Mayo 18, 2000: Diario Las Américas, Miami
Mayo 5, 2000 The Wall Street Journal ("A Firsthand Account Of Child Abuse, Castro Style")
Un relato de primera mano:
Abuso Infantil Estilo Fidel Castro
Por Armando Valladares, embajador de los Estados Unidos ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU 1986-1990 y autor del best seller "Contra toda Esperanza," que será reeditado en octubre por Encounter Books
Yo estaba en una celda de castigo en el gulag tropical de Fidel Castro -donde pasé 22 años por negarme a prestar obediencia al régimen comunista- cuando oí la voz llorosa de un niño: "¡Sáquenme de aquí! ¡Sáquenme de aquí! ¡Yo quiero ver a mi mamá!". Pensé que mis sentidos me estaban fallando. Yo no podía creer que ellos hubiesen encarcelado a un niño en esos calabozos... Después, conocí la historia de Robertico.
Tenía 12 años cuando lo arrestaron. Un capitán de la policía política había dejado su arma en el automóvil abierto. Al regresar al auto vio al niño jugando con ella. Abofeteó a Robertico y lo llevó al retén. El niño fue enviado a una prisión para adultos en La Habana, condenado a pasar allí el resto de su juventud. No saldría libre hasta que alcanzara la edad de 18 años.
Robertico fue puesto en una celda con delincuentes comunes. En pocos días, esos desalmados prisioneros lo violaron. Como resultado, pasó varios días en el hospital en tratamiento por desgarramientos y hemorragias. Cuando fue dado de alta, ya en su ficha había sido estampado el término "homosexual", y se le llevó al área de la prisión reservada para esta clasificación.
Robertico estaba tan delgado que su cuerpo pasaba a través de las barras de las celdas. Una noche salió a mirar dibujos animados en la televisión del guardia. Cuando fue descubierto, lo enviaron a las celdas de castigo. Era sacado de esa celda tres veces por semana para aplicarle inyecciones porque estaba padeciendo una enfermedad venérea. Un guardia me dijo que él era tan joven que ni siquiera tenía vello púbico.
Cuando pienso en el niño Elián González, Robertico siempre vuelve a mi memoria. Ésta es la sociedad cubana a la que Elian puede ser que vuelva: una sociedad donde todos los derechos se violan com el fin de someter a todos los individuos a la voluntad del líder supremo.
Infelizmente, algunos en América todavía creen que la revolución cubana fue un triunfo del bien. Vale la pena recordar que también muchos se negaban a creer los horrores de los campos nazis de exterminio. Entonces, el mundo tuvo que esperar hasta que llegaran testigos oculares, por narraciones de periodistas y por las evidencias fotográficas de camarógrafos antes de aceptar, finalmente, la horrible realidad de lo que había pasado.
Muchos otros americanos parecen creer que, aún cuando sucedieron cosas terribles bajo Fidel Castro, la situación ahora ha cambiado.
No, la misma dictadura que validó el abuso de Robertico y que ha torturado a miles de prisioneros políticos, es la que todavía empuña el poder absoluto sobre el pueblo cubano.
Fidel Castro nunca se ha retractado o ha pedido disculpas por las atrocidades que
han denunciado aquellos que escaparon de sus garras. Y hay un río de evidencias de que la brutalidad y la represión continúan. El mes pasado la Comisión de Derechos Humanos de la ONU condenó a Cuba por octava vez, por la violación sistemática de los derechos humanos. Amnistía Internacional y el Departamento de Estado americano también han hecho lo mismo.
Es práctica normal en el mundo el transferir la custodia de los niños al progenitor
superviviente cuando el otro fallece. Eso es lo normal. Pero Cuba no es un lugar normal. Si Elian es devuelto a Cuba, lo harán regresar a un lugar donde la mayoría de las personas sueña cada día con escapar. Es una isla prisión donde una cruel tiranía va durando casi medio siglo. Un quinto de la población del país --alrededor de dos millones de personas-- ha huido, y más de medio millón ha tenido el suficiente coraje como para solicitar visas para salir.
Fuera de Cuba, Elián crecerá como una persona libre con una conciencia libre. Pero si él es devuelto, será "reprogramado" como el propio Castro lo ha dejado bien claro. El gobierno cubano ya ha mostrado al mundo la residencia donde psiquiatras y psicólogos instruirán a Elian sobre cómo despreciar y odiar a cualquiera que disienta del comunismo, incluyendo a su propia madre que dio la vida para traerlo a la libertad. En pocos años, ella no será para él nada más que una traidora a la Revolución. Si Elián es devuelto a Cuba, su padre no tendrá en absoluto ninguna autoridad para tomar decisiones relacionadas con su
educación. La "ley" cubana le da esa autoridad al gobierno comunista.
En Cuba se adoctrina a los niños desde el momento que empiezan a leer. Se les enseña que se debe lealtad al Partido Comunista por encima de todo lo demás.
Son enseñados que deben denunciar a sus padres si éstos critican o hacen algo contra la Revolución o sus líderes.
Para Elian, el control absoluto por el Partido Comunista empezará en la escuela elemental con el llamado "Boletín Escolar Acumulado". Algo parecido a un reporte escolar pero que no se limita a las actividades académicas. Mide "la integración revolucionaria," no sólo del estudiante sino también de su familia. Este boletín registra si el niño y su familia participan o no en manifestaciones de masa, o si ellos pertenecen a una iglesia o grupo religioso. El boletín acompañará al niño durante toda su vida y continuamente es puesto al día. Sus opciones universitarias dependerán de lo que ese boletín diga. Si él no profesa una vida verdaderamente marxista, le será negada la posibilidad de estudiar una carrera.
Desde sus días de escuela primaria, él oirá que Dios no existe, y que la religión es "el opio del pueblo". Si cualquier estudiante habla sobre Dios, sus padres son citados a la escuela, siendo advertidos que ellos están "confundiendo" al niño y se los amenazará. El Código de la Niñez, la Juventud y la Familia establece una pena de prisión de tres años para cualquier padre que enseñe a un niño ideas contrarias al comunismo. El Código es muy claro: ningún padre cubano tiene el derecho de "deformar" la ideología de sus niños, y el Estado es el verdadero "Padre".
El artículo 8 de ese mismo Código establece que "la Sociedad y el Estado trabajarán por la protección eficaz de la juventud contra todas las influencias contrarias a su formación comunista". Es obligatorio para todos los niños cubanos mayores de 12 de edad, pasar un tiempo viviendo en un campamento comunista de trabajo en el campo. Lejos de toda vigilancia paterna durante nueve meses, los niños allí contraen enfermedades venéreas, así como embarazos de las adolescentes que, inevitablemente, acaban en abortos forzados.
Cuando el plan de reprogramación para Elián esté completo, nosotros lo veremos repetir los slogans de la Revolución. Él habrá perdido su libertad, su capacidad de soñar, su inocencia juvenil, e incluso, quizás, la esperanza. Y si él alguna vez hiciera algo que irrite al régimen, nosotros tenemos la esperanza de que no termine como Robertico, arrinconado en una celda, clamando por su madre. Esta vez, ella no estará allí para salvarlo.