1. En las próximas elecciones estadounidenses está en juego, como talvez nunca antes, no solamente la victoria de un candidato y de un partido, sino el propio liderazgo internacional de los Estados Unidos en las Américas y el mundo. La política externa de ese país llegó a una encrucijada, a partir de la cual se podrá caminar en la dirección del reerguimiento de la influencia internacional de los Estados Unidos, o del agravamiento de una decadencia que los enemigos de la libertad tanto desean.

2. El 08 de octubre pp., el candidato republicano Mitt Romney, en discurso en el célebre Instituto Militar de Virginia (IMV), intitulado "La responsabilidad del liderazgo", criticó la "estrategia de pasividad" de la política externa estadounidense durante el gobierno Obama, y el consecuente desdibujamiento del liderazgo de su país. El candidato republicano hizo un llamado a que los Estados Unidos dejen de quedar "a merced de los acontecimientos internacionales" y retomen su vocación de "influenciar la propia Historia".

3. Romney, en su alocución en el Instituto Militar de Virginia, después de alertar contra el reaparecimiento del espíritu derrotista en su país, advirtió que "si los Estados Unidos no recuperan su liderazgo internacional, ese espacio podrá ser ocupado por otras potencias que talvez no defiendan nuestros valores, y el mundo podrá quedar más tenebroso, para nuestros aliados y para nosotros mismos".

4. Del dicho al hecho puede llegar a existir bastante trecho. Y no sabemos en qué medida el candidato Romney pondrá en práctica lo que predica, en el caso de que gane las elecciones presidenciales. Hecha esa salvedad indispensable, debe reconocerse que el diagnóstico del candidato republicano sobre la enfermedad que aqueja a la política externa estadounidense es objetivo, y que también el remedio es adecuado.

5. Del punto de vista sudamericano, y de la causa de la libertad en la región, es de vida o muerte que los Estados Unidos puedan revertir el proceso de debilitamiento de su influencia internacional; y que superen el paralizante complejo de culpa que las izquierdas dentro y fuera de los Estados Unidos contribuyeron a crearle, por el cual sus representantes diplomáticos parecen avergonzarse de asumir un claro liderazgo en favor de la libertad. Como ya se dijo en editoriales anteriores, por la gravitación natural que continúan teniendo los Estados Unidos en el continente, el propio futuro político de América latina en buena medida depende de los resultados de las próximas elecciones presidenciales estadounidenses.

6. Con una victoria de Obama, y la consecuente continuidad de la erosión del liderazgo estadounidense, los viejos y nuevos populismos se podrán sentir con las manos más libres para continuar degradando el estado de Derecho en varios países de la región, como Venezuela, Ecuador, Bolivia y Argentina, al tiempo que mantienen a flote al vergonzoso régimen cubano. Es preocupante el hecho de que en América latina neopopulistas autóctonos, extremistas iraníes e imperialistas chinos se están sintiendo con las fauces libres, como lobos en el gallinero, favorecidos por la inercia y hasta la connivencia de la diplomacia estadounidense. Un ejemplo reciente de esa connivencia es el apoyo irrestricto que el presidente Obama dio a la política "kerenskiana" del presidente Santos, de Colombia, hacia los sanguinarios narco-guerrilleros colombianos, con un "diálogo" que pasará a desarrollarse nada menos que en La Habana, la propia cueva de los lobos castristas.

7. Ya se comentó también, en editorial anterior, el peso decisivo que el voto hispano puede tener en el resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses. Recientes pesquisas de opinión han confirmado que el Estado de la Florida, con un alto contingente de votantes de origen hispano, especialmente cubano, puede ser una vez más decisivo en el resultado nacional, tal como lo fue en varias elecciones anteriores. En ese sentido, es fundamental el papel histórico de los cubanoamericanos para continuar dando a conocer entre los votantes de origen hispano el drama y el desastre de la experiencia comunista en Cuba; y para cobrar a los candidatos presidenciales medidas diplomáticas eficaces contra las viejas y nuevas izquierdas continentales.

8. Es de desear que en las próximas elecciones presidenciales prime la lucidez en el electorado americano y que prevalezca, en la hora del voto, la comprensión de que el tema de la política externa estadounidense y del reerguimiento de la influencia internacional de esa nación es de fundamental importancia para la causa de la libertad, no solamente en América latina, en el Medio Oriente y en el Lejano Oriente, sino en los propios Estados Unidos.

9. Dos editoriales recientes sobre el tema:

http://www.cubdest.org/1206/c1209eeuucu.html

http://www.cubdest.org/1206/c1209eeuucue.html

http://www.cubdest.org/1206/c1209eeuucu02.html

http://www.cubdest.org/1206/c1209eeuucue02.html