Dic. 11, 2001: Diario Las Américas, Miami
Monseñor Román y Cuba:
histórico "pedido de perdón"
Por Gonzalo Guimaraens
Los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, que destruyeron el World Trade Center de Nueva York y conmovieron al mundo, casi sepultan en el olvido a uno de los documentos más importantes de la Historia de la Iglesia cubana e iberoamericana contemporánea, publicado ese mismo día en el DIARIO LAS AMÉRICAS: el "acto de reparación" y "pedido de perdón" a las naciones del continente, "laceradas" por "la violencia marxista salida de Cuba", efectuado por el cubano obispo auxiliar de Miami, monseñor Agustín Román.
No está de más reiterar algunas ideas medulares de este pronunciamiento que, debido a la conmoción causada por los atentados, no tuvo la merecida repercusión local y fue ignorado por agencias internacionales de noticias, inclusive las católicas. "Lamentablemente, afirma el prelado, ha sido de nuestra sufrida Cuba de donde han emanado muchos de los males que aquejan a los países de América. De allí ha salido el odio que ha motivado muchas de las batallas fratricidas que han ensangrentado a otros pueblos latinoamericanos. De allí han salido la subversión y el terrorismo, así como las armas que han sido instrumentos de muerte desde el Río Bravo hasta la Patagonia".
Monseñor Román, en este "acto de reparación" que se sintió en el deber de efectuar, señala que no se puede culpar por ello al pueblo cubano, porque éste "ha sido la víctima primera de los hombres sin Dios que han promovido la violencia y el terror". Y como estos hombres sin fe "no han querido hasta ahora reconocer el mal que han hecho", entonces, como hijo de la noble nación cubana, se vio en la necesidad de pedir "perdón a todas las familias del hemisferio que han sido laceradas por la violencia marxista salida de Cuba". Con palabras de advertencia, que cobran especial actualidad ante la rearticulación de las izquierdas que se viene produciendo en el continente, teniendo como polo magnético a La Habana, el obispo concluyó: "La libertad de Cuba debiera ser de interés no solamente de los cubanos, sino de todos los demás también, ya que la experiencia nos está demostrando que mientras las doctrinas del terror estén vivas en Cuba, no habrá paz en América".
Es altamente simbólico y reconfortante que un prelado cubano haya asumido de manera tal vez inédita ese papel reparador ante Dios, ante la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, ante la Historia y ante las naciones latinoamericanas. El silencio de tantos eclesiásticos, para no hablar de explícitos apoyos al régimen comunista de Cuba, dentro y fuera de la isla, en las últimas décadas, da mayor valor aún a este acto.
Baste recordar la misiva que hace 13 años el entonces cardenal arzobispo de São Paulo, monseñor Paulo Evaristo Arns, enviara a su "queridísimo Fidel", manifestándole que Cuba comunista era un "ejemplo de justicia social" en cuyas supuestas "conquistas" se verían "las señales del Reino de Dios"... (Granma, Enero 6, 1989). En la ocasión, fueron monseñor Román y los demás obispos cubanos del exilio -monseñor Eduardo Boza Masvidal y el fallecido monseñor Enrique San Pedro- quienes en trascendental documento replicaron públicamente al cardenal Arns, haciéndole ver que al contrario de ser un paraíso el régimen comunista es "una cruel y represiva dictadura militar en un estado policíaco", con una "falta de libertad religiosa que afecta especialmente a los católicos" (DIARIO LAS AMÉRICAS, Mayo 11, 1989).
De los católicos cubanos e iberoamericanos, y de los amantes de la libertad de Cuba, depende que el acto de reparación y pedido de perdón por los crímenes del comunismo cubano, que monseñor Agustín Román efectuó el 11 de septiembre pp., no caigan en el olvido; y que sus palabras de advertencia lleguen a gobernantes, eclesiásticos, formadores de opinión y líderes del Hemisferio: "Mientras las doctrinas del terror estén vivas en Cuba, no habrá paz en América".
Gonzalo Guimaraens es analista político. E-mail: cubdest@cubdest.org