Destaque Internacional - Informes de Coyuntura - Año XIII - No. 316 - Madrid - San José de Costa Rica - Santiago de Chile, 10 de enero de 2011 - Responsable: Javier González.
Escándalo internacional: ex presos cubanos, del "infierno" castrista al "limbo" español
Ni siquiera el cardenal Ortega, arzobispo de La Habana, que visitó silenciosamente Madrid para tener reuniones con la canciller Jiménez, convocó a los cubanos desterrados para hablar con ellos, y no se sabe si al menos rezó una cuenta de su Rosario con la intención de sacarlos del limbo jurídico en que se encuentran
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Poco o nada se conoce en América Latina y en los Estados Unidos sobre drama que sufre en España el grupo de ex presos políticos cubanos que hace exactos seis meses, el 13 de julio de 2010, llegó al destierro, en el país ibérico, después de su expulsión de la isla.2.
Salir del infierno castrista ya fue casi un milagro. Y los santos de ese milagro no fueron precisamente los integrantes de la troika régimen cubano - gobierno español - Episcopado cubano, que negociaron la expulsión, sino esos héroes que resistieron en las cárceles castristas a las mayores torturas y privaciones, lo que obligó al régimen a enviarlos al destierro. Esos héroes, del fondo de las cárceles cubanas, proclamaron: es preferible morir a ser rojos. A lo que el régimen respondió: entonces, cuanto más lejos, mejor.Pero llegando a Madrid la pesadilla no terminó. Por obra y desgracia del gobierno socialista del primer ministro José Luis González Zapatero, los cubanos desterrados fueron atrapados en un limbo jurídico y psicológico articulado por el entonces canciller Miguel Angel Moratinos, y mantenido por la actual canciller Trinidad Jiménez.
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Moratinos les negó una entrevista insistentemente pedida desde la llegada del grupo, y esa negativa continuó por parte de la ministra Jiménez. Moratinos y Jiménez, abogados del régimen de La Habana ante sus pares de la Unión Europea, están negando a los ex presos cubanos el merecido estatus de refugiados políticos.4.
Ni siquiera el cardenal Jaime Lucas Ortega y Alamino, que visitó de manera silenciosa y casi secreta Madrid, para tener reuniones reservadas con la canciller Jiménez y con el ex canciller Moratinos, los convocó para hablar con ellos; y no se sabe si al menos rezó una cuenta de su Rosario con la intención de sacarlos del limbo en que se encuentran."El cardenal Ortega bien pudo sostener un encuentro con los cubanos deterrados, que mayoritariamente profesamos la fe cristiana, y así conocer de primera mano la situación por la que estamos atravesando. ¿No tuvo tiempo disponible para ello o se habrá olvidado de atender y hablar con sus ovejas?", lamentó el ex preso y periodista Julio César Gálvez.
5.
El referido opositor, que llegó al destierro en Madrid el día 13 de julio de 2010, aprovechó a advertir que "los anunciados cambios del régimen son pura fachada"; que en estos momentos "el aumento de la represión y el terror se intensifica contra los opositores en Cuba"; que "el tiempo continúa pasando, los acuerdos van quedando a medias y la gran ganadora podrá ser la dictadura castrista, si continúa recibiendo la ayuda del gobierno de España y de la Iglesia cubana". Gálvez agradeció al pueblo español por la solidaridad que demuestra en relación a ellos, en contraste con la saña y discriminación de las autoridades socialistas.6.
Los amantes de la libertad en América Latina, Estados Unidos, Europa y muy especialmente en España tienen la obligación moral de redoblar esfuerzos para ayudar a esos ex presos políticos que llegaron a suelo español, pero también a tantos otros héroes cubanos que dentro y fuera de Cuba luchan pacíficamente, con la fuerza de la verdad, para que Cuba se sacuda de la dictadura comunista.Editorial relacionado:
Cuba: Lobos, Caperucitos y Piedritas
http://tinyurl.com/CubanosDesterrados
http://www.cubdest.org/1012/c1011disids.html(Generaciones recientes de ex presos políticos cubanos tienen la vocación de ser nuevos Davids dispuestos a denunciar, de manera invariablemente objetiva, aquello que Lobos, Caperucitos y Pastores colaboracionistas quieren ocultar).