Editorial del CubDest Servicio de Difusión, Oct. 3, 2000:
Cuba: sanciones y sentido común
El sentido común indica que las relaciones humanas, tanto en el ámbito familiar cuanto social, deben estar regidas por principios morales bajo pena de caer, tarde o temprano, en la barbarie. Si esta premisa es válida para la vida interna de las naciones, por las mismas razones también lo es para las relaciones de las naciones entre sí.
El sentido común indica igualmente que, para mantener el orden social en el plano nacional e internacional, para no quedar a merced de los transgresores y, en definitiva, para no caer en el caos, es indispensable la existencia de formas legítimas de coerción.
Por lo anterior, el sentido común indica y, más aún, clama por la necesidad de sanciones contra los regímenes comunistas de Cuba, China, Vietnam, Corea del Norte y Laos que oprimen hoy a más de 1.300 millones de seres humanos; así como contra las crueles narco-guerrillas que asolan Colombia y ya penetran en las fronteras de países vecinos.
En nuestro continente, desde hace cuatro largas décadas, el régimen comunista de Cuba viene siendo el principal promotor de la barbarie no sólo a través del incentivo a la violencia guerrillera sino de la difusión de una ideología intrínsecamente perversa, que está en la raíz de esa violencia.
Así como esas situaciones de agresión e injusticia chocan y, más aún, causan indignación al sentido común de las personas de bien, igualmente deberían producir un categórico rechazo las actuales presiones de ciertos senadores, congresistas y empresarios norteamericanos para el levantamiento unilateral de las sanciones económicas a Cuba. Con lo cual el régimen comunista indudablemente se verá fortalecido financiera y publicitariamente, pudiendo de esa manera continuar con impunidad la represión contra el pueblo cubano y el apoyo a las izquierdas latinoamericanas.
Para oponerse a ese aflojamiento de las sanciones norteamericanas a Cuba, el sentido común de los habitantes de los Estados Unidos debe ser nuestro gran aliado. Podrá objetarse que en un mundo contradictorio y voluble, que va abandonando los principios morales, el sentido común es un aliado debilitado. Debilitado, sí, respondemos, pero capaz de reerguirse vigorosamente dentro del alma de las personas rectas si el destierro cubano y aquellos que luchan por la causa de la libertad de Cuba supieren presentar de manera clara, simple, veraz y objetiva la terrible realidad de la isla-cárcel.
Esta meta de esclarecimiento de la opinión pública norteamericana es válida no sólo para el período de pocas semanas que nos separan del pleito electoral presidencial sino también para la fase post electoral, cualquiera sea el resultado, dado que los partidarios abiertos y encubiertos de la dictadura castrista no están dispuestos a cejar en sus intentos.