Editorial, Informativo Operario, TFP, São Paulo, Junio 2, 2003 (traducción del original en portugués)
El presidente Lula y la "intocabilidad" de Cuba comunista
A juzgar por dichos y hechos del presidente Lula y de altos miembros de su gobierno, Cuba comunista se está beneficiando con un misterioso manto de protección e inclusive de intocabilidad. Lo anterior, a pesar de que la represión violenta, de corte estalinista, no ha hecho sino crecer en Cuba, con detenciones de activistas de derechos humanos y periodistas, y fusilamientos sumarios de 3 personas cuyo pecado fue intentar huir de la isla-cárcel.
Es este el delicado asunto que amplios sectores de la opinión pública brasileña e internacional se están colocando de manera cada vez más apremiante.
Recordemos algunos hechos recientes, en orden cronológico, que ilustran esa protección e "intocabilidad" del dictador Fidel Castro y de su régimen de injusticia, miseria y sangre, aún después de la reciente ola represiva que agravó la situación de 11 millones de desdichados cubanos.
El ministro de la Casa Civil, José Dirceu, evitó criticar al régimen de La Habana alegando ser un tema "embarazoso" para él, tanto es lo que debe a Cuba de sus tiempos de guerrillero, habiendo residido en la isla durante años al punto de sentirse un cubano-brasileño. El líder del gobierno en el Senado, Tião Viana, del Partido de los Trabajadores (PT), rechazó una moción de repudio a La Habana presentada por el Partido PFL- y similar actitud adoptó el PT en la Cámara de Diputados, junto con el Partido Comunista de Brasil. El canciller Celso Amorim dio instrucciones al embajador brasileño en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, para que se abstuviera en la votación de censura al régimen dictatorial, alegando que con Castro lo mejor era continuar insistiendo en el "diálogo constructivo".
Pero lo más grave es que el propio presidente Lula, terminada la reciente reunión del Grupo de Río -que reúne a 19 mandatarios latinoamericanos electos democráticamente- defendió la participación de Fidel Castro en la próxima cumbre que se efectuará en Brasil, alegando que "no tiene ningún sentido" la ausencia del dictador y añadiendo que desconoce "cuáles sean las razones" por las que no fue convidado...
Con el debido respeto a la máxima autoridad civil de Brasil, o el presidente Lula no sabe que Cuba es una dictadura comunista, sin elecciones libres, desde hace más de 40 años, o simplemente no piensa que ese régimen sea dictatorial. Hipótesis ambas simplemente increíbles.
La "intocabilidad" con que el gobierno brasileño protege a Cuba comunista, en un momento en que se afirma el liderazgo internacional de Brasil, coloca una preocupante hipoteca sobre los rumbos de nuestra política externa, con repercusiones obvias en el plano interno brasileño. Tal vez una pista para entender el fondo del problema esté en la reciente declaración del presidente Lula a periodistas extranjeros, reconociendo que en realidad no cambió de ideología.