Enero 1º, 2002: Diario Las Américas, Miami

2002: Estados Unidos, Cuba y los nuevos paradigmas

Por Gonzalo Guimaraens

En los Estados Unidos se denominan "nuevos paradigmas" a un conjunto de premisas y criterios de análisis a través de los cuales muchos norteamericanos pasaron a ver la realidad después de los ataques terroristas, reconociendo entre otros aspectos la existencia de constantes peligros que acechan al cuerpo social, tantas veces capaces de permanecer encubiertos durante largos períodos.

Lance Morrow, de la revista Time, es el analista que tal vez ha caracterizado con mayor precisión este interesante fenómeno psicosociológico de actualización de criterios, ocurrido con la eclosión de los actos de terrorismo islámico. Comenta él que los paradigmas anteriores al 11 de septiembre, predominantes en vastos sectores dirigentes y de opinión, eran reluctantes en admitir la influencia de los principios del mal en la política, en la cultura, en la religión, etc. Pero ahora los nuevos paradigmas admiten plenamente que el mal existe y que, valga la redundancia, es malo; que impregna el mundo y es capaz de contaminar los corazones; que es mucho más activo y sorprendente de lo que se suponía; y que puede golpear con fuerza inusitada después de pasar largo tiempo oculto, maquinando desde profundas y antiguas cavernas. Una serpiente cascabel suelta en una sala de visitas es suficiente para terminar con cualquier discusión sobre los derechos de los animales; fue sólo soltar ántrax y Al-Qaeda en los Estados Unidos, que se produjeron análogos resultados, constata Morrow.

En relación al problema comunista en Cuba y América Latina, así como al del radicalismo islámico actuante en Estados Unidos y en numerosos países de Europa, los viejos paradigmas, impregnados de optimismo e imprevisión, contribuyeron durante años a anestesiar y desmovilizar los espíritus de muchas personas, mientras el mal continuaba con su trabajo de zapa. Quienes alertaban contra éste eran vistos como espíritus estrechos, acusados de ver la realidad exclusivamente en negro y blanco, caricaturizados como individuos obsesionados con un peligro existente únicamente en sus imaginaciones febriles.

Los nuevos paradigmas, que no hacen sino confirmar lo que la doctrina católica siempre enseñó sobre la influencia del mal en la sociedad humana, contribuyen a revertir esa situación y a dejar en posición incómoda a las izquierdas. No en vano Fidel Castro, en el discurso de clausura del 10o. Foro de São Paulo -una activa serpiente cascabel de las izquierdas latinoamericanas- estimó como "enorme el daño que ocasionaron al movimiento revolucionario mundial" los ataques terroristas del 11 de septiembre, pues están siendo utilizados "como pretexto" (sic) para incrementar las denuncias contra las "fuerzas de izquierda a nivel mundial".

Los nuevos paradigmas deben ser un incentivo para que muchas personas tengan la oportunidad de habituarse a analizar las situaciones indagando lo que hay por detrás de las apariencias; a observar los acontecimientos con perspectiva histórica; a mirar más allá de su propia nariz; y poder así inmunizarse contra el inmediatismo. Inmediatismo anímicamente desastroso pues hace que el espíritu humano oscile entre el optimismo y el pesimismo, al son de las meras apariencias, en movimientos pendulares capaces de destrozar los mejores impulsos del alma, de neutralizar las más legítimas iniciativas e, inclusive, de alterar los nervios.

Los nuevos paradigmas ayudan a la causa de la libertad de Cuba en la medida en que el comunismo cubano pasa a ser visto en su verdadera perspectiva de opresión y crueldad. Ellos facilitan la comprensión de sabias y recientes advertencias como la formulada por el obispo auxiliar de Miami, monseñor Agustín Román: "Mientras las doctrinas del terror estén vivas en Cuba, no habrá paz en América". Sepamos aprovechar sin tardanza, para tan noble causa, las buenas disposiciones de alma fruto de los nuevos paradigmas. Porque en la caótica e imprevisible situación internacional no todas las coyunturas que se avecinan podrán ser tan favorables.

Gonzalo Guimaraens es analista político. E-mail: cubdest@cubdest.org