Sept. 18, 2001: Diario Las Américas, Miami
El "salvoconducto" de Fidel Castro:
validez y vencimiento
Por Gonzalo Guimaraens
Una severa censura a la "complicidad" de las izquierdas globales, de la izquierda italiana en particular y de importantes medios de comunicación del mundo entero en relación al dictador Castro, por continuar otorgándole un increíble "salvoconducto" publicitario, acaba de ser estampada en la primera página del influyente "Corriere della Sera", de Milán, bajo la firma de su principal comentarista, Angelo Panebianco.
En su justa indignación, el periodista italiano señala que ese "salvoconducto" le viene proporcionando una suerte de "inmunidad" para viajar por el mundo, pontificando sobre democracia, libertad y discriminación sin riesgo de ser contradicho o interpelado por la infernal situación de Cuba. Es lo que ocurrió en la reciente Conferencia contra el Racismo, efectuada en Durban, donde cámaras y micrófonos lo colocaron en centro de las atenciones.
Al contrario de los salvoconductos clásicos, el que usufructúa el dictador Castro es un documento impalpable, de naturaleza publicitaria, con toda la fuerza pero también con todas las fragilidades inherentes a los mitos políticos. Por ello, su plazo de validez depende de la coyuntura internacional, del dinamismo de sus fanáticos seguidores y de la sabiduría de quienes meritoriamente se le oponen.
No siempre una apoteosis publicitaria significa un fortalecimiento de la "inmunidad" de ese detestado beneficiario. Por ejemplo, lo ocurrido en Durban en torno del dictador Castro, con un ensalzamiento casi circense de éste, motivó el impactante artículo del "Corriere della Sera" a que se hizo referencia al comienzo, con repercusión en toda Italia. El exceso de artificialidad en el show de Durban jugó entonces contra el dictador Castro, con lo cual el hechizo se volvió contra el hechicero.
No es la primera vez que este tipo de desajustes le ocurre. Cuando en noviembre de 1996 Fidel Castro llegó a Roma, procedente de Santiago de Chile, para participar en una reunión de la FAO y ser recibido por S.S. Juan Pablo II, aún no se reponía del merecido repudio que la opinión pública chilena le brindó durante la VI Cumbre Iberoamericana. Repudio de tal intensidad que el propio dictador reconoció que había sido "casi como para hacer imposible" su viaje al país andino. En Roma, sus seguidores, a manera de reparación, le proporcionaron una cobertura tal que la agencia Ansa la calificó de literal "beatificación" publicitaria. Parecía un triunfo castrista. Sin embargo, según personalidades del exilio cubano hicieron notar en la ocasión, los artífices publicitarios de Castro cometieron dos errores estratégicos: por un lado, pecaron por exceso en la teatralidad de la seudo "glorificación" del dictador comunista; y por otro, dejaron al descubierto el poder de una gigantesca máquina de izquierda, que a muchos incautos les parecía ya desactivada en Occidente (cfr. DIARIO LAS AMÉRICAS, Enero 12, 1997).
Es útil analizar estos traspiés. Ellos contienen lecciones y constituyen motivos de ánimo pues muestran que el mito que protege a Castro no goza de la solidez que aparenta tener. La "inmunidad" publicitaria del dictador ha conseguido impresionar a mucha gente durante mucho tiempo. Sería ingenuo negarlo. Pero también, como fue visto, dicho mito posee una debilidad intrínseca: el engaño en que se basa y la artificialidad con que se aplica.
En este sentido, la discreción con que Castro pasó por Brasil, a la ida y a la vuelta de Durban, da que pensar: media palabra imprudente podría haber perjudicado a sus aliados de izquierda que aspiran a ganar las elecciones presidenciales del año próximo. La inédita celeridad con que decidió liberar a la niña Sandra Becerra Jova para reunirse con sus padres cubanos residentes en Brasil, cuando el caso fue hecho público, también es sugestiva. Todo ello indica más debilidad que fuerza. Sin embargo, sería superficial pensar que la fecha de vencimiento de su "salvoconducto" está necesariamente cercana. Puede estarlo como puede no estarlo.
Ello depende, por ejemplo, del rumbo que tome América Latina. Un viraje a la izquierda, incluyendo esa eventual victoria izquierdista en las elecciones brasileñas, tan codiciada por Castro, favorecería innegablemente a éste, otorgándole la renovación de su "salvoconducto" por un plazo indeterminado. Que esto no suceda depende en buena medida de la inteligencia, perspicacia y tenacidad con que el exilio cubano y los defensores de la causa de la libertad de Cuba sepan presentar ante la opinión pública latinoamericana, norteamericana y europea la realidad de injusticia, miseria y represión impuesta por la revolución cubana.
Gonzalo Guimaraens es analista político. E-mail: cubdest@cubdest.org