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Cuba:
The Shepherd gives his life for the Wolves
Cuba: el Pastor da la vida por los Lobos
Por Armando F. Valladares.
Miami, domingo 14 de junio de 2015.
El cardenal Jaime Lucas
Ortega y Alamino, a lo largo de sus 34 años al frente de la arquidiócesis de La
Habana, se ha transformado en uno de los mayores y más indispensables defensores
del régimen comunista. El 5 de junio pp., el cardenal Ortega, en entrevista a
la emisora española Cadena Ser, afirmó que “en Cuba no quedan presos políticos”
y que los indultados por ocasión de la visita de Benedicto XVI a la isla-cárcel,
en 2012, ya eran simples “presos comunes” (Diario de Cuba, Jun. 07, 2015).
Las declaraciones
cardenalicias causaron consternación en los opositores cubanos. El ex preso
político Ciro Alexis Casanova Pérez, que fue considerado “prisionero de
conciencia” por Amnistía Internacional, declaró con indignación que esa
afirmación del cardenal Ortega sobre la supuesta inexistencia de presos
políticos en Cuba “es una total mentira”, y lo incriminó por dedicarse a
“apoyar la dictadura de los hermanos Castro” (Diario de Cuba, Jun. 11, 2015).
Desde Cuba, el periodista
independiente Mario Félix Lleonart señaló: “Raya en lo enigmático cómo alguien
en la posición de este hombre se preste a aseverar algo que nadie cree en lo
absoluto, y que no le ha hecho ningún favor, ni a la Iglesia que representa, ni
a sí mismo. Es obvio que tan desatinada declaración echa por tierra toda la
doctrina social de la Iglesia que está llamado a respaldar y a practicar” (14 y
Medio, Jun. 12, 2015).
El ex preso político
Daniel Ferrer, quien fuera declarado prisionero de conciencia por Amnistía
Internacional, lamentó desde la isla: “Negar que en Cuba haya presos políticos
es mentir cínicamente y un seguidor de Aquel que murió crucificado por salvar a
la humanidad y defender a los humildes, discriminados y perseguidos, no debería
comportarse de tal forma. El cardenal Ortega no resulta ser un ‘Buen
Samaritano’ (S. Lucas 10, 25) cuando niega la existencia de presos políticos,
cuando no condena abiertamente las flagrantes violaciones a los derechos
fundamentales de los cubanos, incluyendo los derechos de los católicos, y
cuando minimiza conscientemente la importancia de la labor de quienes luchan
con amor por la libertad, la justicia y el bienestar de la nación” (Religión en
Revolución, Jun. 2015).
Una integrante del
movimiento Damas de Blanco, Ada María López Canino, quien el domingo 7 de junio
pp. fue agredida y lesionada en La Habana por turbas castristas, declaró:
“Yo le pregunto al cardenal por qué (para citar dos ejemplos) Ángel
Santiesteban está cumpliendo una larga condena, y por qué Danilo Maldonado está
como preso político encarcelado. Yo quiero saber, si no son presos políticos,
¿qué son? Las Damas de Blanco marchamos pidiendo la liberación de los presos
políticos en Cuba. Y esas fotos que nosotras presentamos, ¿de dónde las sacamos
si no son las fotos de los presos políticos que están en las mazmorras
castristas? ¿Qué pretende decir, que nosotras mentimos? Que me perdone, pero es
un mentiroso, debiera llamarse Raúl Castro, no Cardenal Ortega” (Cubanet, Jun.
10, 2015).
Por su parte, la Comisión
Cubana de Derechos Humanos dijo que las declaraciones del Cardenal no tienen
que ver con la realidad del país. "Ahora mismo, hay más de 50 presos
políticos" (Radio Martí, Jun. 08, 2015).
En realidad, es difícil
saber el número de presos políticos en Cuba, porque el régimen constantemente
detiene y condena a opositores muchas veces incriminándolos por delitos comunes,
para ocultar que se trata de persecuciones políticas. Según la filosofía
totalitaria del régimen y de acuerdo con las disposiciones de la Constitución y
el Código Penal sobre las libertades de religión y de expresión, éstas
solamente se toleran en la medida en que no se opongan a la ideología comunista.
Se trata entonces de una isla-presidio cuyos 12 millones de habitantes podrían
ser considerados como “prisioneros de conciencia”, subyugados por un implacable
torniquete jurídico-político-policial.
Recientes
“excarcelaciones” de presos políticos de la isla están siendo amplificadas por
grandes medios de comunicación, y por altos líderes políticos y religiosos como
actos de liberalización del régimen. Sin embargo, los opositores ya han hecho
notar que en el lenguaje “jurídico” cubano términos eufemísticos como “excarcelación”
y “licencia extrapenal” significan “libertades condicionales”, cosméticas, que en
la actual coyuntura sirven para facilitar las negociaciones con el presidente
Obama y para no desacreditar al mentor de esas negociaciones, el pontífice
Francisco. Algunos recientes “excarcelados” están siendo amenazados por los
órganos de seguridad de que en cualquier momento pueden volver a la prisión
para continuar pagando por sus “crímenes” contra el Estado comunista. A otros
“excarcelados” se les ha retenido toda la documentación, y quedan en una
especie de limbo jurídico, como parias dentro de la sociedad comunista (La
Vanguardia – Europa Press, Enero 09, 2015).
En realidad, todos esos
fraudes y farsas castristas son conocidos por las embajadas en La Habana y por
las cancillerías del mundo entero, especialmente por la secretaría de Estado de
los Estados Unidos y por la secretaría de Estado del Vaticano. El mismo botox
publicitario que ahora el régimen aplica nuevamente por ocasión de las
negociaciones con los Estados Unidos, y en función de la próxima visita del
pontífice Francisco, ya había sido aplicado en vísperas de las visitas papales
de Juan Pablo II y de Benedicto XVI. No obstante, se mantiene un misterioso
silencio sobre esas farsas del régimen cubano. Y el cardenal Ortega continuó y
continúa, como si nada ocurriera, como Pastor del desdichado rebaño católico
cubano.
Tal vez nunca antes en la
Historia tantos dirigentes mundiales convergieron para salvar del naufragio a
una dictadura, como es el caso del régimen castrista. Los cubanos dentro y
fuera de la isla que dedicamos nuestras vidas a luchar, en el plano de la ideas,
por la libertad y dignidad de Cuba, estamos dispuestos a continuar desenmascarando
las maniobras de la dictadura castrista y analizando públicamente las actitudes
de sus altos protectores, esperando contra toda esperanza (Epístola a los
Romanos, 4-18 y 19).
En el caso del cardenal
Ortega, por su larga trayectoria de décadas de actitudes procastristas, estamos
ante un Pastor dispuesto a dar su vida por los propios Lobos, y no por el
rebaño a él encomendado, que se encuentra indefenso, huérfano y desamparado.
Es preciso decirlo: todo
este drama cubano, de casi seis inimaginables décadas de injusticia, miseria
comunista y sangre, se desarrolla ante la Indiferencia, con I mayúscula, de
buena parte de la opinión pública mundial, así como ante la pertinaz y
enigmática Colaboración, con C mayúscula, de considerable número de dirigentes
y élites del mundo entero.
Que el buen Dios, al que en
este momento recurro clamando por Justicia, ayude al indefenso, huérfano,
desamparado, maltratado y diezmado rebaño cubano y remueva la Indiferencia
mundial hacia ese drama inimaginable.
Armando Valladares,
escritor, pintor y poeta, pasó 22 años en las cárceles políticas de Cuba. Es
autor del best-seller "Contra toda esperanza", donde narra el horror
de las prisiones castristas. Fue embajador de los Estados Unidos ante la
Comisión de Derechos Humanos de la ONU bajo las administraciones Reagan y Bush.
Recibió la Medalla Presidencial del Ciudadano y el Superior Award del
Departamento de Estado. Ha escrito numerosos artículos sobre la colaboración
eclesiástica con el comunismo cubano y sobre la "ostpolitik" vaticana
hacia Cuba.
Puede
leerse el más reciente de esos artículos, en español y en inglés, en los
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