Amigos:

Me he visto en la obligación de enviar la siguiente carta al embajador cubano en Brasilia, ante las graves acusaciones de que fui objeto de su parte. Solicito la atención y comprensión de todos. Un abrazo, Juan López Linares

Carta al embajador cubano en Brasilia: pruebe sus graves acusaciones, o retráctese

Para justificar la cruel negativa a que yo pueda entrar a Cuba para conocer a mi hijito Juan Paolo, Vd. me acusa de "calumniar" al pueblo cubano y de colaborar con organizaciones que tendrían un "historial" de "acciones terroristas"; le solicito que pruebe tan graves acusaciones, o que se retracte

 

Campinas, 4 de septiembre de 2002.-

Sr. Embajador de Cuba en Brasil

Jorge Lezcano Pérez

E-mail: embacuba@uol.com.br

Tel.: 55-61- 2484710 Fax: 55-61- 248 6778

Presente

Señor Embajador:

El Senador Eduardo Suplicy (PT/SP) realizó meritorias gestiones ante la embajada cubana en Brasilia, para que yo pueda viajar a Cuba a conocer a mi hijo Juan Paolo, de 3 años y medio de edad. El mencionado legislador tuvo la amabilidad de enviarme copia de su respuesta.

En ella, Vd., al tiempo que se muestra ciego y sordo sobre el punto central de mis pedidos, que es precisamente el derecho que tengo de ir a Cuba a conocer a Juan Paolo, lanza graves e infundadas acusaciones contra mi persona. Esto me obliga, en defensa de mi honra de cubano y de padre de familia, a no poder permanecer en silencio.

Según su carta, yo estaría participando en una campaña "calumniadora" contra el "pueblo cubano", vinculado a "organizaciones" y "elementos" del exterior con un "historial" de "acciones terroristas". Sr. Embajador, según un sabio principio del derecho romano, "quod gratis asseritur, gratis negatur": ante una acusación gratuita, sin la más mínima prueba, tiene el acusado el derecho de negarla lisa y llanamente.

Sin embargo, por ser Vd. la más alta autoridad diplomática de Cuba en Brasil, representa con sus dichos al gobierno cubano. Por lo tanto, esa acusación adquiere otra dimensión y yo no podría simplemente negarla, como lo haría con alguien que no tuviera ese cargo relevante.

Por ello, le solicito que pruebe esa injuriosa afirmación por la cual me atribuye una colaboración con entidades y personas extranjeras que tendrían ese "historial" de "acciones terroristas". De lo contrario, está obligado a retractarse. Sería descabellado pensar que Vd. incluye en dicha categoría a personalidades que me han brindado su solidaridad como el presidente de la Comisión Europea, Profesor Romano Prodi y el jurista cubano Dr. Claudio Benedí Beruff, quien presentó los antecedentes de mi drama familiar ante la Comisión de Derechos Humanos de la OEA.

Le solicito que pruebe igualmente su acusación de que yo estaría llevando a cabo una actividad "calumniadora". Solicité de manera privada, durante más de 3 años, ante las autoridades diplomáticas cubanas en Brasil, la posibilidad de ejercer el derecho inalienable, que todo padre tiene, y que ni siquiera se le niega a un criminal, de conocer a su hijo. Derecho que, sistemáticamente, la embajada cubana en Brasilia y el consulado cubano en São Paulo me negaron hasta hoy. Me ví obligado a hacer pública esta flagrante injusticia a mediados de este año, cuando el consulado cubano en São Paulo me cerró brutalmente las puertas.

Sírvase entonces indicar dónde está exactamente mi actividad "calumniadora". En caso contrario y a falta de pruebas, como Vd. sabe, Señor Embajador, la acusación pasa a recaer sobre el acusador.

Su misiva también trata de explicar otro hecho inexplicable: que Cuba sea el único país de las Américas que desde hace más de 40 años impide la libre entrada y salida de sus habitantes, contrariando frontalmente el art. 13 (2) de la Declaración Universal de los Derechos Humanos ("toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país"), así como el artículo 10 (1) de la Convención sobre los Derechos del Niño ("toda solicitud hecha por un niño o por sus padres para entrar en un Estado Parte o para salir de él a los efectos de la reunión de la familia será atendida por los Estados Partes de manera positiva, humanitaria y expeditiva"), tratado éste firmado por el gobierno cubano.

Vd. se refiere igualmente a "regulaciones" y "normas migratorias cubanas", destinadas a proteger la "seguridad nacional", y a disuadir la "emigración ilegal" y el "robo de cerebros", las cuales yo habría "violado reiteradamente".

A ese respecto, me acoge el derecho elemental, para tener la posibilidad también inalienable de poder defenderme, de conocer el texto de dichas "regulaciones" y "normas" con base en las cuales estoy siendo condenado. Solicito entonces copia integral de las mismas, así como la fecha exacta en que ellas habrían sido dictadas y publicadas, si tienen o no fuerza de ley, y cuáles las autoridades, ministerios u órganos del Estado cubano que las refrendaron.

No es en vano que pregunto todos estos detalles. Hasta el momento, a pesar de haber intentado, reiteradas veces, obtener estas informaciones, nunca me fue dada una respuesta. Y no conozco ningún cubano que haya tenido acceso a las mismas. Espero de Vd. una clara respuesta a este pedido. Dar a conocer esas informaciones, Señor Embajador, sería la manera más efectiva a su alcance para deshacer las alegadas "calumnias". En sentido contrario, no proporcionarlas confirmaría una inédita situación de arbitrariedad legal y jurídica.

Hace Vd. referencia a que yo habría salido "en misión oficial", insinuando que, por tener tal carácter, con el abandono de la misma, mi responsabilidad sería más grave. Me permito ponderar que en cualquier país del mundo usualmente sólo se le atribuyen "misiones oficiales" a los altos escalones del gobierno, de la diplomacia y de las Fuerzas Armadas. Sin embargo, en Cuba, de manera singular, a cualquier persona que trabaje o estudie, por más simple que sea, los "permisos de salida" sólo les son otorgados en carácter de "misión oficial". Con los textos de las "regulaciones" en manos, espero que se puedan deslindar mejor estas características chocantes de las mismas.

De cualquier modo, en lo que se refiere a mi alegada "misión oficial", los pasajes a Italia y becas de estudio fueron costeados por el Abdus Salam International Center for Theoretical Physics, de Trieste, donde hice cursos de especialización en Física antes de venir a este acogedor Brasil a hacer mis estudios de doctorado y post-doctorado. Dicho prestigioso centro de investigación, patrocinado por la UNESCO y que lleva el nombre de un Premio Nobel de Física, procedió con el generoso deseo de ayudarme y sin ningún interés de "robarme" el cerebro o de "robárselo" a Cuba. También le recuerdo respetuosamente que los países civilizados no sólo eliminan todo tipo de barreras para que sus científicos aumenten su capacidad profesional en centros de excelencia del mundo, sino que también ofrecen todo tipo de incentivos para ellos. Las prohibiciones que impone el gobierno cubano, en lugar de evitar el llamado "robo de cerebros", lo estimulan.

Su carta al senador Suplicy merecería otras consideraciones que eventualmente podrán ser hechas en un momento oportuno. Pero no querría terminar esta carta sin decirle que me duele profundamente la manera inexacta y superficial con que se refiere a la muerte de tantos de mis compatriotas que intentaron desesperadamente salir de Cuba. Manera inexacta, dramáticamente inexacta, porque Vd. se refiere a "centenares" de cubanos fallecidos en el mar, siendo que son millares y talvez decenas de millares. Superficial, porque Vd. hace recaer la responsabilidad principal de ese drama inimaginable en factores externos y no internos de Cuba. Trate de ver al menos una paja en el propio ojo. Y no quiera ver "calumnias" donde sólo existen legítimas discrepancias de opiniones.

Aguardando respuestas convincentes -sus pruebas, o su retractación- se subscribe un físico cubano que ama y desea lo mejor para Cuba; que agradece a este maravilloso y acogedor país llamado Brasil la solidaridad que me ha brindado; que no es ninguna amenaza a la "seguridad nacional" cubana; y que simplemente reclama el derecho de conocer, abrazar y besar por primera vez a su hijo.

Dr. Juan López Linares

LMBT, DFMC, I. de Física G.W., UNICAMP

CEP 13083-970 Campinas, SP

BRASIL

Tel.: 55-19- 3788 5504 (Lab.)

Fax: 55-19- 3289 3137

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