El próximo 29 de noviembre se realizará en el Uruguay el balotaje que escogerá al nuevo Presidente de ese país. El 25 de octubre, en la primera vuelta, el Frente Amplio (FA), una coalición de izquierda, obtuvo casi un 48% de los votos, lo que le permitió obtener una estrecha mayoría en el Parlamento, pero no alcanzó la mayoría absoluta que le hubiese permitido elegir al nuevo Presidente. Del punto de vista cuantitativo, ello significó un pequeño retroceso con relación a los resultados de las elecciones nacionales de 2004, en las cuales el Frente Amplio ganó en la primera vuelta. Pero del punto de vista simbólico y publicitario, que la izquierda siempre se vanaglorió de manejar con maestría, de la pérdida de la mística, de la disminución de la militancia frentista de la juventud, y también del punto de vista psicológico, el retroceso fue cualitativamente considerable.

El Frente Amplio tampoco obtuvo la mayoría absoluta del electorado para derogar la Ley de Caducidad, que extinguió juicios por violaciones de derechos humanos durante el régimen militar, y que había sido aprobada en un plebiscito hace algunos años atrás.

Durante la celebración de la victoria de la primera vuelta, las caras largas del candidato presidencial, el ex guerrillero tupamaro Sr. José "Pepe" Mujica, y de su compañero de fórmula, el economista Dr. Danilo Astori, revelaban que esa victoria no dejaba de tener cierto sabor amargo.

Para no reconocer que sus ojos voluntaristas avanzaron más rápido que sus propias piernas, y que el electorado de izquierda, en el caso de la Ley de Caducidad, escogió una opción más moderada y sensata, el Sr. Mujica calificó esa decisión de sus propios seguidores como "misteriosa". En realidad, es verdad que el Sr. Mujica obtuvo la mayor votación entre los candidatos presidenciales, pero sus propias bases no quisieron acompañarlo en la reapertura de heridas ideológicas y políticas, con consecuencias desestabilizadoras imprevisibles, si se hubiera derogado la referida Ley de Caducidad.

Especial sabor amargo para el candidato presidencial del Frente trajo el hecho de que el analista de la encuestadora Cifra, Luis Eduardo González desató el entusiasmo entre los simpatizantes del Frente cuando afirmó en el Canal 12 de televisión que el oficialismo estaba cerca del 50% de los votos y que, por lo tanto, podría evitar una segunda vuelta. Sus simpatizantes dieron rienda suelta a la alegría. El festejo estalló. No obstante, poco después, ese festejo inicial comenzó a dar lugar a las caras largas.

La recta final de las elecciones presidenciales concluye con el balotaje del próximo 29 de noviembre. Pero es bueno recordar que la recta inicial se produjo en el último congreso nacional del Frente Amplio, realizado en diciembre de 2008. Es importante recapitular lo ocurrido en este comienzo, porque ello constituye una clave para entender lo que está pasando en el interior de las izquierdas uruguayas, en materia de métodos políticos totalitarios, y lo que podrá ocurrir durante un eventual nuevo gobierno de izquierda encabezado por el ex tupamaro Sr. José Mujica.

Según mostraron los periodistas Esteban Valenti y Carlos Santiago, respectivamente, director y miembro de la redacción de la revista Bitácora, que reúne a intelectuales y periodistas independientes de izquierda, en diciembre de 2008, la elección del Sr. Mujica como precandidato presidencial fue fruto de una articulación de los sectores mas duros y radicales, nucleados en torno de una alianza tupamaro-comunista, en desmedro del Dr. Astori, un economista más moderado.

Esa elección del Sr. Mujica tuvo sabor de "golpe interno", aún cuando los mencionados periodistas no lleguen a usar esa expresión, y sí usen, como se verá a continuación, "ajuste de cuentas" . En su artículo, Valenti dice que, en los 37 años de existencia del Frente, nunca había presenciado un tal "clima de ajuste de cuentas" de una mayoría de delegados tupamaros-comunistas contra una minoría de representantes moderados e independientes, al punto de que "no se dejó a la minoría ni siquiera pasar un aviso". El director de Bitácora resalta que nunca vio un congreso del Frente en el que "la minoría fuera tratada de esa manera" y que, contra ella, se aplicó "el funcionamiento de los aparatos de manera opresiva".

En el extenso análisis, cuya lectura se recomienda (ver link abajo), Valenti demuestra que esa mayoría de delegados que escogió a Mujica en realidad representa a una minoría sumamente articulada, la cual, aprovechando la falta de organización de moderados e independientes de izquierda, montó un "plan político meticulosamente armado, ejecutado con gran inteligencia y tenacidad". A través de diversas maniobras internas, que Valenti describe como formando parte de ese "plan" de espíritu totalitario, se consiguió que en las "discusiones previas al congreso", en las que "se eligieron los 2.642 delegados, a lo sumo participaran 8 mil personas". Fue entonces una minoría organizada que consiguió la mayoría de los representantes al congreso del Frente.

Por "primera vez en la historia del FA se ha aplastado a las minorías en un congreso y se ha privilegiado el propio e inocultable proyecto de hegemonía del MPP (ex tupamaros) aliado al Partido Comunista".

En su artículo, el periodista Valenti pregunta con preocupación: "¿Hacia dónde nos lleva un Frente y por lo tanto una visión del país y de la sociedad, vista desde los aparatos, desde 'la barra'?" Y concluye crudamente: "Si el Frente Amplio y el país quedan prisioneros de esa 'barra' estamos muy, pero muy jorobados", y ese es "precisamente, el gran problema, un país gobernado por 'barras'".

A propósito del mismo congreso, el columnista de Bitácora, Carlos Santiago, también frenteamplista, hizo un análisis complementario al de Valenti, igualmente importante, que por falta de espacio no comentamos como merece, pero cuya lectura recomendamos (ver link abajo). Santiago señala con desagrado la existencia en el interior del Frente Amplio, de una intolerancia "ideológica" de lo que califica como "grupos de 'iluminados'", representados por el ala tupamara-comunista, quienes vivirían en un mundo de "irrealidad", movidos por "valores ideológicos desligados" no solamente de la realidad, sino del sentir de la mayoría de los uruguayos y hasta de buena parte de los propios frenteamplistas.

Los análisis de Valenti y Santiago hablan por sí solos. En el caso de que gane el candidato Mujica, el país podrá quedar a merced de esas "barras" de "iluminados" de extracción tupamaro-comunista, que viven, es verdad, en la "irrealidad", pero que a pesar de ello, o tal vez, inclusive por ello, poseen un enorme poder de destrucción de la sociedad.

Las agencias internacionales han informado en estos días sobre el hallazgo en Montevideo de un arsenal de cerca de 700 armas, y se especula que pueda estar relacionado con grupos de izquierda. Ello ha despertado la lógica preocupación de muchos. No obstante, es del caso preguntar si el poder destructor de las "barras" de "iluminados" tupamaros-comunistas, del punto de vista político, social, mental y psicológico, no será por lo menos un millón de veces mayor y más preocupante que el estrago que puedan hacer 700 armas físicas. Sin duda, la destrucción psicológica y moral es, en muchos aspectos, peor y más profunda que la eliminación física.

En junio de 2009, antes de las elecciones internas de los Partidos uruguayos para escoger a los candidatos presidenciales, en nuestro editorial "Frente Amplio, elecciones presidenciales y 'mujiquización'", afirmábamos, y hoy reiteramos, que es difícil creer que el "caosfacético" fenómeno Mujica sea meramente espontáneo. Tal vez sea un producto estudiado en "laboratorios psicosociales" de las nuevas izquierdas, con el objetivo de impulsar en el Uruguay un proceso mental de "desconstrucción" colectiva de una nación, una inédita neorrevolución.

Delante de todo lo anterior, es de preguntarse si el resultado electoral del balotaje del 29 de noviembre, y el propio futuro del Uruguay, no estarán hoy, en buena medida, en manos de las izquierdas moderadas e independientes, un grupo decisivo que fue literalmente humillado, pisoteado y hasta torturado psicológicamente en el último congreso del Frente Amplio mediante un "golpe interno" mujiquista-tupamaro-comunista.

¿Quién podría asegurar que los mismos que dieron ese "golpe interno" psicológico en sus propios compañeros, no harán lo mismo con un país entero?

Link del artículo de Esteban Valenti:

http://www.bitacora.com.uy/noticia_2003_1.html

Link del artículo de Carlos Santiago:

http://www.bitacora.com.uy/noticia_2001_1.html

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"Elecciones uruguayas: 'ruleta Mujica', 'ruleta rusa' y Caperucita"

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Para leer este artículo, coloque en el Google las siguiente palabras: ruleta Mujica

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"Uruguay: Frente Amplio, elecciones presidenciales y 'mujiquización'"

Resumen: es difícil creer que el "caosfacético" fenómeno Mujica sea meramente espontáneo; bien podría ser un producto estudiado en "laboratorios psicosociales" de las nuevas izquierdas, con el objetivo de impulsar en el Uruguay un proceso mental de "desconstrucción" colectiva de una nación.

Para leer este artículo, coloque en el Google simplemente la siguiente palabra: mujiquización

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"Elecciones uruguayas: 'nueva' izquierda y cordón umbilical". Para leer este artículo, coloque en el Google las siguientes tres palabras separadas con un simple espacio:

izquierda cordón umbilical

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