Destaque Internacional - Año XIII - No. 320 - Madrid - San José de Costa Rica - Santiago de Chile, 14 de febrero de 2011 - Artículo de Armando F. Valladares
La Habana: El fantasma de Honecker y los resucitadores
De las ruinas de la revolución, y desde sectores eclesiásticos, una vez más se trata de resucitar los supuestos logros del sistema comunista cubano, como si de un árbol intrínseca y satánicamente malo, pudiesen brotar frutos buenos.
Por Armando F. Valladares
En La Habana, un fantasma de mal agüero merodea los centros neurálgicos del poder, y causa preocupación en el dictador. Unos dicen que es el fantasma del egipcio dictador Mubarak, recientemente depuesto; otros sospechan que sea el del rumano dictador comunista Ceaucescu, derribado y condenado a muerte en 1989. Pero fuentes de mi absoluta confianza, que vieron al fantasma con sus propios ojos, me han dicho que más se parece a Eric Honecker, el último dictador comunista de Alemania Oriental, que también cayó en 1989, junto con el infame Muro de Berlin.
Parece que el dictador de Cuba está realmente preocupado, porque sus aparatos de seguridad poseen una maquiavélica experiencia de medio siglo en reprimir y aplastar personas de carne y hueso, pero se muestran impotentes para lidiar con fantasmas.
Reunido con sus secuaces en los antros más tenebrosos, el dictador cubano decidió pedir ayuda a sus más eficaces aliados desde hace décadas, porque son especialistas en la represión espiritual y en el control de las almas que se oponen al comunismo. Quién sabe si a ellos se les podría ocurrir alguna idea para reprimir y ahuyentar de la isla al fantasma de Honecker.
El Pastor-Carcelero, como invariablemente lo ha hecho, se dispuso a prestar la solicitada ayuda junto con sus colaboradores. Pero le pareció más prudente canalizar su colaboración con mano de gato. De esa manera, hizo publicar el artículo "La urgencia de un nuevo pacto social" en la revista "Espacio laical", del Consejo Arquidiocesano de Laicos de La Habana. La agencia católica Zenit, de Roma, reprodujo y difundió ese texto.
Sin citar directamente al fantasma que ronda a La Habana, el artículo constata un peligroso "proceso de fractura" en la sociedad comunista que podrá llevar "en poco tiempo", según se encarga de advertir, a una "pérdida de la gobernabilidad" y a un "escenario muy difícil" para la dictadura castrista. O sea, en otras palabras, se prevé una debacle del régimen si no se hace algo con urgencia. El artículo, de la manera más servil en relación al régimen, acusa como primeros responsables de la actual situación de Cuba no al Partido Comunista, que está en la raíz de los males de Cuba, sino a "sectores" de cubanos que discrepan de la dictadura, a quienes reprocha su "incapacidad enorme" para reconocer la "legitimidad" del régimen y se niegan a "dialogar" con el dictador. Finalmente, el artículo lanza como solución un "nuevo pacto social" que actúe como galvanizador y resucitador del régimen agonizante.
Fuentes de mi confianza también me informaron que el viernes 11 de febrero estaba en La Habana, participando en reuniones sigilosas con eclesiásticos de la isla, el arzobispo de Miami, monseñor Thomas Wenski, miembro del comité de política internacional de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, un conocido defensor del "diálogo" con el régimen comunista.
De las ruinas de la revolución, y desde sectores eclesiásticos, una vez más se trata de resucitar los supuestos logros del sistema comunista cubano, como si de un árbol malo, intrínseca y satánicamente malo, pudiesen brotar frutos buenos.
Que la Providencia ilumine a los cubanos de la isla y del destierro para resistir con la fuerza de las ideas y de la fe a las maniobras del dictador, de los pastores-carceleros y de los resucitadores de plantón.
Armando Valladares, escritor, pintor y poeta. Pasó 22 años en las cárceles políticas de Cuba. Es autor del best-seller "Contra toda esperanza", donde narra el horror de las prisiones castristas. Fue embajador de los Estados Unidos ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU bajo las administraciones Reagan y Bush. Recibió la Medalla Presidencial del Ciudadano y el Superior Award del Departamento de Estado.