1. La "revolución bolivariana" del presidente socialista Hugo Chávez, de Venezuela, vive una formidable paradoja: aumentó el número de pobres, a pesar de haber aumentado fabulosamente los ingresos del Estado por concepto de exportación de petróleo.

Esa paradoja, incómoda para Chávez y para las izquierdas latinoamericanas que lo presentan como un modelo, se desprende de estadísticas dadas a conocer por dos organismos internacionales poco sospechosos de ser opositores, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Comisión Económica para América Latina (CEPAL).

2. A pesar de obtener un precio promedio de $46 por barril de crudo, con exportaciones anuales de casi 1.000 millones de barriles, Venezuela descendió este año al 75^o lugar en la lista del PNUD, siendo que ocupaba el 46^o lugar cuando el barril de petróleo estaba a $9, durante la administración del presidente Rafael Caldera. De acuerdo con el PNUD, el 47 por ciento de los venezolanos sobrevive con 2 dólares diarios o menos, con un 22 por ciento en situación de desnutrición y 32 por ciento sin ``acceso sostenible a un saneamiento mejorado''.

Por su parte, el último informe de la CEPAL sitúa a la Venezuela de Chávez, junto con la Argentina de Kirchner, como los dos únicos países de la región que no consiguieron reducir la pobreza extrema, siendo que naciones latinoamericanas como El Salvador y Bolivia, dotadas de recursos incomparablemente menores, registraron avances.

"Después de seis años, el gobierno no ha logrado reducir la pobreza por debajo de las cifras de 1999, antes que se iniciara esta administración", constató el sociólogo Luis Pedro España, director del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), de Caracas, una de las mayores autoridades en el estudio de la pobreza en Venezuela.

Durante ese período, el gobierno no ha logrado soluciones de fondo para los problemas de desempleo, delincuencia, costo de la vida, pobreza, economía, corrupción y derechos humanos; por el contrario, "la nota dominante es que todos estos problemas han empeorado durante este período", añadió el analista Alfredo Keller, uno de los encuestadores más respetados en Venezuela.

3. Mientras aumenta la miseria en Venezuela, Chávez impulsa en América Latina la llamada "Alternativa Bolivariana para las Américas" (ALBA), que es una manera de incentivar todo cuanto es movimiento de izquierda continental. No en vano, durante la reciente Cumbre Mundial de las Naciones Unidas, efectuada en Nueva York, el presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón, dijo que la Venezuela de Chávez "es un ejemplo de solidaridad que a muchos devuelve la esperanza". El presidente de Venezuela está financiando y salvando de la debacle al régimen comunista de Cuba; concediendo ventajosos acuerdos energéticos a gobiernos izquierdistas de la región; y ayudando económicamente a movimientos revolucionarios de los países andinos. En su más reciente medida en este sentido, Chávez acaba de anunciar que venderá petróleo subsidiado a los alcaldes sandinistas de Nicaragua, pasando por encima del gobierno de ese país.

4. El aumento de la miseria en Venezuela debería ser un motivo de meditación para aquellos que en el continente continúan insistiendo en fórmulas de corte socialista para solucionar la pobreza. También debería ser motivo de reflexión para esas mismas izquerdas la crisis de identidad en que se debate otro de sus modelos latinoamericanos, el gobernante Partido de los Trabajadores del Brasil, hundido en acusaciones de improbidad de sus máximos dirigentes.

En lo que resta del 2005 y a lo largo del 2006, 12 países latinoamericanos y caribeños vivirán procesos electorales presidenciales; entre ellos, cronológicamente, Bolivia, Chile, Perú, Colombia, México, Brasil, Nicaragua, Ecuador y Venezuela. Las izquierdas de esos países no pueden hacerse las desentendidas, como si todo corriese a las mil maravillas con los modelos venezolano, brasileño y cubano hacia el socialismo, en los cuales depositaron sus ilusiones. La manera como dichas izquierdas interpreten esos tropiezos, y saquen o no las necesarias lecciones, constituirá un test decisivo sobre sus reales intenciones.

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