1. Recientemente, el Senado brasileño hizo un llamado al presidente Hugo Chávez, de Venezuela, para reconsiderar su decisión de cancelar la concesión a la televisión opositora RCTV, y éste reaccionó acusando a dicho órgano legislativo de ser un "papagayo" al servico de los Estados Unidos.

La ofensiva verbal de Chávez, defendiendo por las malas una medida arbitraria que cercenó gravemente la libertad de prensa en su país, repercutió negativamente en Brasil, en los demás países del Mercosur -donde se está debatiendo el ingreso de Venezuela como miembro pleno- y en América Latina en general.

2 . En ese contexto de malestar internacional -que ya se venía manifestando ante las actitudes cada vez más antidemocráticas y totalitarias de Chávez- el presidente Lula salió en su defensa. El mandatario brasileño alegó, contra todas las evidencias, que la decisión de su colega venezolano de cerrar la RCTV fue "democrática"; añadió que continúa siendo un "aliado" del presidente venezolano; y concluyó diciendo que ambos gobiernos "continuarán juntos". Chávez agradeció públicamente a Lula por ese espaldarazo que contribuyó decisivamente para abrir una válvula de escape ante los reclamos internacionales: "Lula, Ud. es un amigo que no se deja presionar".

3 . El asesor especial de la Presidencia de Brasil para Asuntos Internacionales, ministro Marco Aurélio García, también salió en defensa del presidente venezolano, alegando que "Chávez no hizo nada ilegal", que en la clausura de la concesión a la RCTV "no se violó ninguna regla democrática" y que espera que la OEA no tome en relación a Venezuela medidas como las que adoptó contra Cuba comunista en 1962.

4 . Recientemente, el periodista Fernando de Barros e Silva, editor de la sección Brasil del periódico Folha de S. Paulo, calificó a Lula de "anestesista general de los conflictos brasileños", por la capacidad casi demiúrgica que ha demostrado para aplacar y neutralizar la indignación de la población ante los escándalos de corrupción de miembros de su gobierno y de su partido, y ante los desmanes del procastrista MST en el agro brasileño. El "anestesista general", aún en medio de las mayores crisis, consigue crear la sensación de que nada relevante está aconteciendo.

5 . En realidad, Lula continúa con una errática y hasta contradictoria trayectoria. En el plano nacional, por un lado suscita expectativas favorables por el respeto a políticas financieras que favorecen la libertad de mercado. Pero, por otro, se dedica a "anestesiar" las referidas reacciones suscitadas por los escándalos políticos que lo cercan y por la agitación agraria del MST. Y en el plano latinoamericano, con su actitud conciliadora hacia Chávez, similar a la adoptada en relación al presidente boliviano Evo Morales, Lula también cumple eficazmente con ese papel anestesiante en relación a los conflictos latinoamericanos alentados por los gobiernos de izquierda radical de la región.

6 . Tal como se analizó en anterior editorial, es importante focalizar ese papel paralizante de las sanas reacciones que ejercen algunos líderes que se presentan como "moderados" pero que, en las horas decisivas, terminan pavimentando el camino y de alguna manera justificando a los líderes más radicales. Los dirigentes "moderados", con su política de contemporización hacia los extremistas de izquierda, promueven un deslizamiento suave, sin sobresaltos, de sectores centristas de la opinión pública rumbo a las nuevas formas de socialismo y de populismo (cf. "Lula: ¿'moderado-útil' al servicio de Chávez?", Destaque Internacional, 18 de noviembre de 2006).

Las anestesias, físicas o psicológicas, requieren dosis cada vez mayores para continuar surtiendo sus efectos. Está por verse en qué medida, y por cuánto tiempo, el presidente Lula conseguirá mantenerlas, en nivel nacional e internacional.

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