Oct. 3, 2003: Editorial CubDest
Reciente viaje de Lula a Cuba: el "terapeuta" y la "desensibilización"
Por ocasión de su reciente visita a Cuba comunista, el presidente Lula da Silva, de Brasil, evitó pronunciarse públicamente sobre la flagrante y escandalosa violación de los derechos de los habitantes de la isla-cárcel, a pesar de los pedidos que le hicieran familiares de presos políticos y personalidades internacionales. Para lavarse las manos -de una manera que el secretario general de Reporteros Sin Fronteras, Robert Menard, calificó de "cobardía"- alegó no querer contundir "el derecho de los cubanos a su autodeterminación", como si el pueblo de la isla caribeña, que yace bajo un sistema totalitario desde hace más de 40 años, tuviera la posibilidad de "autodeterminarse".
Es verdad que el presidente brasileño tampoco se pronunció públicamente en apoyo del dictador Fidel Castro y de su régimen, como lo había hecho invariablemente en sus numerosos viajes anteriores. Pero toda su visita, del abrazo inicial al abrazo final con el dictador, más allá de las palabras no pronunciadas, fue un gran gesto de respaldo al régimen comunista. No lo decimos nosotros. Es el propio Castro quien, en palabras publicadas por el diario oficial Granma, se encargó de confesar: "Es la mejor visita que hemos tenido nunca". En efecto, según observó el enviado especial de "El Universal", de México, Lula llevó un "balón de oxígeno político" a Castro, quien obtuvo un "triunfo político" considerable.
Lo anterior es sumamente grave, y ese apoyo marcará para siempre, como un estigma indeleble, la carrera política de Lula, que pretende erigirse en líder sudamericano y mundial.
Pero hay otro aspecto igualmente grave, del punto de vista de la influencia política tendencial y de la sicología social, que ha pasado desapercibido a los comentaristas internacionales.
La visita de la comitiva brasileña estuvo envuelta en un clima casi idílico, una antítesis del infierno cubano. Visitantes y anfitriones se presentaron ante los medios de comunicación ostentando una amistad fraternal, con el dictador tratando a Lula todo el tiempo de "hermano"; de amabilidades y agradecimientos mutuos; de nostalgias y sentimientos, al punto de que varios ministros de la comitiva brasileña derramaron lágrimas de emoción al ser abrazados por el tirano; de publicitadas recepciones como la del Palacio de la Revolución, donde en un ambiente festivo el presidente Lula enseñó sus dotes de bailarín al dictador Castro, y éste, en medio de bromas, le regaló una botella de ron, mientras todos saboreaban ciervo, langostas y camarones.
La creación de ese clima de aparente normalidad, como si se estuviera en el mejor de los mundos y no en una isla-presidio, bien podría haber formado parte de una gigantesca maniobra propagandística tendencial con el objetivo de disolver las justificadas "barreras de horror" que aún existen en Brasil y en América Latina con relación a la dictadura castrista. "Barreras de horror" que son el principal obstáculo que impide que Fidel Castro y su régimen sean aceptados por la opinión pública continental.
Es como si la conocida fórmula publicitaria "Paz y Amor" -que en el período pre-electoral brasileño tantos frutos rindió al presidente Lula, para metamorfosear de la noche a la mañana su anterior perfil de revolucionario radical- se hubiese aplicado por ósmosis, al menos temporalmente y, sin duda, sólo en la superficie, al sistema cubano y al tirano.
En la sicología comportamental existen terapias específicas, rápidas y consideradas bastante eficaces para eliminar o disminuir en los pacientes diversos tipos de fobias; por ejemplo, en relación con situaciones, animales o insectos que despiertan horror. El tratamiento consiste básicamente en ir presentando el estímulo que causa horror simultáneamente con un elemento distensivo, tranquilizante, relajante. Con ello, el paciente va "desensibilizándose" con relación a ese estímulo que le causa horror.
Si con el viaje del presidente Lula se hubiera intentado aplicar colectivamente los principios básicos de esta técnica de la sicología comportamental, no se habría procedido de manera diferente. ¿En qué medida los artífices publicitarios lula-castristas habrán conseguido su objetivo "desensibilizante? Es difícil calcularlo con exactitud. Sin embargo, tenemos la certeza de que poner al desnudo, objetivamente, este tipo de maniobras sicopolíticas, sirve para neutralizarlas.