Apuntes de Destaque Internacional.
29 de noviembre de 2015. Responsable: Javier González. Este texto puede
difundirse libremente.
Macri, Dilma y política externa
1. Las declaraciones del presidente electo de Argentina,
Mauricio Macri, sobre la falta de libertades
fundamentales en Venezuela, y sobre la necesidad de una actitud firme del
Mercosur con relación al régimen venezolano, cayeron mal en la presidenta
brasileña Dilma Rousseff;
en el ministerio de Relaciones Exteriores, Itamaraty;
y en una especie de canciller paralelo de Dilma, el
ideólogo procastrista y asesor presidencial para asuntos internacionales, Marco
Aurelio García.
2. En efecto, aún cuando la Sra. Rousseff
no haya sido mencionada en las declaraciones de Macri,
sus palabras dejaron en evidencia, por contraste, el silencio sistemático de la
presidenta y de la diplomacia brasileña sobre el drama venezolano.
3. El asesinato de un dirigente opositor venezolano,
durante reciente manifestación contra el gobierno de izquierda, a pocos días de
las elecciones parlamentarias, fue un nuevo elemento de presión sobre el
insustentable silencio gubernamental brasileño. Dilma
se vio obligada a enviar a Marco Aurelio García a Caracas, llevando una carta
al presidente Maduro, en la cual manifiesta su preocupación por el clima de
violencia antes de las elecciones y pide garantías electorales.
4. Otra causa de malestar de la presidenta Dilma con el mandatario electo Macri
es su anunciada disposición de que Argentina y el Mercosur se acerquen a sus
naturales aliados, Europa y Estados Unidos, y se distancien de Irán, de China y
de los gobiernos izquierdistas de la región.
5. A la anterior constatación sobre la
vulnerabilidad de la política externa pro-izquierdista del gobierno brasileño
se suma otra vulnerabilidad, de carácter interno: la presidenta está
prácticamente paralizada por los escándalos de corrupción que continúan
haciéndose públicos día tras día. Esos hechos de corrupción salpican
especialmente a la propia gobernante y a las
izquierdas brasileñas; pero también afectan a las izquierdas
latinoamericanas y al mito de incorruptibilidad con el cual subieron al poder
en varios países de la región.
6. En este momento, el presidente electo argentino tiene
en sus manos la posibilidad de influir para un cambio de rumbos en la política
externa no solamente de Argentina, sino de América latina entera. Las
elecciones venezolanas del 6 de diciembre; la cumbre del Mercosur, que se
realizará en Asunción del Paraguay el 21 de diciembre; y la violación institucional
de los derechos humanos en Cuba, serán tres pruebas decisivos
para ver si ese cambio de rumbos se consolida o se desvanece.
7. El público latinoamericano debería acompañar el
desarrollo de la nueva política externa argentina con un adecuado espíritu
crítico y con una gran cautela. El análisis realista debe prevalecer sobre
exagerados optimismos y pesimismos, ambos paralizantes. Al final, no se sabe a
ciencia cierta cuál es la autenticidad anti-izquierdista del presidente electo
Mauricio Macri, un líder diseñado en laboratorios
argentinos de marketing. El espíritu crítico y saludablemente desconfiado del
público es un requisito indispensable para ir analizando la consistencia del
presidente electo argentino. Lo mismo podría decirse sobre algunos líderes
políticos que están despuntando en varios países latinoamericanos, presentados
como centristas y hasta como nuevos derechistas.