"Los medios de comunicación occidentales han sido injustos en relación a Irak", enfocando solamente "el lado negro de la realidad, el terrorismo, los asesinatos, los autos-bomba y las crueles imágenes de decapitaciones", como si todo el país estuviese transformado en un enorme "valle de la muerte", lamentó Monseñor Rabban Al Qas, obispo católico caldeo de Amadiyah (Kurdistan, al norte de Irak), en declaraciones a la revista Asia News.

El mencionado eclesiástico constató que la prensa prácticamente "nunca se refiere a los aspectos positivos" como, por ejemplo, "plantas generadoras de energía reiniciando sus actividades, refinerías de petróleo reabriendo, programas de agricultura siendo comenzados y carreteras en fase de reconstrucción"; en una palabra, un "nuevo Irak" que lucha para "rising from the ashes", superando la "pobreza" dejada por Saddam Hussein. Y añadió que similar injusticia está siendo cometida por "países de Europa occidental y por 'pacifistas'", quienes "han demostrado estar ciegos en relación a lo que ocurre en nuestro país".

El obispo de Amdiyah concluyó diciendo que lo que substancialmente ha ocurrido es "una verdadera liberación, la liberación de Irak"; y que ahora "ya no hay excusa" para que Occidente "no nos ayude", porque "porque existe una resolución de la ONU y el poder está en las manos de un gobierno nacional".

A pesar de su relevancia, las declaraciones de Monseñor Al Qas fueron ignoradas -¿tal vez, censuradas?- por los grandes medios de comunicación. Lo concreto es que la referida versión entra en contradicción con buena parte de las informaciones publicadas sobre Irak. ¿Cuál de ambas versiones se acerca más a la verdad de los hechos? Si los aludidos medios de comunicación creen que las denuncias de Monseñor Al Qas son injustas, incorrectas o parciales, sería de alto interés que lo demostraran.

De cualquier manera, esos medios de prensa que hoy silencian versiones como la del obispo de Amadiyah son los mismos que ayer contribuyeron a encubrir los crímenes de Saddam Hussein, que hoy poco o nada hacen para denunciar las actuales persecuciones contra los cristianos en países musulmanes, que parecen no importarse con las persecuciones en países comunistas como China y Cuba, y que estimulan un anti-norteamericanismo emocional e irracional. ¿Cómo pensar que esta actitud constituya un servicio en favor de la paz y de la verdad?

Las informaciones, comentarios e interrogaciones contenidas en este editorial, pretenden ser una colaboración constructiva y leal para un debate sobre el papel de los medios de comunicación, de las entidades de "derechos humanos" y de los gobiernos occidentales en la solución de los delicados problemas contemporáneos.