Apuntes de Destaque Internacional.  Domingo 12 de abril de 2015. Responsable: Javier González. E-mail: destaque2016@gmail.com (opiniones, pedidos de suscripción y remoción, sugerencias, etc.)

Panamá – Cuba: cumbre de la vergüenza y del absurdo

En el momento mismo de su “coronación”, el déspota cubano Raúl Castro dejó escapar, en las entrelíneas, que su imperio ideológico no consigue esconder los pies de barro

1.

El 10 y el 11 de abril pp. se realizó en Panamá la 7ª Cumbre de las Américas, con la participación de 35 presidentes y jefes de Estado. Esa reunión de mandatarios pasará a la Historia como una cumbre de la vergüenza y del absurdo, en la cual se ensalzó publicitariamente al régimen comunista de Cuba y a su actual dictador y se dio las espaldas a 11 millones de cubanos que en la isla-cárcel continúan sufriendo opresión y miseria. Tampoco se dijo una palabra sobre el drama del pueblo venezolano, que agoniza bajo el yugo de un gobierno pro-cubano.

2.

Es preciso reconocer con dolor que difícilmente se habría llegado tan lejos, en materia de procastrismo, sin la luz verde dada por el pontífice Francisco al acercamiento diplomático de Obama con Castro (cf. Armando Valladares, “Eje” Obama-Francisco: Cuba, prestidigitación y confusión”, 04 de enero de 2015; en el referido artículo, el ex preso político cubano afirma que “es sumamente doloroso decirlo, pero la bota con la cual Castro continúa aplastando a los cubanos de la isla, tiene ahora un altísimo aval”; y que “lamentablemente, con relación a Cuba y América latina, dichos, hechos y gestos de Francisco van favoreciendo la opresión del pueblo cubano y la izquierdización del continente; bajo los referidos aspectos, estaríamos en presencia de un pontificado marcado por la confusión y hasta por el caos, con preocupantes consecuencias para el futuro político, social y cristiano de las Américas”).

3.

Cubanos desterrados y opositores venezolanos se hicieron presentes en Panamá, y manifestaron su justa indignación. María Corina Machado, dirigente opositora venezolana, calificó la actitud de los mandatarios de “cruel indiferencia” ante el sufrimiento de cubanos y venezolanos.

4.

María Werlau, cubana desterrada, profesora de la Universidad de Miami, en el evento “La otra cara de la moneda” realizado en ciudad de Panamá, fue categórica: “Tristemente, esta cumbre sirve de inverosímil espectáculo para que la dictadura cubana no sólo goce de total impunidad sino que, lo que es peor, sea ensalzada mientras desparrama su venenosa hegemonía por la región”. Werlau calificó de “colosal vergüenza” que los mandatarios de las Américas se hayan prestado para que “se corone al dictador cubano” y que “quien le ponga la corona” sea el presidente Obama, cuyo país, los Estados Unidos, “hasta hace poco fue principal defensor de la libertad”.

5.

El régimen cubano llegó a trasladar a Panamá a miembros de las Brigadas de Respuesta Rápida, quienes agredieron a opositores cubanos. En uno de los videos difundidos por el periódico “El Nuevo Herald”, se ve al coronel cubano Alexis Frutos Weeden agrediendo a exiliados cubanos en una plaza en la ciudad de Panamá. Según informó “El Nuevo Herald”, Frutos Weeden es un alto oficial de la inteligencia de Cuba que dirigió por décadas operaciones de espionaje en distintos países de América Latina y que hoy día probablemente es el hombre más influyente que el régimen cubano tiene en Venezuela, dijeron ex oficiales, hoy exiliados, que lo conocieron de cerca.

6.

El dictador Raúl Castro, en su discurso de “coronación” que duró 40 afrentosos minutos, a pesar de que el límite para cada mandatario era de 8 minutos, hizo hincapié en reafirmar su meta de “perfeccionar el socialismo” y “consolidar los logros” de la nefasta revolución comunista.

7.

Sintomáticamente, el dictador Castro, en la misma frase en la cual reconoció  “la contribución” regional de la presidenta del Brasil Dilma Roussef a la causa revolucionaria, incluyó una alusión a “la ofensiva contra diversos gobiernos izquierdistas de la región” que se estaría desarrollando en este momento. Con ello, pareció dejar claro cuánto preocupa al régimen comunista no solamente el desastre político y económico de los gobiernos procastristas de Venezuela y Argentina, sino especialmente la fragilidad del modelo populista del gigantesco Brasil, que enfrenta fuertes descontentos populares. De esa manera, en el momento mismo de su “coronación”, el déspota cubano dejó escapar, aún cuando haya sido más en las entrelíneas que en las líneas, que su imperio ideológico, incluyendo a sus principales aliados, por detrás de las apariencias publicitarias, no consigue esconder los pies de barro.

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