Destaque Internacional - Informes de Coyuntura
- Año IX - No. 195 - 18 de abril de 2006 - Responsable: Javier González.-El "método Kirchner", "piqueterización", desmembramiento social y desestabilización regional
Por detrás de la imprevisibilidad del gobierno, ¿existirá un método para el desmontaje psicológico, cultural y político de Argentina, con consecuencias en países limítrofes?
1.
La Argentina, una nación rioplatense con 35 millones de habitantes y 3 millones y medio de kilómetros cuadrados, que otrora llegó a ser tal vez la más próspera, estable y culta de América Latina, y que continúa llamada a ser una de las potencias continentales, continúa en una espiral de desmembramiento social, político y mental.Las causas por las cuales Argentina fue deslizándose hasta llegar al estado de deterioro sociocultural actual son complejas, y corresponde sobre todo a los argentinos dilucidarlas. De cualquier manera, las consecuencias, para el observador externo, están a la vista.
2.
En 2001, la crisis económica fue aprovechada por los denominados "piqueteros", grupos de inspiración anarquista y comunista que contribuyeron decisivamente a la caída del gobierno del presidente De la Rua en diciembre de ese año, y a la seguidilla de presidentes que, en cuestión de pocos días, hubo en Argentina. En mayo de 2003, Néstor Kirchner, antiguo gobernador de la provincia sureña de Santa Cruz, asume la presidencia con cerca del 25% de los electores. Muy pronto, la imprevisibilidad psicológica, temperamental e ideológica del nuevo presidente se transformó en la marca registrada de su gobierno, constituyéndose al mismo tiempo en un símbolo de la inestabilidad nacional.3.
Durante el actual gobierno, los "piqueteros" han tenido vía libre de acción y casi total impunidad, sembrando el caos social y atemorizando a los habitantes de las grandes ciudades, en especial, de Buenos Aires. La socióloga y ex guerrillera argentina Isabel Rauber, activa participante del Foro Social Mundial de Porto Alegre (FSM), actualmente profesora en la Universidad de La Habana, en su estudio "Piquetes y piqueteros en la Argentina de la crisis" reconoce no sólo la clara influencia comuno-revolucionaria de los "piqueteros" sino también sus "relaciones estrechas y de coordinación" con sectores de la llamada izquierda católica y de organismos llamados de "derechos humanos".Por su parte, el británico Dennis Rodgers, un especialista en antropología urbana que estudió en profundidad a los "piqueteros", conviviendo durante varios meses con ellos, acaba de reconocer en entrevista a "La Nación", de Buenos Aires, las estrechas relaciones de dependencia de sectores importantes de los "piqueteros" en relación al propio gobierno. Lo cual aumenta la responsabilidad de las máximas autoridades argentinas en la acción de desarticulación social y de cercenamiento de las libertades llevada a cabo por los mencionados movimientos revolucionarios. Es un hecho lamentable, pero que no puede causar extrañeza si se considera que varios ex guerrilleros ocuparon y ocupan cargos estratégicos en el actual gobierno.
4.
Es verdad que en las elecciones legislativas de octubre de 2005 los dirigentes más extremados del movimiento "piquetero" fueron rechazados en las urnas. No obstante, tal como consignan diversos observadores de la vida social argentina, la "metodología piquetera" de autodestrucción dejó de ser patrimonio de ese movimiento, estando en curso una "piqueterización" de la propia sociedad, en particular, de sus sectores más vulnerables, como los jóvenes y las clases más desposeídas. Se trata de la expansión de una pseudo cultura de agresión social a través del "apriete", del "escrache", del "piquete" y de "ganar la calle". Este proceso es incentivado directamente por el gobierno mediante el desmantelamiento del orden público; e indirectamente al sostener la doctrina de la "descriminalización de la protesta social", con lo cual se deja vía libre a conductas claramente delictivas.5.
La "piqueterización" ha pasado inclusive a dominar aspectos importantes de la propia política externa argentina. Es el caso de los grupos que han venido bloqueando puentes que conducen a Uruguay, alegando los daños ambientales que causaría la instalación de dos papeleras en el lado uruguayo del Río Uruguay.Es claro que para los argentinos el impacto ambiental de dichas industrias es una preocupación justificable. Pero lo que no se justifica es la acción de estos "piquetes" fronterizos que, ante la vista gorda de las autoridades nacionales y provinciales argentinas no sólo castigan injustamente a un pequeño pero independiente país limítrofe, sino que están minando en su misma base la relación de confianza con el resto de los países de la región. En ese sentido, la Argentina está consiguiendo levantar contra sí la indignación de sectores de la población de naciones limítrofes como Brasil, Paraguay y Chile que también usan esos puentes para desplazarse.
De esa manera, al resquebrajamiento social interno, la "piqueterización" suma el triste mérito de estar obteniendo un resquebrajamiento en el ámbito regional internacional.
6.
Algo que llama la atención en la situación actual argentina es una falta de reactividad proporcionada de la mayoría de los dirigentes profesionales, educativos, productivos e inclusive eclesiásticos; y también de la opinión pública, que asiste entre aturdida y atemorizada a la "piqueterización" y a la consecuente desarticulación social.Son los propios argentinos quienes están en mejores condiciones de responder si existirá un "método Kirchner" de desmontaje psicológico, cultural y político de Argentina y de regiones limítrofes, por detrás de la imprevisibilidad y de la contradicción (reales o aparentes) del gobierno, así como de la prepotencia con que ha llegado a actuar contra sus conciudadanos e, inclusive, contra mandatarios extranjeros. En cuanto observadores políticos, nos limitamos a plantear la expresiva coincidencia de tantas acciones y omisiones presidenciales que favorecen esa "piqueterización" con el consecuente desmembramiento de esa importante nación.
7.
Nuestra intención no ha sido la de abarcar totalmente el actual panorama argentino, sino la de simplemente proporcionar algunas informaciones objetivas y levantar algunas hipótesis sobre una preocupante realidad. Sería fructífero que se pudiera suscitar un debate respetuoso, elevado y fundamentado sobre estos temas, de manera a abrir los ojos de la opinión pública nacional e internacional. Así, se podrá contribuir, en la medida de lo posible, para que esa gran nación rioplatense quiebre el embrujo que parece paralizarla y retome la senda del auténtico progreso cristiano para el cual fue llamada.Son sobre todo nuestros hermanos argentinos quienes tienen la palabra.