieron fusilados gritando "¡Viva Cristo Rey! ¡Abajo el comunismo!".
Fieles católicos cuya actitud de resistencia al comunismo, y al mismo tiempo de fidelidad a la Iglesia en medio de esa sociedad radicalmente anticristiana, constituye una de las páginas más edificantes de la historia contemporánea de la Iglesia iberoamericana y cubana.
Fieles católicos cuyo número es difícil de estimar, pero cuya existencia e influencia en la vida de la Iglesia cubana ha sido constatada por observadores extranjeros.
Fieles católicos a los cuales el enviado de Mondo e Missione se refiere, señalando que son "cristianos de tradición que lucharon y sufrieron", perseverando en medio de tantas dificultades; católicos que temen que el régimen pueda "manipular a su favor" el viaje de S.S. Juan Pablo II a Cuba, "tornando así inútiles sus sufrimientos, y deshonrando los valores por los cuales ellos han dado la vida"; católicos "que han tenido que vivir toda su existencia bajo el régimen comunista y ahora manifiestan el temor de que, en el diálogo, 'el otro' (Castro) hable, y la Iglesia sólo deba limitarse a escuchar".
A la existencia de esos heroicos católicos cubanos ya se refirió Cubanos Desterrados en 1990, en un libro sobre el proceso de acercamiento comuno-católico en la isla-cárcel. En capítulo titulado "En la isla-prisión, los fieles católicos resisten a la capitulación de sus Pastores", la obra menciona testimonios de enviados de la revista Il Regno al Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC), en 1986, que consignan la desconfianza de las bases católicas tanto ante resoluciones colaboracionistas en relación al régimen de dicho Encuentro, cuanto a la actitud de "mano extendida" de los comunistas; de Mons. Meurice, Arzobispo de Santiago de Cuba, que lamenta: "Nos consideraban una Iglesia de mártires y ahora algunos dicen que somos una Iglesia de traidores"; del propio documento final del ENEC, que constata "desconfianza" e "incomprensiones" de fieles católicos hacia esa política del Episcopado (Nos. 164 y 168); del P. Charentenay S.J., que en 1988 constató en la isla "la oposición total compartida por una buena parte de los católicos cubanos" a las referidas actitudes de acercamiento con el régimen, impulsado por sus Pastores; etc. (cfr. "¿Hasta cuándo las Américas tolerarán al dictador Castro, el implacable stalinista?-- Dos décadas de progresivo acercamiento comuno-católico en la isla-presidio del Caribe", Miami, Jun., 1990, Parte III, Cap. 9).
Óptica exageradamente optimista que subestima la gravedad de la tragedia causada por el comunismo
En los países occidentales, existen algunos sectores de opinión naturalmente tendientes a ver el problema comunista en general --y el cubano en particular-- desde una óptica que podría caracterizarse como "optimista". Para la formación de dicha mentalidad pueden haber contribuido las condiciones de existencia estables, del punto de vista político y económico, de los respectivos países donde viven esas personas. Dicha mentalidad induce frecuentemente a subestimar la gravedad de las tragedias causadas por el comunismo en tantos países, a buscar instintivamente atenuantes para los responsables por tales tragedias, etc. Simétricamente, las personas influenciadas por esta mentalidad "optimista" suelen ser severas en relación a quienes, con realismo, señalan esas tragedias e indican sus causas. Así, consideran a los analistas realistas como críticos "negativistas" y exagerados.
A esos "optimistas", el presente análisis puede parecerles imbuido de un espíritu "negativista".
No extraña esa eventual objeción pues, por lo demás, no es nueva. En efecto, ella ha sido dirigida hacia aquellos pensadores, escritores y periodistas occidentales que durante las últimas décadas se empeñaron en hacer un análisis serio, objetivo y descarnado de la realidad de los países que otrora estuvieron detrás del Telón de Acero, así como de la realidad hoy imperante en la isla-presidio.
En los días presentes, esa crítica sobre el supuesto "negativismo" de los referidos estudios anticomunistas ha perdido su razón de ser. En efecto, la realidad del mundo comunista ya no es más ocultable, y deja al descubierto, sin velos, el inmenso panorama de injusticia, miseria y sangre de los países que vivieron o todavía viven bajo el yugo marxista. Sin duda, el ocultamiento de esa situación, durante décadas, constituye uno de los mayores escándalos jamás registrados por la Historia. En efecto, la realidad que hoy salta a la vista supera en dramaticidad a la más osada de las apreciaciones denominadas por algunos como "negativistas".
Así, los propios hechos han demostrado que, por un lado, los supuestos "negativistas" tenían razón; y que, por otro, quienes criticaban y critican a esos "negativistas", posiblemente estén influenciados por un optimismo cándido.
La hora no es, entonces, para una rectificación o examen de conciencia de los "negativistas", sino de aquellos que, dejándose llevar por una exagerada candidez, de hecho han venido haciendo más pesada la tarea de proteger al mundo contra la terrible ofensiva --sea psicológica, política o militar-- del comunismo.
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(Sergio F. de Paz et alii., "Cuba comunista, 1997: ‘Vergüenza de nuestro tiempo’ y de nuestro continente—Dramáticos aspectos de la isla-cárcel del Caribe, en vísperas de la visita papal", Miami, 8 de septiembre de 1998, Fiesta de la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, 136 pp.).
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