Jul. 11, 2001: Diario Las Américas, Miami

Elián, Sandra, Isaac y los niños del "paraíso"

Por Gonzalo Guimaraens

Los recientes documentales "Made in Cuba: Children of Paradise" y "Covering Cuba 2: The New Generation", lanzados respectivamente en la sede de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, y en el Congreso norteamericano, en Washington (DC), contienen testimonios impactantes e irrefutables sobre los frutos de 40 años de comunismo, durante los cuales la otrora Perla de las Antillas fue transformada en un verdadero "infierno". Los documentales han sido producidos respectivamente por los cubano-americanos Mari Rodríguez Ichaso y Agustín Blázquez.

El primero, sobre los niños del "paraíso", muestra el verdadero rostro de la educación y la salud en Cuba, en cuanto importantes armas de control psicopolítico e instrumentos para la construcción del "hombre nuevo" socialista. Los numerosos entrevistados van describiendo diversos aspectos de esa máquina de destrucción de la personalidad: se trata de mecanismos que conducen no sólo a la desesperanza sino a la desesperación (Dr. Alberto Fibla, ex preso político); todo en Cuba, hasta los más mínimos detalles de la vida cotidiana, ha sido pensado para desmoralizar y quebrar psicológicamente a las personas (Alina Fernández, hija del dictador Castro); el objetivo del régimen comunista es demoler y desestructurar la personalidad de cada cubano (Zoe Valdés, escritora exiliada); etc.

El segundo documental constituye un alegato talentoso e irrefutable sobre la complicidad de grandes medios de comunicación norteamericanos en la toma del poder y en la sustentación del comunismo cubano; al mismo tiempo, sirve de preludio a la monumental obra en preparación "El costo humano de la revolución: el Libro Negro del comunismo cubano", del economista exiliado Armando Lago, que muestra la responsabilidad del castrismo en más de 100.000 muertes ocurridas entre 1959 y el 2000.

Las excelentes producciones de Blázquez y Rodríguez Ichaso, cada una a su modo, suscitan emocionadas reflexiones sobre tantos ancianos, adultos, jóvenes y niños, víctimas pasadas y presentes del "paraíso" comunista. Algunas de esas historias no sólo no han concluído sino que han tenido inesperados e importantes desdoblamientos a nivel internacional, como es el caso, por ejemplo, de los niños-símbolo Elián, Sandra e Isaac.

El pobre Eliancito González Brotons, a quien su madre y los delfines rescataron del "paraíso" comunista, fue lanzado nuevamente a la isla-cárcel con la triste ayuda de políticos de izquierda y medios de comunicación procastristas. Sin embargo, como una santa venganza por esa clamorosa injusticia, su figura se transformó en un factor fundamental para derrotar al candidato de izquierda en la última elección presidencial de la mayor potencia material de la tierra.

La frágil e inocente niña Sandra Becerra Jova, que logró ser rescatada de las garras de Castro por la reacción de la opinión pública y medios de comunicación brasileños, así como por la decisiva actuación ante la OEA del Dr. Claudio Benedí, fue protagonista de una dura e inédita derrota para el dictador, obligado a ceder. Por una feliz coincidencia que la Historia registrará, Sandrita consiguió salir de Cuba el 23 de junio, el mismo día en que el dictador se desmayaba en público, indicando el inevitable comienzo de su fin.

El pequeño Isaac Cohen Brito, con sus hermanas Yanelis y Yamila, continúa rehén del comunismo cubano. Nadie podrá hacernos creer que sobrevendrá una "perestroika" o "abertura" en Cuba, con Castro o sin Castro, mientras Isaac y sus hermanas, y otros niños en situaciones similares, continúen prisioneros. Isaac, aún sin saberlo, debido a su corta edad, es un testimonio vivo, mientras dure su cautiverio, de la crueldad del régimen castrista.

Por fin, en el 7o. aniversario del crimen del remolcador, ¿cómo no recordar a los 23 niños que el 13 de julio de 1994 estuvieron entre las víctimas fatales? Ellos, junto con sus familiares que también murieron ahogados, forman parte relevante del nutrido martirologio cubano.

Debemos tener la certeza de que estos y tantos otros sufrimientos y dramas no han sido permitidos en vano por la Divina Providencia. Documentales como el de Agustín Blázquez y Mari Rodríguez Ichaso desde ahora están sirviendo eficazmente para que la memoria histórica de los crímenes del comunismo cubano, para lección de las generaciones futuras en las Américas y el mundo, jamás pueda ser borrada.

Gonzalo Guimaraens es analista político. E-mail: cubdest@cubdest.org