Destaque Internacional - Informes de Coyuntura - Año X - No. 225 - San José de Costa Rica - 26 de agosto de 2007 - Responsable: Javier González.-
América Latina: "desamparo inducido" y "anestesia social"
Desvendar el misterio de la apatía, que tanto favorece a gobernantes inspirados en viejas y nuevas izquierdas, es actualmente una de las tareas más importantes, inclusive de supervivencia, en nivel latinoamericano
1. La apatía de sectores de opinión de América Latina ante los problemas políticos, sociales y económicos de la región (chavismo, criminalidad, corrupción, deterioro moral, revolución tendencial, etc.), constituye un enigmático fenómeno que contribuye a dejar el camino libre para diversos tipos de populismos, inspirados en viejas y nuevas izquierdas. Algunos analistas han constatado la existencia del fenómeno, pero los mecanismos psicológicos que conducen a la falta de reactividad no fueron hasta el momento suficientemente analizados.
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Formadores de opinión, intelectuales, cientistas políticos, comunicadores sociales, etc., deberían concentrar sus esfuerzos, como una prioridad número uno, en identificar los mecanismos que causan la apatía, y que impiden que las personas tengan reacciones saludables, proporcionadas con la dimensión de los problemas latinoamericanos. El simple hecho de dar a conocer el problema, y de hacer que las personas intercambien opiniones sobre las posibles causas del desgano, la falta de interés y desmotivación relacionadas, ya constituye una contribución inestimable y un primer paso para sacudir esa apatía.3.
Los psiquíatras Harold Kaplan y Benjamín Sadock hicieron una reseña de diversos experimentos con seres humanos, realizados durante el siglo XX, inclusive en la antigua Unión Soviética, para provocar situaciones de "desamparo inducido", en las cuales los individuos, expuestos a situaciones altamente estresantes y aparentemente insolubles, vieron perjudicadas e inclusive paralizadas sus capacidades intelectuales y emocionales, cayendo en el letargo psicológico y en la frustración.La doctora en psicología Eunice Alencar, de la Universidad de Brasilia, explica que el "comportamiento apático" tiene mayor probabilidad de ocurrir en "situaciones de frustración intensas y prolongadas, después de haber resultado inútiles todas las tentativas del individuo para superar las barreras que se le presentan".
La especialista añade que cuando alcanza ese estado de frustración, "el individuo se torna indiferente a cualquier estímulo e incapaz de presentar cualquier reacción". La mencionada autora coloca como un ejemplo extremado el caso de los prisioneros de los campos de concentración comunistas y nazistas durante la segunda guerra mundial, en el que "delante de las constantes torturas y amenazas de muerte, los prisioneros se volvían apáticos y completamente indiferentes a todo lo que pasaba a su alrededor". El propio instinto de conservación parecía anulado.
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Similares consecuencias, aún cuando sean fruto de situaciones no tan extremadas como las vividas por los prisioneros de los campos de concentración, parecen darse en vastos sectores latinoamericanos. Pero lo anterior no quiere decir que el proceso de frustración, desamparo y consecuente apatía sea algo irreversible, y que no pueda y deba haber reacciones saludables. La propia Dra. Alencar recuerda que una actitud positiva de los individuos que no se dejan desalentar o frustrar es el "esfuerzo intensificado" para "canalizar" positivamente la tensión generada por la frustración de manera a "vencer los obstáculos".5.
Además del "desamparo inducido" que lleva al "comportamiento apático", outros autores han abordado el problema desde puntos de vista complementarios, pero igualmente interesantes. El cientista político brasileño Gaudencio Torcuato advirtió que, en su país, la lluvia de noticias sobre casos de corrupción en los tres poderes del Estado ha llevado a sectores importantes de la población a una situación paradójica: al contrario de indignarse, muchas personas se han ido acostumbrando y pasaron a tomar esos hechos como una "banalidad", casi como algo "normal", produciéndose así un "proceso de apagamiento gradual de fuerzas", que "debilita las voluntades" y origina "tedio", "acomodamiento"y "anestesia social".Inclusive, los acontecimientos "inusitados" asumen "el carácter de algo normal", el crimen "pasa a ser asimilado" como formando parte de esa seudo normalidad y, de esa manera, "la confusión y el desorden continuos contribuyen a generar pasividad", concluye Torcuato.
6.
Como ya se dijo en anterior editorial, en varios países del continente un enigmático fenómeno de letargo ideológico y psicológico, acompañado por una no menos enigmática anestesia moral, afecta a sectores decisivos de la población y está contribuyendo a dejar el camino libre para diversos tipos de neopopulismo.Que las consideraciones de los autores arriba citados puedan servir de reflexión a venezolanos, colombianos, bolivianos, peruanos, argentinos, brasileños, uruguayos, etc., que actualmente enfrentan en sus respectivos países diversos problemas sociopolíticos, culturales y económicos, para que, cada uno en su respectivo ámbito de actividad, actúe de manera a sobreponerse a esas situaciones y sacuda la apatía que tanto favorece a gobernantes inspirados en viejas y nuevas izquierdas.
Desvendar el misterio de la apatía es actualmente una de las tareas más importantes, inclusive de supervivencia, en nivel latinoamericano.
Editoriales anteriores, relacionados con el tema de la apatía:
* Brasil: abucheos a Lula, letargo y sana reacción
* Chávez y su aliado Lula, el "anestesista general"
* El "método Lula" de resolución de conflictos: ¿a quién favorece?
* ¿Brasil enfermo? Ministro Mello, corrupción gubernamental y apatía
Puede leerlos gratuitamente en http://www.cubdest.org