Introducción

1. Fray Betto, Gramsci y Lenin: "presión popular" para "conquistar" el poder

2. ¿Transformar el mundo sin tomar el poder, o tomar el poder para transformar el mundo?

3. Chávez: ¿"nuevo libertador", sucesor de Fidel Castro?

4. Foro de São Paulo, Cuba y Lula

5. "Teología de la liberación", indigenismo y "sociedad futura"

6. Desconstrucción de teorías, utopías y teologías...

7. "Territorio Social Mundial" y Campamento de la Juventud, laboratorios de "otro mundo" autogestionario y anárquico

8. FSM, "matanza de los inocentes" y "diversidad" intolerante

9. Izquierdas reconocen talones de Aquiles

Conclusión: ver, juzgar, actuar

El 5^o. Foro Social Mundial (FSM), efectuado en Porto Alegre entre el 26 y el 31 de enero pp., se consolidó como una "nueva superpotencia emergente", la mayor articulación de movimientos de izquierda social y política de los 5 continentes que, bajo la bandera de una ambivalente "diversidad", va contribuyendo a empujar al mundo hacia el sueño anárquico y autogestionario profetizado por Karl Marx. "Este fue el Foro de los Foros, un encuentro superlativo, sobre todo porque demostró la vitalidad de la izquierda mundial", dijo el coordinador general del FSM, el brasileño Jéferson Miola. Y un editorial del periódico O Estado de S. Paulo, uno de los más influyentes medios de prensa de Brasil, calificó el FSM como "el mayor lobby de la Tierra".

Exageraciones aparte, sería huir de la realidad caer en el extremo opuesto y negar la trascendencia del FSM en cuanto una preocupante red revolucionaria con ramificaciones en el mundo entero, con su función catalizadora y dinamizadora de las izquierdas. En este informe, se presentarán entrevistas, declaraciones de personalidades participantes en el evento y datos objetivos, que ilustran las metas anticristianas del FSM, sus discusiones estratégicas, sus puntos fuertes y sus talones de Aquiles, de manera que el propio lector pueda sacar sus propias conclusiones.

En la 5^a. edición del FSM hubo, según datos oficiales de los organizadores, 155 mil participantes inscriptos, provenientes de 135 países de los 5 continentes; entre ellos, 35 mil del Campamento Internacional de la Juventud (CIJ), 2.800 voluntarios y 6.823 periodistas que cubrieron el evento. Se efectuaron 2.500 conferencias y paneles, promovidas por 6.588 organizaciones, redes y movimientos sociales de 122 países. Las actividades se concentraron en torno de 11 Espacios Temáticos, a lo largo de 4 Km de la orla del río Guaíba, con 150 mil metros cuadrados de área construida (la mayoría, con tiendas de lona), equivalente a 18 estadios de fútbol del tamaño del Estadio Maracaná, de Rio de Janeiro.

Antecediendo, o simultáneamente al FSM (26-31 de enero), se efectuaron 7 importantes eventos, todos en Porto Alegre, con excepción del primero de ellos: Foro Social Pan-Amazónico (Manaus, Brasil 18-22 de enero); Foro Mundial de Teología y Liberación (21 a 25 de enero); Foro Social de las Migraciones (23-24 de enero); Foro Social Mundial de la Salud (23-25 de enero); Foro Mundial de los Jueces (23-25 de enero); Foro de Autoridades Locales por la Inclusión Social (25 de enero), Foro Mundial de la Información y la Comunicación (25 de enero); y Foro Parlamentario Mundial (29-30 de enero).

Fray Betto, religioso dominico, teólogo de la liberación, ex-guerrillero, amigo y confidente del presidente Lula y del dictador Fidel Castro, fue una de las estrellas del 5^o. Foro Social Mundial (FSM), hablando para auditorios repletos, en su mayoría integrados por jóvenes militantes del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) y del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST). Es actualmente uno de los mayores articuladores de las izquierdas políticas, sociales y religiosas brasileñas. Acaba de dejar el gobierno brasileño, desde donde coordinó, durante dos años el programa Hambre Cero.

Los principales recados de Fray Betto fueron en la línea de enseñar a los "movimientos sociales" a hacer, en los próximos meses, una inteligente y bien calculada "presión popular" sobre el gobierno Lula, de manera que éste pueda ir deslizándose hacia la izquierda, alegando que lo hace atendiendo el clamor popular. En este sentido, el fraile explicó que Lula "llegó al gobierno de Brasil, pero eso no significa que todavía haya obtenido el poder"; que el presidente tiene necesidad de "conquistar parcelas graduales de dicho poder, dentro de la legalidad burguesa, de acuerdo con lo que explicaba Gramsci"; y que esa "conquista" progresiva del poder real sólo será posible si los "movimientos sociales" pasan a ejercer una presión inteligente sobre el gobierno. "El gobierno es como los porotos: sólo funciona dentro de la olla de presión", afirmó el fraile revolucionario ("governo, é que nem feijão: só funciona na panela de pressão").

Sin embargo, él se encargó igualmente de advertir que la agitación social debe ser hecha por las izquierdas con cabeza fría, evitando cometer imprudencias del pasado, por medio de las cuales intentaron apresurar la marcha y, con ello, atemorizaron a la población: "Lenin ya dijo que el izquierdismo se transforma en la enfermedad infantil del comunismo cuando, al contrario de atraer al pueblo, lo asusta", recordó Fray Betto, reiterando que es preciso una "movilización permanente", pero hecha "con cuidado, para evitar que el gobierno Lula caiga en los brazos de la derecha".

El fraile añadió que salió del gobierno precisamente para quedar con las manos libres de manera a colaborar en la articulación de esa "presión". Y recordó que el "Che" Guevara, "habiendo llegado al cargo de ministro en el gobierno revolucionario de Cuba, abandonó todo para intentar reconstruir el proceso revolucionario desde las bases, en Bolivia". "De las tres grandes tentaciones del ser humano, sexo, dinero y poder, el poder es el más peligroso", añadió. Con ello, pareció insinuar que su propia misión sería, de manera análoga, la de impulsar en Brasil, en las mentalidades de las izquierdas, una especie de revolución dentro de la revolución. Y, sin duda, contribuir a un asalto al mismo tiempo calculado y osado para la efectiva "conquista" del poder.

Fray Betto explicó también que solamente la política no es suficiente para seducir las mentes y llevar adelante la izquierdización de la sociedad, y que por ello la receta ideal es una mezcla de "política con mística y con religión".

Dijo el religioso dominico a ese respecto: "Cuando estuve en México, los compañeros mexicanos me preguntaron cómo podrían fundar un partido como el PT. Yo les respondí: la primera cosa que Vds. precisan hacer para fundar un PT mexicano es tener del lado de Vds. a la compañera Guadalupe (Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de México), así como nosotros en Brasil tenemos de nuestro lado a la compañera Aparecida (Nuestra Señora Aparecida, Patrona de Brasil). Como el pueblo latinoamericano es religioso, tenemos que colocarla de nuestro lado. De lo contrario, el pueblo se vuelve contra nosotros".

"¡La religión puede ser un instrumento de opresión, pero también de liberación! ¡Jesucristo murió como prisionero político!", exclamó, en uno de los pocos momentos en que abandonó su perfil frío y calculador.

Mezclando él mismo los ingredientes de la receta revolucionaria que predicaba, Fray Betto añadió, de manera sin duda chocante, que el "Che" Guevara habría sido la versión política de San Francisco de Asís; y que el "hombre nuevo" va a nacer del "casamiento" místico del "Che" Guevara con Nuestra Señora Aparecida, con Santa Teresa de Ávila y con Santa Catalina de Siena.

"Durante algún tiempo, influido por cierto marxismo mecanicista y cierto automatismo cristiano, yo pensé que creando buenas estructuras tendríamos hombres y mujeres nuevos. El socialismo pensaba que crearía, por medio de buenas estructuras, generaciones de revolucionarios, algo que no se confirmó", confesó el fraile dominico, concluyendo: "Es la dialéctica la que tiene razón: es preciso trabajar simultáneamente lo personal y lo social, lo cultural y lo subjetivo, de una manera interconectada. Otro mundo es posible, en la medida en que un nuevo ser humano sea posible. Crearlo, es propiamente nuestro desafío".

Inmediatamente después de adiestrar a millares de participantes del FSM en los secretos de la agitación política y de la conquista del poder, Fray Betto partió rumbo a La Habana, desde donde anunció: "Continuaremos luchando por un Brasil mejor".

Los próximos meses mostrarán en qué medida la culinaria revolucionaria de Fray Betto será puesta en práctica por la llamada "izquierda social", que en el FSM mostró su disposición de retomar marchas y acciones de efecto en nivel nacional. "2005 será un año de lucha de masas", advirtió, posiblemente con cartas marcadas, Gilberto Pontes, dirigente del MST y secretario del Foro Nacional por la Reforma Agraria.

En el FSM, la cubana Aleida Guevara, hija del guerrillero argentino-cubano Ernesto "Che" Guevara, explicó en una palestra para los militantes más jóvenes del MST la importancia de aplicar estrategias gradualistas, bien calculadas, para no chocar al pueblo y tener, con ello, que hacer retrocesos estratégicos. Sus palabras fueron en la misma línea de Fray Betto y de otros dirigentes de izquierda que, en este FSM, colocaron todo su empeño persuasor en aceitar la "máquina" revolucionaria de manera que ésta pueda avanzar, en los próximos meses, rumbo a la conquista de espacios de poder, evitando los errores estratégicos del pasado.

Aleida Guevara lamentó, por ejemplo, que "los enemigos de la Revolución utilizan nuestros errores y nuestras divisiones para debilitar nuestra causa y lanzar al pueblo contra nosotros". Y dio como ejemplo una reciente manifestación en Ecuador, en la cual ella participó, en la que algunos militantes más exaltados quebraron algunos vidrios en edificios cercanos: "Pueden imaginarse lo que la prensa publicó, haciendo el mayor escándalo. Un pequeño incidente justo al final -y nosotros, que nos habíamos comportado tan bien durante todo el tiempo- fue el pretexto para que la derecha intentase lanzar al pueblo contra nosotros". "Y esos son los pretextos que tenemos que evitar, porque si no el pueblo se atemoriza y se aleja", explicó, concluyendo: "Si intentamos hacer la transformación social a través de los métodos viejos, continuaremos dando un paso hacia adelante, para enseguida tener que dar un paso atrás".

El sociólogo escocés John Holloway, investigador del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de Puebla, México, uno de los mentores intelectuales de los rebeldes zapatistas de dicho país, abordó un tema teórico que fue de los más debatidos en este 5^o. Foro Social Mundial (FSM): ¿es posible transformar el mundo sin necesidad de tomar el poder?

Holloway lidera una corriente alter-globalista que, partiendo de premisas próximas del anarquismo pos-moderno, afirma que para alcanzar la "urgente" meta de derrotar al capitalismo, es sin duda preciso "una revolución de carácter mundial". Pero no siendo pocas las dificultades para realizar una tarea global y simultánea de esa magnitud, una salida viable y práctica es la de ir llevando adelante la transformación social "en los intersticios, en las grietas y en los espacios que sea posible ir abriendo" en el tejido social. Se trata de una "revolución aquí y ahora", que contribuya a ir creando paulatinamente un "anti-poder de los subordinados". No se trata, aclaró, de "provocar infartos sociales" como serían los provocados por levantamientos violentos, pero avanzar a través de aquello que denominó "revolución intersticial", que consiste básicamente en una "multiplicación de insubordinaciones, de 'nos' y de rebeldías existentes en el mundo, algunas tan pequeñas que casi no se perciben, otras, tan grandes como el 'argentinazo' de los piqueteros, los levantamientos indígenas en Bolivia y en Ecuador, la rebelión de los zapatistas mexicanos y el propio Foro Social Mundial"

Holloway reconoció que las objeciones de la izquierda política a este tipo de revolución social es que "le faltaría madurez, pues carece de un objetivo o meta" que le dé una unidad; meta que, para esos objetantes, sería por ejemplo "la toma del poder estatal para, a partir de ahí, mudar la sociedad". A este respecto, Holloway ponderó que "si consideramos la historia de las izquierdas estatocéntricas, el denominador común de ellas se llama traición", aclarando que no era su intención hacer alusión directa ni a un Stalin ni, menos aún, a un Lula, porque el centro del problema radicaría en la propia esencia organizativa y jerárquica del Estado: "La traición ya está inscrita en la propia forma de organización estatal".

El sociólogo zapatista colocó así el dedo en una llaga que no es sólo teórica, sino también práctica entre los participantes brasileños del FSM. En efecto, un porcentaje tal vez minoritario de ellos, pero con bastante vitalidad y poder de articulación, no comprende las ventajas de las estrategias gradualistas de inspiración gramsciana, y se opone al presidente Lula alegando que la convivencia con el poder lo habría hecho pactar con sus adversarios y dar las espaldas a sus antiguas convicciones socialistas.

Michael Hardt, profesor en la Duke University, de los Estados Unidos y autor, junto con el italiano Toni Negri, del libro "Imperio", además de presentar algunas diferencias conceptuales y estratégicas con Holloway, se situó cerca de las tesis "anti-institucionales" y anarquistas de éste, criticando el "leninismo" de quienes defienden la toma del poder del Estado como un camino necesario. Hardt, distinguiendo entre poder y potencia, explicó que, según su entender, sin contar con el primero, pero sí con la segunda, complementada con una adecuada articulación de las "masas", el "otro mundo posible", anárquico y autogestionario, podrá ser alcanzado.

Discordando de la corriente de Holloway y de su tesis anarquista de "transformar el mundo sin tomar el poder", el escritor paquistaní Tariq Ali, una de las principales figuras intelectuales del FSM, es uno de los líderes de una corriente que defiende la tesis opuesta: no cabe duda, es preciso "tomar el poder para transformar el mundo". Y cita concretamente, en el plano político, el gobierno revolucionario de Chávez: "El ejemplo venezolano es actualmente el más interesante" en la línea de "implementar cambios" desde el propio poder. Por su parte, en el plano de los denominados "movimientos sociales", Tariq Ali coloca como modelo al Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), del Brasil, que también "ofrece una alternativa concreta" de poder revolucionario; y que, en ese sentido, "es muchísimo más interesante que el modelo de los zapatistas en Chiapas", defendido por Holloway. Por fin, el intelectual paquistaní se adhirió a los esfuerzos para la constitución de una Confederación Bolivariana, integrada por los gobiernos izquierdistas de Brasil, Venezuela, Cuba, Argentina, Ecuador, Bolivia y Uruguay, para poder generar "una forma distinta de sociedad".

En los debates en torno del dilema "transformar el mundo sin tomar el poder", o "tomar el poder para transformar el mundo", se destaca también Atilio Borón, profesor de la Universidad de Buenos Aires (UBA), uno de los más destacados intelectuales del FSM, y secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), un "think tank" de izquierda con sede en Buenos Aires y filiales en otras 10 capitales latinoamericanas, incluida La Habana.

Borón se inclina decididamente por la segunda opción, habiendo polemizado anteriormente a ese respecto con John Holloway, uno de los exponentes de la primera posición, en escritos publicados por CLACSO. No obstante, Borón advierte que para aplicar efectivamente la estrategia de transformación a través de la toma del poder, es indispensable evitar lo que califica de "espontaneísmo", e intensificar el trabajo de "organización". Para esa tarea sugiere una relectura del clásico texto del revolucionario ruso Lenin, "¿Qué hacer?", que trae, según Borón, "sugestivas iluminaciones" y "valiosos elementos" para resolver problemas relativos "a la organización de las fuerzas populares" a la "construcción" de una "conciencia genuinamente revolucionaria" y a la respuesta "a los desafíos que coloca la conquista del poder en las sociedades contemporáneas".

Borón explica que, por causa de esa falta de organización, las "insurrecciones populares" ocurridas entre 1997 y 2003, que contribuyeron a derribar varios gobiernos latinoamericanos, y que en varias de las cuales tuvieron activa participación movimientos indigenistas, fueron "tan vigorosas cuanto ineficaces". En efecto, esos grupos, en un "alarde de espontaneísmo e indiferentes delante de las cuestiones de organización", no fueron capaces de "instaurar gobiernos de señal contraria a aquellos que defenestraron con sus luchas" (Ecuador, 1997 y 2000; Perú, 2000; Argentina, diciembre de 2001; y Bolivia, octubre de 2003).

El referido intelectual argentino, en su llamado a un "oportuno y necesario" "regreso a Lenin", y en una tarea de arduo revisionismo histórico, intenta limpiar la personalidad del cruel revolucionario ruso de la acusación de "despotismo asiático" y librarlo de culpas por el "estalinismo con todos sus horrores" que le siguió.

Anunciando el "comienzo de una nueva era" revolucionaria, íntimamente ligada al FSM, Borón reafirma su "certeza fundamental" acerca de la "superioridad integral del socialismo" y la "superioridad ética, política, social y económica del comunismo como forma superior de civilización". Y llega a afirmar que sólo deja atrás "las certezas marginales, al decir de Imre Lakatos", como por ejemplo "las que instituían una única forma de organizar el partido de la clase obrera", o las que, "en la apoteosis de la irracionalidad, consagraban un nuevo Vaticano con centro en Moscú, dotado de dones 'papales' de infalibilidad en todo lo que se relaciona con la lucha de clases".

En las discusiones en torno del poder, y de las estrategias para transformar la sociedad, varios expositores coincidieron en mencionar reiteradas veces, en favor de sus posiciones, el nombre de la revolucionaria polaca Rosa Luxemburgo (1871-1919), considerada en un informe del PT como "la más importante revolucionaria del siglo 20", habiendo actuado en Polonia, Suiza y sobre todo en Alemania. João Pedro Stédile, dirigente del MST, se refirió a ella, en una de las palestras, como "nuestra querida Rosa Luxemburgo", que "profetizó que la humanidad o caminaría rumbo al socialismo o caería en la barbarie", y cuyas "enseñanzas" contribuyeron para comprender "cómo los experimentos burocráticos del socialismo en el Este europeo no funcionaron".

Al estudiar algunas de las principales polémicas de R. Luxemburgo con otros líderes revolucionarios, como Lenin y Bernstein, sobre los rumbos de la revolución socialista, se comprende el porqué de ser tan mencionada: varios de los dilemas señalados por ella en el interior de los movimientos revolucionarios son similares a los que viven hoy las izquierdas, habiendo sido debatidos en el 5^o. FSM y descritos sintéticamente en varios puntos de este Informe.

Mostrando su radicalidad revolucionaria, ella critica el "revisionismo" y el "reformismo" de muchos líderes de su tiempo y deja claro que lo que no se puede perder nunca de vista es la meta de la conquista del poder a través de la revolución; no obstante, con sentido de oportunidad, aclara que no descarta, en determinadas coyunturas, incluir las "reformas" en la agenda de luchas. En un sentido libertario, polemiza con Lenin criticando el "ultracentralismo" y la "inercia burocrática" de los partidos comunistas, por estar "impregnados" del "espíritu" de "vigilantes nocturnos", por lo cual es acusada de "espontaneísmo" por esos mismos "burócratas". Intentando colocar a los revolucionarios con los dos pies en la realidad, advierte que la "huelga de masas" no puede ser "fabricada" artificialmente ni "decidida" en el aire, sino que debe constituir un "fenómeno histórico" muy unido a la realidad, resultante de una determinada "situación social" o de una "necesidad histórica". Por fin, es suya la frase "socialismo o barbarie" a que hizo referencia Stédile, dirigente del MST.

El presidente Chávez, de Venezuela, galvanizó las izquierdas políticas presentes en el 5^o. Foro Social Mundial (FSM), durante su visita de un día a Porto Alegre, capital del estado de Rio Grande do Sul (RS) y sede del FSM. Enseguida después de su arribo, se dirigió a un asentamiento del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), a 100 Km de la capital, donde fue recibido por mil personas que empuñaban banderas de Cuba comunista, del Partido Comunista de Brasil (PC de B), del MST, del "Che" Guevara y del Movimiento Sandinista de Nicaragua. Por la tarde, Chávez ofreció una conferencia de prensa ante 300 periodistas e hizo una palestra en el gimnasio Gigantinho, de Porto Alegre, delante de millares de participantes del FSM, en su mayoría jóvenes.

El clima creado en torno de Chávez fue casi mesiánico, al punto de ser calificado de "nuevo libertador" por Ignacio Ramonet, director del periódico Le Monde Diplomatique, miembro del consejo internacional del FSM y uno de los fundadores del evento alter-mundialista. El ministro brasileño de Desarrollo Agrario, Miguel Rosetto, lo saludó como "uno de los mayores líderes políticos de América Latina". Y, según reportaje de la agencia brasileña de izquierda Carta Maior, Chávez contribuyó con su mensaje revolucionario a incendiar los debates del FSM.

"No existe solución dentro del capitalismo"; "tenemos que reivindicar el socialismo como tesis, como proyecto y como camino"; para "romper con el imperialismo diabólico sólo hay un camino, el de la revolución", fueron algunas de las afirmaciones de quien está siendo presentado como sucesor político de Fidel Castro en América Latina.

Chávez intentó justificar los generosos acuerdos comerciales y financieros con Cuba comunista, que permiten la supervivencia de la dictadura en ese país. Según el presidente venezolano, ese sería el primer paso de una alianza estratégica latinoamericana más amplia con los gobiernos izquierdistas de la región (Lula en Brasil, Kirchner en Argentina, Vázquez en Uruguay, Lagos en Chile, etc.), en torno de lo que denominó "Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe" (ALBA).

El presidente venezolano evitó comentar uno de los aspectos más delicados de esos acuerdos con Cuba, la nueva Ley de Asistencia Jurídica en Materia Penal. Se trata de un convenio entre ambos países, oficializado el 22 de diciembre pp., que permitirá a jueces, funcionarios y miembros de la policía política del Estado cubano a actuar en territorio venezolano con amplias facultades para investigar, capturar e inclusive interrogar no sólo a cubanos residentes en Venezuela sino también a ciudadanos venezolanos que sean requeridos por la justicia castrista, en cooperación con la policía política del régimen de Hugo Chávez.

En el gimnasio Gigantinho, durante el discurso de Chávez, una parte de los presentes, en varios momentos, abucheó al presidente Lula y gritó eslóganes acusándolo inclusive de traición a sus promesas electorales. Nótese la reacción de Chávez: salió en defensa de Lula, explicando con todo cuidado que, en las actuales circunstancias, el gradualismo es una estrategia necesaria de los gobernantes izquierdistas para hacerse aceptar poco a poco, sin causar rechazo en la población; y que errores debidos a una excesiva velocidad pueden ser fatales para el proceso revolucionario. "En Venezuela, especialmente en los dos primeros años de gobierno, las personas nos cobraban cambios, querían que fuésemos más rápido, más radicales. Me pareció que no era el momento, porque existen etapas en los procesos, y ritmos que no tienen que ver únicamente con la situación interna del país, sino también con la situación internacional", explicó Chávez.

En el reciente Foro Social Mundial (FSM), el Foro de São Paulo (FSP) -una red de aproximadamente 100 partidos de izquierda y comunistas de América Latina- organizó el seminario "América Latina y Caribe: Coyuntura y Perspectivas", para debatir "el lugar de la lucha política y de la lucha social", contando con la presencia del presidente del Partido de los Trabajadores (PT), José Genoíno; de Roberto Regalado, del departamento de Relaciones Internacionales del Partido Comunista de Cuba (PCC) y uno de los principales articuladores del Foro de São Paulo; así como de representantes de partidos comunistas y socialistas de otros países de la región. Parlamentarios del FSP también participaron en el simultáneo Foro Parlamentario Mundial (FPM).

O FSP fue fundado en julio de 1990 por el actual presidente de Brasil, Sr. Lula da Silva, entonces presidente del Partido de los Trabajadores (PT), a pedido del dictador comunista Fidel Castro, con el objetivo de proteger el socialismo cubano y latinoamericano en momentos en que se consumaba la desintegración del imperio soviético. De inmediato, el FSP se convirtió en la más importante red de izquierdas de América Latina, hasta la creación, en 2001, del FSM.

En este seminario del FSP, efectuado durante el FSM, no fue anunciada la presencia de representantes de las narco-guerrillas colombianas FARC, como había ocurrido en el FSM de 2001, algo que en la ocasión dejó muy mal parados a los organizadores del FSM. El representante de los movimientos de izquierda de Colombia fue el secretario general del Partido Comunista Colombiano (PCC), Jaime Caicedo, quien, tomando cuidado para no mencionar en ningún momento a las FARC por su nombre, hizo un llamado a los presentes a no dejarse llevar por la propaganda que presenta los "movimientos sociales colombianos" como si fuesen "terroristas integristas". También anunció, con vistas a las elecciones presidenciales de 2006, un trabajo político coordinado de "todos los sectores populares de Colombia, incluidos los movimientos armados".

El seminario organizado por el FSP funcionó, una vez más, tal como Fidel Castro le pidió a Lula en 1990, como un "paraguas" político para proteger y prestigiar a Cuba comunista. El diputado venezolano Saúl Ortega Campos, presidente de la Comisión Permanente de Política Exterior de la Asamblea Nacional y miembro del Movimiento Quinta República, reconoció que uno de los objetivos centrales del presidente Chávez es el de "profundizar la revolución venezolana, de brazos dados con la hermana República de Cuba", añadiendo que "es importante que el proceso cubano también se integre, de manera similar, en el actual proceso que viven varios países de América Latina", actualmente con gobiernos de izquierda.

Federico Tomás Gomensoro, secretario de Relaciones Internacionales del Partido Socialista del Uruguay, y representante del Frente Amplio -una coalición que ganó las recientes elecciones presidenciales- dijo que el presidente electo, Tabaré Vázquez, en el momento de asumir la presidencia del Uruguay, el 1^o. de marzo próximo, restablecerá las relaciones diplomáticas con Cuba; y anunció con satisfacción que se espera contar con la presencia del tirano del Caribe.

Perfil discreto, para no perjudicar a Lula

En este FSM, los dirigentes del Foro de São Paulo (FSP) optaron por un perfil discreto, tanto en las declaraciones cuanto en las apariciones públicas. La cautela en evitar pronunciamientos extremados parece haber tenido como uno de sus objetivos el de no perjudicar la imagen política del presidente Lula, fundador del FSP junto con Fidel Castro, con vistas a las elecciones presidenciales brasileñas de 2006.

En efecto, en el 2º FSM de 2002, el FSP había optado por una visibilidad ostensiva, llegando a efectuar una multitudinaria asamblea en uno de los mayores auditorios de la Pontificia Universidad Católica de Porto Alegre (PUC), con la participación de miembros del comité organizador del FSM. En la ocasión, ello contribuyó para abrir un flanco estratégico, dejando demasiado en evidencia la relación directa entre ambas redes de izquierda. Algunos meses después, durante la campaña electoral de Lula, su notoria vinculación con el FSP le rindió no pocos dolores de cabeza. Analistas internacionales como el profesor Constantine Menges, del Hudson Institute, basándose en declaraciones de Lula, de Fidel Castro y de Chávez, alegaron que se estaba delineando una especie de "eje del mal" latinoamericano. En octubre de 2002, durante un conocido programa brasileño de televisión, Lula hizo una tentativa de ridiculizar esa acusación, lo cual le valió una interpelación pública del ex-prisionero político cubano Armando Valladares. Lula, para no traer más problemas a su campaña electoral y a su nueva imagen internacional, con tan espinoso tema, pasó a hacer silencio absoluto sobre el mismo.

Otro motivo para el perfil discreto del FSP durante el FSM de 2005, se debe a las críticas provenientes de sectores de la izquierda libertaria y anarquista -con creciente influencia en las ONGs brasileñas e internacionales- dirigida a los partidos comunistas, en particular, el de Cuba. Según esas corrientes libertarias, promotoras de la "diversidad", Cuba continúa actuando con antiguos clichés monolíticos como el de la supremacía de los partidos comunistas sobre las organizaciones sociales, y pecando por la excesiva elaboración teórica marxista clásica, lo que llevaría a esos partidos a un distanciamiento de la realidad y de la opinión pública.

La brasileña Verena Glass, una de las mayores especialistas en el FSM y en los "movimientos sociales", recuerda que "el mundo cambió desde Marx, el proletariado no es más la gran fuerza motora de las mudanzas que se hacen necesarias en el sistema neoliberal y el centralismo vertical de la izquierda tradicional es un modelo superado y profundamente rechazado por las nuevas generaciones".

De cualquier manera, el FSP, a pesar de las fosilizaciones conceptuales y estratégicas, es una fuerza actuante y organizada, que sería peligroso subestimar.

Organizadores del FSM afirmaron que, durante el evento, los participantes "radicalizaron en la defensa de los derechos humanos". Sin embargo, en los millares de conferencias y palestras, muchas de ellas dedicadas a los derechos humanos, raramente se oyeron críticas a la situación de flagrante violación de los derechos humanos en Cuba, una nación latinoamericana con 12 millones de habitantes, que sufren desde hace 46 años una implacable tiranía comunista.

En sentido contrario, los elogios a Cuba comunista abundaron de parte de figuras destacadas del FSM, como el presidente Chávez, el teólogo Leonardo Boff, Fray Betto, etc. La cruel figura del guerrillero cubano-argentino "Che" Guevara fue también puesta en realce en varios de los más concurridos eventos, y presentada como una figura idealista, generosa y hasta pacífica, como un modelo a ser imitado por la juventud. Es lo que hizo, por ejemplo, el periodista uruguayo Roberto Savio, de la agencia Inter Press Service (IPS), miembro del consejo internacional del FSM y moderador del importante panel "Quijotes hoy: utopías y política", efectuado en el auditorio Araújo Viana.

La delegación cubana estuvo encabezada por Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, quien también participó en el simultáneo Foro Parlamentario Mundial. Alarcón expresó su "optimismo" con el 5^o. FSM, motivado por el clima de "solidaridad" para con el régimen comunista, destacando como un ejemplo de ello el hecho de que los organizadores hubiesen escogido una niña cubana para leer un mensaje oficial en español, en el acto inaugural del evento. Mensaje que paradójicamente hablaba "de la justicia y de la dignidad humana como valores humanos universales", algo de que Cuba carece totalmente desde hace más de 40 años.

En entrevista, Alarcón reveló también que antes del FSM hubo una reunión de coordinación de partidos comunistas de América Latina y europeos, en la cual participó, donde articularon la común estrategia de los comunistas en el FSM.

Entre los 200 teólogos de la liberación presentes en el 5^o. Foro Social Mundial (FSM), varios de ellos manifestaron de una u otra manera su esperanza en el indigenismo en cuanto una de las nuevas "fuerzas liberadoras". El sacerdote chileno Sergio Torres, uno de los fundadores de la teología de la liberación (TL) y del movimiento "Cristianos por el Socialismo", llegó a decir que "los indígenas son una reserva espiritual" e "inclusive un anticipo de la sociedad futura". Según el P. Torres, ellos "no vivencian el individualismo" y "consiguieron rescatar las tradiciones espirituales ancestrales propias", las que estarían "muy cerca de los sueños de ecologistas y partidos verdes". Por fin, el teólogo chileno, de una manera sorprendente, valoró como una ventaja de esas "tradiciones indígenas" el hecho de que "no son tradiciones cristianas", contaminadas por la mentalidad conservadora.

Situándose en un plano estratégico, el P. Torres reconoció que el FSM contribuyó para "retomar" la teología de la liberación e inclusive "fortalecerla". Y que ahora la TL "se está adaptando" a los nuevos tiempos, pasando a luchar por la "liberación de género" (homosexuales y lésbicas), "de raza" (indios y negros) y de otros "excluidos".

Durante el Foro Social Mundial (FSM), el llamado "Puxirum" (en tupi-guarani: espacio para el encuentro entre lo material y lo espiritual) reunió representantes de 66 "pueblos indígenas", provenientes de 14 estados brasileños y de 13 países (Brasil, Perú, Chile, Colombia, Venezuela, Guatemala, México, Argentina, Bolivia, Surinam, Guyana, Paraguay y Ecuador).

En el evento, convocado por al Coordinación de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), fue escogido el osado eslogan "Nosotros somos el otro mundo", como respuesta al eslogan del FSM, "otro mundo es posible". Y fue lanzada la Agenda Indígena Amazónica (AIA), que exige de los gobiernos de los países de la región el "reconocimiento" de "todos los derechos de los indígenas" y la "devolución" de lo que denominan "nuestro territorio" ancestral, para pasar a gobernarlo "según nuestros sistemas organizativos, políticos, jurídicos y culturales". El documento pide también a los gobiernos concernidos que "retiren los invasores de las tierras indígenas".

Durante el Puxirum, se efectuó el Ritual de Protección del Fuego Sagrado, conducido por hechiceros de los pueblos guaraní, kaingang e xoclen, comunidades anfitrionas del evento, y la Ceremonia Internacional de los Ocho Mil Tambores.

Ha sido el primer FSM en el cual los indígenas se presentaron tan organizados, tuvieron un espacio propio y dieron a conocer de una manera tan nítida las metas y las exigencias del movimiento indigenista, cuya acción, bajo el aliento de la teología de la liberación, puede traer graves consecuencias políticas para la región amazónica.

La Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), órgano de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB) y las numerosas ONGs internacionales que llevan adelante actividades de "concienciación" revolucionaria entre las tribus indígenas de la Amazonia Continental, o Pan-Amazonia, conocen perfectamente el valor estratégico de esa macro-región, que se extiende por regiones limítrofes de ocho países de América del Sur y detenta de una de las mayores riquezas hídricas, biológicas y minerales del planeta.

La meta de esas entidades de izquierda religiosa y política parece ser la de transformar vastas regiones de la Amazonia Continental en "zonas liberadas", dejándolas, al menos en la apariencia, bajo el control de los indígenas, y en las cuales los Estados nacionales verían restringida su soberanía. Es lo que se vio en el Foro Social Pan-Amazónico (FSPA), efectuado en Manaus, estado de Pará, algunos días antes del Foro Social Mundial. No es difícil imaginar cuánto esas "zonas liberadas" podrían ser un terreno fértil para albergar guerrilleros como los de Colombia, narcotraficantes de varios países, etc., con capacidad de provocar metástasis sociopolíticas en la región.

"Existen en la región innumerables pueblos y comunidades cuyos territorios, cultura y modo de vida nada tienen que ver con los Estados nacionales", afirma Marilene Correia, secretaria de Ciencias y Tecnología del Estado de Amazonas, dando argumentos a aquellos que desean la concreción de las "zonas liberadas". En el mismo sentido, añadiendo ideas que van en la línea del debilitamiento de las fronteras nacionales en favor de los territorios indígenas, Luis Arnaldo Campos, ex-secretario de relaciones internacionales de la prefectura de Belén, en el estado de Pará, dijo que una "cuestión crucial" es "el debate sobre la distinción entre Estado y Nación, dado que, en cuanto Estados plurinacionales, que abrigan centenas de diversas culturas y etnias indígenas, los países amazónicos se ven enfrentados con el problema de cuál sería, en muchos casos, la frontera nacional".

Campos: "plurinacionalidad y multietnicidad"

"Tenemos que trabajar para obtener el reconocimiento constitucional de la plurinacionalidad y la multietnicidad de nuestros países", añadió Campos, concluyendo que "el gran desafío" del FSPA es pensar en un "proyecto estratégico para la Amazonia", que señale fórmulas de "autogobierno del pueblo".

Por fin, Adilson Vieira, co-organizador del Foro Social Pan-Amazónico (FSPA) y secretario general del Grupo de Trabajo Amazónico (GTA), una red que articula más de 500 organizaciones y movimientos sociales de la Amazonia brasileña, confidencia que existe una cantidad enorme de "experimentos concretos" que están siendo desarrollados "en varias áreas de frontera", tales como "intercambio de tecnología y conocimiento entre madereros, indígenas y mineros", proyectos de "economía solidaria", "convenios entre universidades y movimientos sociales de Colombia y Brasil", etc. Vieira niega que esos "movimientos sociales" que actúan en la región sean "radicales". De cualquier manera, sería importante que cualquier persona, entidad o gobierno interesado tuviese acceso, de una manera transparente, a las actividades de las ONGs en esa estratégica región.

En el 5^o. Foro Social Mundial (FSM), los debates sobre las utopías atrajeron a millares de participantes, en su mayoría jóvenes. En ellos, las corrientes sociales y políticas descontructivistas, de raíz anárquica, se vieron fortalecidas con testimonios de personalidades presentes que cuestionaron la eficacia de las excesivas elucubraciones en torno de teorías políticas; sustentaron la defensa de la subjetividad e inclusive la incapacidad de llegar a certezas; y que, alegando la inutilidad y hasta nocividad de las utopías, llegaron a proclamar el no-utopismo y el anti-utopismo. Estos aspectos del debate cobraron una envergadura que no estuvo tan visible en los FSMs anteriores, y que abre pistas para comprender el "otro mundo" anárquico que está naciendo de las entrañas del FSM.

El escritor portugués José Saramago, Premio Nobel de Literatura, delante de más de 10 mil jóvenes militantes sociales y políticos, comenzó su palestra intentando desconstruir el concepto de utopía, pese a "reconocer" que los jóvenes en general "son muy sensibles" a esa idea. "Yo no soy utopista"; "el concepto de utopía es inútil"; "si yo pudiese, tachaba la palabra utopía de los diccionarios"; "el discurso sobre la utopía es el discurso sobre lo no existente"; "vivimos hoy de utopías como por mucho tiempo vivimos de mitos y de creencias, que no tienen nada para darnos, pero mucho para prometer"; "yo creo que no precisamos de una utopía", fueron algunas de sus afirmaciones.

Después de desacreditar el concepto de utopía, Saramago embistió sucesivamente contra la objetividad, la religión, la política y el propio lenguaje: "La objetividad no existe, todos somos seres subjetivos y todo lo que hacemos es subjetivo"; "fuera de nuestra cabeza no hay nada"; "toda religión es un conjunto de subjetivismos"; "las palabras son unas desgraciadas, hacemos de ellas lo que queremos"; "la política es el arte de no decir la verdad, ella falsea, deturpa, condiciona y manipula", aseveró ante la sorpresa de muchos asistentes.

A continuación, Saramago dijo esperar que su no-utopismo condujese a la necesidad de "una revisión rigurosa en los conceptos de la izquierda", pero que de ninguna manera éste tiene como objetivo producir una parálisis. Muy por el contrario, el no-utopismo propugna un tipo de activismo efectivo, directo e inmediato, "menos retórico". "No hay tiempo para gastar en discusiones y movilizaciones que resultarán en alguna mejora solamente en 2043 o, peor aún, de aquí a 150 años", es preciso que cada militante social del FSM se transforme en el corto plazo en un "instrumento para la acción", concluyó.

Ignacio Ramonet, director de "Le Monde Diplomatique", uno de los fundadores del FSM y actual miembro de su consejo internacional, fue más sintético y tal vez más lejos que el propio Saramago: "Somos contra-utopistas", proclamó, porque "las experiencias históricas muestran que todas, todas las utopías terminaron mal", dando como ejemplos el nazismo, el estalinismo y los movimientos talibanes, que estuvieron en la raíz de los "peores horrores políticos". De una manera análoga al no-utopismo de Saramago, él dejó claro que su anti-utopismo "no quiere decir que tengamos que abandonar proposiciones, visiones y objetivos", pero sí que los militantes alter-globalista deben desvencijarse de excesivas elucubraciones y teorizaciones.

Que no quepan dudas, "vamos a cambiar el mundo", concluyó este intelectual libertario que -no se sabe si como ejercicio del anti-utopismo que predicó, o de un tardío utopismo que criticó- llegó a proclamar al presidente Chávez como un "nuevo libertador".

Moacir Gadotti, profesor de la Universidad de São Paulo (USP), uno de los fundadores del Partido de los Trabajadores (PT) y miembro del Instituto Paulo Freire, insistió varias veces en la idea de que "la época de las certezas pasó", habiendo llegado la era de las preguntas, "siguiendo los métodos zapatistas". Y concluyó: "Ya no precisamos de una teoría, precisamos una meta".

El hindú Siddhartha Shivamurthy, después de decir que "el mundo contemporáneo es como una casa que está entrando en colapso por causa de un gigantesco tsunami", afirmó que "lo que estamos presenciando es el colapso de las utopías", y que la salida para el mundo es una mudanza en el ser humano, "no a través de la lógica, sino de lo experimental". A partir de esa mudanza en el hombre surgiría una "nueva democracia", la cual "deberá comenzar con la democratización de las religiones", conduciendo a su vez al "fin de las individualidades", con cual las personas "pasarían a vivir comunitariamente".

En el Foro Mundial de Teología y Liberación (FMTL), el sociólogo de la religión venezolano Otto Maduro, profesor en la Drew University, de Nueva Jersey, abordó el tema "Religión para otro mundo posible" ante un auditorio en el que estaban presentes 200 teólogos de la liberación, entre los cuales, Leonardo Boff y los sacerdotes José Comblin, Sergio Torres y Oscar Beozzo, así como centenas de religiosos, religiosas y miembros de comunidades eclesiales de base.

Maduro hizo una "autocrítica" de la teología de la liberación (TL), no para lamentar los efectos de su acción revolucionaria en el interior de la Iglesia y en la sociedad civil, sino para intentar actualizar y potenciar aún más esa acción. El religioso venezolano dijo que los teólogos de la liberación, "como profetas de los tiempos bíblicos", "osaron criticar la teología de los que tenían poder, recursos y fuerza", denunciando que las teologías "dominantes" sólo habrían interpretado a una "elite" de "blancos, cristianos y heterosexuales del Norte".

No obstante, después de una fase radical, llegó para la TL una hora de "concesiones" al poder, de deseo de "menos riesgos" y de "menos amenazas al propio poder conquistado". Con ello, se olvidaron los "gritos de los oprimidos" que dieron razón de ser a la "herejía" liberacionista, que entró en decadencia, llegando a transformarse en "una nueva ortodoxia". En esa coyuntura, añadió Maduro, dejaron de ser oídos tres "gritos" posteriores, que "no escuchamos": las reivindicaciones de "grupos de homosexuales, lésbicas y feministas"; la relación con la "corporeidad y la sexualidad"; y la dependencia incondicional con relación a gobiernos de izquierda latinoamericanos.

Los dos primeros puntos que Maduro llama a asumir constituyen el pivote de una enorme revolución sexual en la Iglesia. "La buena teología de la liberación debería tomar en serio, de una vez por todas, la defensa de una vida integral, de una vida abundante y de placer", dijo el teólogo venezolano. El tercer punto en realidad no es una crítica a la meta socialista de los aludidos gobiernos de izquierda sino "al egoísmo y a la corrupción generados por el poder".

La exposición del teólogo Maduro fue, a su modo, un ejercicio de desconstrucción de la TL, y de crítica a la "corrupción" del poder, similar a los efectuados en el plano sociopolítico por Saramago, Ramonet y Gadotti.

El Foro Mundial de Teología y Liberación (FMTL), en el cual el religioso venezolano Otto Maduro efectuó su conferencia, fue uno de los numerosos eventos en torno del 5^o. FSM. Su lema, "Teología para otro mundo posible", se inspiró en el lema del FSM "Otro mundo es posible", pero también en una osada afirmación de Monseñor Pedro Casaldáliga, obispo católico residente en Brasil y uno de los exponentes de la TL: "Si queremos ayudar al mundo, nuestra contribución debe ser ayudar a cambiar la religión; y para poder cambiar las formas de religión tenemos que ir más hondo y cambiar las imágenes que configuran nuestras propias experiencias de Dios". Es lo que consignó el periodista Faustino Teixeira, de la agencia izquierdista brasileña Carta Maior.

Los osados debates del FMTL tuvieron continuidad en el ámbito del Foro Social Mundial (FSM), que por primera vez acogió el tema de la "espiritualidad" como un espacio temático específico, para "dar ciudadanía al fenómeno religioso y su incidencia en los movimientos de liberación". El monje benedictino brasileño Marcelo Barros, explicó que la TL "colaboró fuertemente" para la gestación del FSM, en cuanto un "afluente importante" para el "movimiento alter-mundialista". Y remató con una osada afirmación, que revela las metas últimas, desconstructoras y relativistas, de una nueva "teología de la liberación pluralista": ahora, ésta debe concentra sus esfuerzos en "superar" la "convicción de que el cristianismo es la única religión verdadera".

En esas tendencias germinativas del movimiento alter-mundialista, se constata la influencia de posiciones de inspiración anarquista que sustentan que es preciso desconstruir las antiguas teorías religiosas y políticas, pues ellas harían salir a los activistas de la realidad, con un efecto paralizante; y que es de la "praxis", de la interacción socio-revolucionaria, que surgirá el "otro mundo posible" social, político y religioso. Las teorías estarían viciadas en su propia esencia, porque fueron generadas por la lógica y el raciocinio, así como el poder estaría corrupto en su propia raíz por la mera existencia, en su interior, de organizaciones y jerarquías.

¿Hacia dónde conducirá esa desconstrucción de teorías, utopías y teologías?

El no-utopismo y el anti-utopismo no parecen reducirse a meras estrategias para ocultar metas revolucionarias, las cuales, si fuesen presentadas abiertamente, provocarían un distanciamiento e inclusive un rechazo de la opinión pública. Ambos, no-utopismo y anti-utopismo, sin duda cumplen con ese papel de disimular las metas, protegiéndolas de eventuales críticas; pero ello no parece explicar todo, y levanta algunas interrogaciones.

Estos debates, ¿indicarán en el interior del movimiento alter-globalista una inflexión que deje atrás la predominancia del hiper-racionalismo, tan presente en el marxismo-leninismo clásico y en ciertas formas de socialismo, rumbo a otro extremo, también profundamente errado, de la negación del valor de la razón como instrumento de análisis y de conocimiento objetivo de la realidad?

Al final de ese camino, ¿estarán nuevas maneras de pensar, de percibir y de sentir, similares a la de los indígenas, tan promovidos en este FSM, quienes llegaron a proclamar "nosotros somos el otro mundo"? ¿Se caminará, entonces, rumbo a sociedades de tipo "tribal", sin teorías, sin raciocinio lógico, sin conceptos abstractos y sin verdades objetivas?

En el siglo 20, fue el pensador brasileño Plinio Corrêa de Oliveira quien tal vez haya vislumbrado y analizado críticamente, de manera más profunda, el problema de la degradación progresiva del intelecto humano, hacia formas de pensar y sentir neotribales.

En su libro "Revolución y Contra-Revolución, el mencionado autor explica que "el camino rumbo al estado de cosas tribal tiene que pasar por una extinción de los viejos cánones de reflexión, volición y sensibilidad individuales, gradualmente sustituidos por modos de pensamiento, deliberación y sensibilidad cada vez más colectivos".

Y añade Corrêa de Oliveira:

"Es imposible no preguntarse si la sociedad tribal soñada por las actuales corrientes estructuralo-tribalistas da una respuesta a esta indagación. El estructuralismo ve en la vida tribal una síntesis ilusoria entre el auge de la libertad individual y del colectivismo consentido, en la cual este último acaba por devorar la libertad. Según tal colectivismo, los varios 'yo' o las personas individuales, con su inteligencia, su voluntad, su sensibilidad y consecuentemente sus modos de ser, característicos y discrepantes, se funden y se disuelven, según ellos, en la personalidad colectiva de la tribu generadora de un pensar, de un querer, de un estilo de ser densamente comunes".

"En las tribus, la cohesión entre los miembros está asegurada, sobre todo, por un pensar y sentir comunes, del cual derivan hábitos comunes y un querer común. En ellas la razón individual queda circunscrita a casi nada, es decir, a los primeros y más elementales movimientos que su estado atrofiado le consiente. "Pensamiento salvaje" (cfr. Claude Lévy-Strauss, La pensée sauvage - Plon, París, 1969), pensamiento que no piensa y se vuelve sólo hacia lo concreto. Tal es el precio de la fusión colectivista tribal. Al hechicero le incumbe mantener, en un plano "místico", esta vida psíquica colectiva, por medio de cultos totémicos cargados de "mensajes" confusos, pero "ricos" en fuegos fatuos o hasta en fulguraciones provenientes muchas veces de los misteriosos mundos de la transpsicología o de la parapsicología. Por medio de la adquisición de esas "riquezas" el hombre compensaría la atrofia de la razón. De la razón, sí, otrora hipertrofiada por el libre examen, por el cartesianismo, etc., divinizada por la Revolución Francesa, utilizada hasta el más exacerbado abuso en toda escuela de pensamiento comunista, y ahora, por fin, atrofiada y hecha esclava al servicio del totemismo transpsicológico y parapsicológico..."

35 mil personas, en su mayoría jóvenes, participaron del Campamento Intercontinental de la Juventud (CIJ), montado en un terreno de 50 hectáreas, formando parte de un perímetro más amplio que reunió prácticamente todas las actividades del 5^o. Foro Social Mundial (FSM), llamado "Territorio Social Mundial', en la orla del río Guaíba. En esta edición del FSM, aún más que en las otras, el CIJ se constituyó en un laboratorio del "otro mundo" de raíz autogestionaria y anárquica, al parecer deseado por buena parte de los participantes del gigantesco evento alter-mundialista.

Según fue explicado por la comisión coordinadora del Campamento Internacional de la Juventud (CIJ), este experimento, ya en su primera edición, en 2001, "sobrepasó la idea de un simple alojamiento alternativo" para buscar "perspectivas de reinvención de las relaciones políticas y de la vida en sociedad", y transformarse en un "espacio de vivencia y convergencia de las más diversas formas de contestación a la hegemonía capitalista". El Campamento es un "centro de construcción simbólica y de resistencia, radicalizándose en el día a día y posibilitando que la fuerza de ese movimiento sea llevada a todo el mundo". Se pretende que esas "nuevas formas de hacer política" sirvan para "potenciar" las prácticas "transformadoras", explicaron los coordinadores del evento.

La "horizontalidad" y la "autogestión" fueron dos principios fundamentales puestos en práctica en el CIJ, a través de los cuales "todos los participantes administran, deciden y ejecutan decisiones que perfeccionan una nueva manera de hacer política". Fernando Campos, 30 años, miembro del Consejo Libre Metropolitano de Estudiantes de Arquitectura y Urbanismo, afirmó: "En esta edición, defendemos que cada uno acampe como quiera". El sistema fue de "autogestión", no hubo calles definidas para alinear las carpas; apenas se indicaron barrios, donde cada uno ocupó el piso como le pareció mejor.

Como también recordaron los coordinadores, desde la primera edición, en el 1er. FSM de 2001, el CIJ fue al mismo tiempo "embrión" y "vitrina" de "experiencias radicales" de "inclusión social" y "desarrollo sustentable". Ningún detalle, en esta edición del campamento, careció de un significado simbólico. En este año, decenas de actividades culturales y políticas se efectuaron en los llamados Centros de Acción (CAs), como fueron el "Caracol Intergaláctico" ("luchas globales", "nuevas formas de activismo y de acción directa"), el "Espacio Che" (en torno de la figura del guerrillero cubano-argentino Ernesto "Che" Guevara), el "Lògùn Ède" (dedicado a la "diversidad sexual"; el nombre pertenece a la "divinidad" bi-sexual "yorùbá"); el "Terrau" ("reforma agraria y urbana"); el "Tupiguara" ("casa de todos", en el lenguaje de las tribus indígenas tupi-guaraníes, del sur del Brasil); etc.

Complementariamente a los CAs funcionaron 9 casas con un aspecto primitivo y bastante extraño, los llamados "Axonios", espacios "bioconstruídos" con estructura de bambú, hierro y lona, en formato geodésico, donde caben 150 personas. El nombre no fue escogido por acaso, según explicaron participantes del CIJ: un axonio es una prolongación de las neuronas, que puede medir desde milímetros hasta más de un metro. Él se conecta con otros axonios y "su especialidad es generar y conducir el potencial de acción".

En el 5^o. Foro Social Mundial (FSM), cuya Carta de Principios "propugna por el respeto a los derechos humanos", entre las mayores contradicciones estuvieron las numerosas actividades favorables a la legalización del aborto, o sea, a la matanza de seres inocentes que ven transformado el vientre materno, donde habitan temporalmente, en cámara de tortura y de muerte. Esas actividades fueron promovidas por la ONG feminista Católicas por el Derecho de Decidir (CDD), en el marco de la campaña "Católicas por la Legalización del Aborto en Brasil".

"Queremos ayudar a las católicas a ser a favor del aborto no a pesar de la fe, mas en nombre de la fe", llegó a decir María José Rosado, coordinadora de la entidad, que añadió, de una forma no menos chocante: "Muchas personas piensan que nosotros, feministas favorables a la legalización del aborto, somos contra la maternidad. Pero no es así. La decisión libre de las mujeres de tener o no hijos humaniza la maternidad".

Por su parte, Dulce Xavier, relaciones públicas de la referida entidad, afirmó que "hay religiosos y religiosas que participan de nuestro grupo", que su entidad defiende "la libertad de católicas y no católicas sobre el propio cuerpo" y que "es posible tener autonomía sobre el propio cuerpo y continuar siendo una buena católica"...

Segundo las dirigentes de la referida ONG feminista, esta campaña "refuerza" las acciones de la ministra Nicéa Freire, de la Secretaría Especial de Políticas para las Mujeres, que en diciembre de 2004 lanzó el 1er. Plano Nacional de Políticas para las Mujeres, con el objetivo de "recoger y proponer cambios en la legislación sobre el aborto" y de "garantizar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres". Por su parte, la ministra Matilde Ribeiro, de la Secretaría Especial de Políticas para la Promoción de la Igualdad Racial, se manifestó "favorable a la legalización del aborto", y calificó de "rígidos" y "elitistas a aquellos que defienden que quien está por nacer es un ser vivo diferente de su madre, y tiene derecho a vivir.

Otra contradicción flagrante en el reciente FSM, cuya Carta de Principios lo define como "un espacio abierto" para el "debate democrático de ideas", ocurrió el 25 de enero, víspera de la abertura del evento, cuando 7 militantes de la juventud del PSDB, un partido brasileño de centro-izquierda, comenzaron a montar una carpa en el Campamento de la Juventud. Casi inmediatamente, decenas de militantes de otros partidos más a la izquierda, y miembros de varias ONGs, rodearon al pequeño grupo, comenzando a hostilizar a sus miembros verbal y físicamente. Coordinadores del Campamento y miembros de la Policía Militar que se hicieron presentes en el local reconocieron el derecho de esos jóvenes de permanecer en el Campamento, pero añadieron que no tenían posibilidad de salvaguardar su integridad física. Ese hecho es una pequeña, pero sintomática, punta de un iceberg que indica la intolerancia y el espíritu dictatorial que parece estar subyacente en la "diversidad" proclamada por el FSM.

Según sus organizadores, es posible definir el FSM con esa sola palabra, "diversidad", algo que puede sonar simpático a quienes no conocen suficientemente las interioridades del Foro. En realidad, parece tratarse de una "diversidad" excluyente, con mano y sin contramano, pues sólo se admitiría aquello que esté hacia la izquierda y que, de una u otra manera, contribuya para realizar la pesadilla anárquica vislumbrada por Marx.

La fuerza indiscutible demostrada por el 5^o. Foro Social Mundial es, no obstante, una parte de la realidad, pues el movimiento alter-mundialista está lejos de ser incoercible y omnipotente: él posee no sólo debilidades sino también talones de Aquiles, como lo reconocieron destacados participantes. Oír la confesión de esos puntos vulnerables sirve para obtener una visión balanceada del FSM y estar en condiciones de hacer una denuncia de sus objetivos anticristianos, sin caer en exagerados pesimismos derrotistas, ni en excesivos optimismos triunfalistas, ambos igualmente paralizantes.

El teólogo de la liberación protestante Walter Altmann abordó de una manera descarnada la "frustración" provocada por el "aplazamiento de proyectos y sueños", algo que ha llevado a muchos militantes de izquierda a una especie de crisis axiológica que los hace cuestionar inclusive la validez de la propia lucha que llevaron a cabo durante años, tal vez durante vidas enteras. Altmann reconoce que ha habido "muchas" esperanzas, pero que al mismo tiempo "muchas de ellas también se frustraron, y nos frustraron". Entonces, no sólo entre los teólogos de la liberación sino "aún en el interior de los movimientos sociales", surge "la pregunta inquietante: 'al final, ¿habrá valido la pena?'" Altmann continúa su análisis diciendo que "el aplazamiento, al parecer sin fecha marcada, de la concreción de los sueños, cuando esa concreción parecía tan próxima", provoca un problema axiológico que "nos asalta y constituye una grave amenaza al propio movimiento de la esperanza".

El teólogo Altmann no menciona un problema clave, subyacente a la "frustración" de los militantes ante la "postergación" de esos "sueños", en el plano teológico y político, que es la incapacidad demostrada hasta ahora de convencer y arrastrar a las mayorías en la dirección de esos "sueños" revolucionarios, que han sido percibidos por el sentido común popular como pesadillas.

El ya citado teólogo de la liberación chileno, P. Sergio Torres, recordó que la TL nació en los años 60 y se desarrolló en las décadas del 70 y el 80, junto con "movimientos de liberación muy fuertes bajo la inspiración de la revolución cubana". Y reconoció que los movimientos de izquierda socialista quedaron "desanimados" y "debilitados" con la "crisis del socialismo", la cual derivó en la caída del muro de Berlín en 1989 y, poco después, del comunismo soviético.

"Hubo demasiada vinculación con un proyecto histórico del socialismo", como fue el caso de "la experiencia con el presidente Allende", en Chile. En dicho país, los "grupos de izquierda fueron ingenuos y pensaron que era posible una mudanza profunda", dijo el P. Torres, añadiendo que "la teología, que también tiene una tendencia a la utopía, sufrió de la misma ingenuidad", al "identificarse demasiado con un marxismo que ya había salido de moda y que había servido de base para la teología de la liberación". El duro resultado de esos errores estratégicos, concluyó el P. Torres, es que "muy probablemente vamos a tardar 30 años en tener una nueva alternativa" como la que, en su época, fue el llamado socialismo real.

A pesar de reconocer que la identificación con el comunismo costó a los teólogos de la liberación -y, en el fondo, a los socialistas del mundo entero- por lo menos 30 años de atraso, el P. Torres no dejó pasar la oportunidad para afirmar, con una pertinacia digna de mejor causa, que Cuba comunista "continúa siendo una referencia extraordinaria".

Como ya fue visto, tanto Fray Betto cuanto la cubana Aleida Guevara, hija del "Che", recordaron los "errores" estratégicos cometidos, que llevaron a las izquierdas brasileñas y latinoamericanas a quedar aisladas del pueblo que pretendían interpretar. Por su parte, Atilio Borón, de CLACSO, constató la "debilidad o ausencia, en el orden concreto de los hechos, de un impulso a partir de la base" (o sea, falta de adhesión popular a las causas revolucionarias), en algunos países latinoamericanos. Borón destacó especialmente, en este sentido, al gigantesco Brasil, donde "nunca en toda su historia" se produjo "una huelga general nacional", presentando un "paisaje político" marcado por la "asombrosa pasividad de sus clases y camadas populares". Por fin, el intelectual argentino se refirió en términos muy duros a la "irracionalidad" y "tendencia suicida" de algunas izquierdas latinoamericanas, por apartarse de la realidad.

El problema de las velocidades del proceso revolucionario no sólo se pone con relación al riesgo de un distanciamiento del sentir de las mayorías, en particular, del pueblo, sino también, como fue visto en este Informe sobre el 5^o. FSM, dentro de las propias izquierdas, aún cuando las causas de esa separación puedan diferir sustancialmente.

En ese sentido, en entrevista al periodista Marco Aurelio Weissheimer, Leonardo Boff distinguió "un Lula como persona, como representante de los oprimidos, con sus sueños y esperanzas políticas", de "un Lula presidente, neoadmitido por los representantes del gran capital". Y advirtió que "el efecto peor que este estilo de ilusión oficial está produciendo en medio del pueblo es la despolitización, la creencia de que la política es propiamente un engaño, que ya no sirve más mantener un sueño".

Boff constata que "por causa de ello ya hay desilusión y también mucha rabia" en las bases de izquierda, al punto que "si ofreces la estrella roja del PT -y ya cambiaron en algún lugar el color- nadie la quiere recibir; al contrario, la rechazan con desdén: son síntomas que hablan por sí". En la referida entrevista, el teólogo de la liberación concluyó: "Lula puede desilusionar a mucha gente, pero no tiene el derecho de hacer que el pueblo pierda la esperanza y frustrarlo en el sueño que él mismo ayudó a soñar y a formular políticamente".

El propio Weissheimer dio posteriormente su opinión sobre el actual dilema dentro del PT, manifestando que "la quinta edición del Foro Social Mundial de Porto Alegre dejó en el aire algunas señales de alerta para los cuadros dirigentes del PT, para aquellos que todavía tienen ojos para ver y oídos para escuchar"; que "el partido está dejando de ser una referencia política importante para la mayoría de la generación de los foros, la juventud que viene participando activamente en este movimiento desde 2001"; que "quien anduvo por el territorio del Foro, principalmente por el Campamento de la Juventud, sabe esto muy bien"; y que el PT "no sólo está dejando de ser una referencia sino que también se está transformando, progresivamente, en una referencia negativa"; que "puede ser prematuro decir que se trata de un cuadro irreversible, pero los caminos que el partido viene trillando, sus prácticas cotidianas y las opciones que viene haciendo se apartan cada vez más de los caminos, prácticas y opciones que atraen a esa juventud, la cual, al contrario de lo que muchos dicen, permanece ávida por política"; que "lo más espantoso es que, pasado el Foro, muchos dirigentes del PT salieron a público para cantar en prosa y en verso cómo había sido positiva la participación del partido"; y, por fin, que "sólo es posible comprender esa manifestación explícita de auto-engaño por el alto grado de intoxicación con las demandas de la realpolitik y de la lógica del poder".

En las páginas precedentes, se pretendió trazar un panorama objetivo de lo ocurrido en el 5^o. Foro Social Mundial (FSM), en cuanto laboratorio de "otro mundo" autogestionario y anárquico, que en cierto sentido ya está naciendo. Ese "otro mundo" tiene como común denominador una enigmática y ambivalente "diversidad", que parece ser el nuevo nombre del caos. A través de esa "diversidad", se trataría de empujar a las sociedades humanas -mediante un deslizamiento gradual y, tanto cuanto posible, indoloro, de manera que no cause sobresaltos en la opinión pública- rumbo a la anarquía profetizada por Marx, en la cual el propio Estado deberá desaparecer.

Utopistas, no-utopistas, anti-utopistas, indigenistas, gramscianos, leninistas, guevaristas, teólogos de la liberación, feministas etc., más allá de sus diferencias estratégicas, van convergiendo para ese "otro mundo" en el cual se irán disolviendo los restos de la civilización cristiana, llevando a la humanidad a tipos de vida lo más apartados posible de la Ley de Dios.

Del 1er. Foro Social Mundial de 2001 hasta su 5^a. edición en 2005, el movimiento alter-globalista fue extendiendo cada vez más sus ramificaciones por el mundo entero, ejerciendo una creciente función dinamizadora y catalizadora de las izquierdas internacionales.

Cometería un error de cálculo el observador que se limitase a evaluar el 5^o. FSM meramente por aspectos contradictorios, folclóricos y hasta ridículos de algunas de sus manifestaciones, por fallas en el enorme y complejo programa, etc. Porque el hecho relevante es que el FSM, además de multiplicar el número de sus participantes inscritos (de 20 mil en la 1^a. edición de 2001, a 155 mil en la 5^a. edición de 2005), maduró en su capacidad de articulación y avanzó en una dirección anárquica, con varios de sus miembros más destacados asestando el foco en la desestructuración de la vida de pensamiento, de la cultura, de las jerarquías y de los restos de la civilización cristiana. Y, como ya fue dicho, ello podrá favorecer la inmersión de parcelas de la humanidad en formas de ser y en estilos de vida marcados por la subjetividad, la falta de lógica, la abundancia de contradicciones y el neo-tribalismo.

Delante de ese "otro mundo" que ya está naciendo de las entrañas del FSM, construido sobre la base de una "diversidad" que parece hacer de la relativización de toda verdad un valor absoluto, es legítimo preguntar qué espacio quedará para quienes discuerdan de esa visión tan diametralmente contraria al pensamiento aristotélico-tomista, fundamento filosófico de la cultura y de la civilización cristiana.

¿Resultará exagerado sospechar que en los primeros esbozos de ese "mundo nuevo" pueda estar en germen un tipo de "fundamentalismo" anticristiano, capaz de desencadenar presiones e inclusive persecuciones contra quienes continúan tomando los Mandamientos de la Ley de Dios como valores absolutos? Si así fuera, ¿qué tipo de presiones podrían surgir de esa "diversidad" que parece sustituir -por lo menos, temporalmente, el tiempo lo dirá- guillotinas, "gulags" y "paredones" por "hegemonías" asfixiantes, que no matan cuerpos pero que son capaces de envenenar almas? ¿Tendrán esas "hegemonías" de la "diversidad" un carácter psicológico, psiquiátrico, legal, policial, físico o una perversa combinación de todas ellas?

El avance, en numerosos países, de legislaciones que no sólo favorecen la llamada "diversidad sexual" sino que establecen penalidades contra quienes a ella se oponen, acusándolos de "discriminación", sin importarles que esas oposiciones se basen en principios morales y religiosos, puede ser un primer instrumento para dotar a tales persecuciones de un aire jurídico y legal.

En esta serie de artículos sobre el 5º Foro Social Mundial no sería posible dejar de presentar tan delicadas interrogaciones, delante de problemas que podrán afectar de una manera decisiva el futuro de la humanidad.

Por fin, como también fue visto, ese avance del proceso revolucionario no es irreversible, al punto de que sus propios protagonistas reconocen dificultades, de diverso orden, que van encontrando en su camino. A lo largo de este trabajo quedó delineado el mapa de las vulnerabilidades de las izquierdas alter-globalistas, incluyendo sus talones de Aquiles. Existen posibilidades reales de efectuar una acción doctrinaria y publicitaria para denunciar, ante la opinión pública mundial, ese proceso disgregador. Queda efectuado, entonces, un convite para seguir el consejo de Santo Tomás de Aquino: ver, juzgar y actuar, invariablemente dentro del respeto de las leyes de Dios y de los hombres. La Providencia se encargará del resto.